Noemi Herrera: “La salsa me hace sentir viva” 

Noemi Herrera: “La salsa me hace sentir viva” 

Por Zoila Antonio Benito

Si hablamos de salsa, Noemi Herrera dice: “Pa’ brava, yo”. Con cabello corto, rostro redondo, lentes pequeños y un amor inmenso hacia el cantante Maelo Rivera, Noemi hace visible el rol de las melómanas de la salsa en el Perú. Pese a ser un género musical donde han destacado nombres como Luis Delgado Aparicio o Luis Rospigliosi, también hay lugar para las mujeres. 

Economista y melómana, Noemi nos cuenta por qué tuvo que pasar un ‘examen de admisión’ para entrar a un colectivo formado en su mayoría por hombres, habla sobre las peruanas y amigas dedicadas a investigar la salsa, declara su amor por la música cubana, y se pregunta qué pasará con el patrimonio de los coleccionistas. 

¿Cómo descubre la salsa? 

Mi vida cambió mientras lavaba mi ropa. Escuchaba el programa de radio de Yolvi Traverso, con Cecilia Tait de coanimadora, llamado Danza Matadora. Allí mencionaron al colectivo La raza latina. Estaban haciendo una convocatoria para integrar el grupo. Fui a la segunda. Llego al lugar y había 52 personas, de las cuales solo cinco eran mujeres. Hasta que llegó un ángel, mi amiga Laurita Piñeiros. 

Nos dieron una prueba. Preguntas como ¿para ti cuál es el mejor trombonista?, ¿el mejor violinista?, ¿el mejor saxofonista?, ¿en la percusión?, ¿cuáles son los dioses del Panteón Yoruba?, ¿cuál sería tu desempeño dentro del colectivo? Lo sabía todo, era como un examen de admisión. Creo que fui la primera en terminarlo. A partir de ahí, mi espectro musical creció y conocí a gente maravillosa. Se hicieron conversatorios en el Instituto Nacional de Cultura (actualmente Ministerio de Cultura), Banco Central de Reserva, se hizo un pequeño boletín, estuvimos presentes con nuestra banderola en los conciertos de Héctor Lavoe, Eddie Palmieri e Irakere. Esta asociación duró 10 años más o menos. Yo era la única mujer en el colectivo, pero no me miraban como ‘la única’. Yo era un miembro más. 

La raza latina fue una idea de Carlos Loza, Luis Delgado Aparicio, Agustin Tazi y Luis Rospigliosi. Uno dice: “¿Por qué tantos filtros?” Porque el que ingresa debía saber ‘la mata dura’ de la salsa, por así decirlo. Ellos son los que pusieron la semilla para que ahora nosotros podamos seguir disfrutando de esto. Ahora es facilísimo buscar con la computadora, pero en ese tiempo no.

Foto que el señor Carlos Loza compartió a Noemi. Él (agachado, de camisa roja) se encuentra en la tumba de Maelo Rivera en el cementerio San José de Villa Palmeras, Puerto Rico. Foto: archivo personal Noemi Herrera

¿Hay un antes y después en usted cuando fallece Maelo Rivera? 

Cuando falleció Maelo Rivera, fue un golpe tremendo. Se abre un espectro que no profundizaba mucho. Da la casualidad que, un día en un restaurante, llegó un joven y le compro un cassette del grupo Irakere. Me encantó. Para mí, el mejor grupo de jazz del mundo. Ahí comencé a investigar más sobre música cubana y me permitió encontrar otras amistades que no eran salseros, pero sí cubanófilos. Tú te imaginas esa suerte. Con Ricardo Ferreira, que lo conocí en la cola del conversatorio del BCR con La raza latina, y el amigo de este, formamos un colectivo que se llamó Sandunguéate, de solo música cubana. Mientras La raza latina expiraba, nacía Sandunguéate. Duró siete u ocho años hasta que Ricardo falleció. Hacíamos, además de conversatorios, emisiones de videos. Para ello, se había contactado con la embajada de Cuba y ellos con un colegio en Cuba para que la entrada a este evento no sea dinero, sino útiles escolares. 

Como todo decae, nace otra asociación llamada En clave, donde también estábamos nosotros. Ahí, el 2006, se hizo el primer encuentro de coleccionistas de música salsa de mujeres. Es raro encontrar mujeres que les guste, coleccionen o sepan de salsa. Estaba Angelina Medina, Milagritos Moreno, Norma Livia y yo. Ahora conozco a Maricarmen Montoya y Angelina Acasiete.

En la década de los ochenta, escuchaba un programa radial muy bueno, llamado Salsa Picante, con Roy Rivasplata. Adivina quién estaba ahí presente en vivo con 12 años de edad: Angelina Medina con su mamita. Recuerdo que Roy la mencionaba y, caramba, eso es querer a la música. Ella investiga, es erudita, estudiosa y conocedora de la salsa. En el caso de Milagros Moreno, uno de sus anhelos era tener un programa de radio. Hasta estudió locución, imagínate. A Maricarmen Montoya la conocí en un conversatorio que hubo en la casona de la Universidad San Marcos. Nos dimos un fuerte abrazo, como si la conociera de toda la vida. ¿Cuál fue el común denominador? Es el amor a esta música. Dicen: “Ah, te gusta la salsa, sinónimo de chela o baile”, pero debe haber, en lo que uno difunde, un valor agregado. 

Por ejemplo, debes de haber escuchado sobre “Descarga en el barrio” [evento en Lima que revalora la música afrocaribeña] de Omar Córdoba. Tengo el placer de conocerlo desde los 15 años. Se forjó desde muy jovencito como ayudante de otro amigo. Lo que comenzó como algo pequeño, dio en el clavo. Para mí, si hay un premio al emprendedor en algún momento, es para él. Siempre hay una temática; por ejemplo, febrero es de Ray Barreto, junio es Héctor Lavoe, etc, etc. Se crea un ambiente bonito y uno lo disfruta.

Noemi con ‘El rey de las manos duras’, el percusionista y estrella de la Fania: Ray Barretto. Foto: archivo personal Noemi Herrera

¿Qué hace usted con lo que colecciona de salsa?  

Eso me preocupa. Tuve la suerte de visitar la casa del señor Luis Rospligliosi en el Callao cuando él fue invitado a una ceremonia de premiación. Tenía una habitación en la que, desde arriba hasta abajo, estaban codificados todos sus CD. Yo me hago la pregunta: “¿Dónde va todo ese patrimonio?”. Yo tengo mis libros, no son 1000 ni 2000, serán 30, también tengo mis LP y CD, pero, ¿qué pasa el día que yo desaparezca?

Mi hijo tiene 20 años, pero cero con la salsa. Conozco a otras personas que posiblemente estén en la misma situación que yo, inclusive el mismo señor Luis Delgado Aparicio. Vi por fotos la maravillosa biblioteca que tenía, pero ¿a dónde fue ese patrimonio musical y biográfico cuando falleció? ¿A dónde va?

Noemi con Luis Delgado Aparicio ‘Saravá’. Es considerado uno de los más importantes difusores de salsa en el Perú. Foto: archivo personal Noemi Herrera

¿Qué viene para Noemi Herrera? ¿Qué se viene relacionado a la salsa? ¿Planea seguir en un colectivo o hacer alianzas? 

Desligarme totalmente de la salsa no, pero si hablamos de colectivos, no podría decirlo todavía, porque este tiempo es mi peor enemigo como mamá y trabajadora. Diría que hay varios pendientes. Están los contactos, están los amigos. Lo último que participé fue antes de que iniciara la pandemia en San Marcos. Ahora las universidades te dan total respaldo. ¿Y uno por que no iba? Por el bendito tiempo. Le dije Angelina que sería bonito reunirnos con las amigas y hacer algo solamente de damas. Estuvo de acuerdo. Para mí, no es lo mismo el Zoom con la interacción con el público. También hay que felicitar a Eduardo Livia con El salsero y a Martin Gómez, que sigue con Salserísimo y su canal de YouTube.

Cuando tengo que hacer algo difícil de la chamba, pongo mi música. Uy, se me viene todo a la mente y comienzo a escribir. Te juro que me funciona. Cuando uno pasa por cosas muy tristes, pones el tema que te gusta y, uf, te levantas. 

¿Investigadora, historiadora, melómana o coleccionista? 

Melómana 100%. Me gusta investigar mucho, leer y conocer. Tengo la costumbre de garabatear libros. Historiadora no, porque hay que dedicarle tiempo y también cierto grado de conocimiento. 

¿Qué significa para usted la salsa?

Es vida, así, en una sola palabra. Me hace sentir viva. 

Revista Muy Waso publica el libro “La Bolivia, una antología de crónica feminista”

Revista Muy Waso publica el libro “La Bolivia, una antología de crónica feminista”

Por Revista Muy Waso

Foto: Portada de La Bolivia por Muy Waso

Esta selección de relatos reúne a las cuatro ganadoras del Primer Premio Nacional de Crónica Feminista y otras siete mujeres que obtuvieron menciones especiales. Ambos proyectos, el certamen y el libro, son impulsados por la revista feminista Muy Waso.

Diez crónicas feministas escritas por 11 jóvenes autoras han sido publicadas en el libro La Bolivia, una antología de crónica feminista. La colección reúne los textos ganadores del Primer Premio de Crónica Feminista, organizado por la revista Muy Waso en 2019.

Las maternidades, el acoso callejero, la violencia machista y patriarcal (en sus formas más obvias y también sutiles) son algunas de las problemáticas abordadas desde distintas voces, miradas, historias y cuerpos.

Este libro se encuentra disponible, para su distribución y envío, en todo el país.

La antología

La Revista Muy Waso, organizadora del Primer Premio de Crónica Feminista, consiguió publicar La Bolivia luego de dos años de crisis social, política y sanitaria. Sara Molina, una de las galardonadas con el segundo lugar en el Premio, comenta que las historias de La Bolivia “son contadas desde diferentes pieles, pasados, culturas. Las situaciones sociales y económicas también son diferentes, entonces esa es la riqueza y el valor que tiene este libro”.

Para la directora de la Revista Muy Waso, el proceso de la publicación del libro permitió conocer las voces y escrituras de “mujeres que no siempre están ligadas a la literatura o el periodismo, pero que tienen historias urgentes y necesarias con las que todas nos podemos identificar”.

Las ganadoras

Adriana Montenegro es la cronista que obtuvo el primer lugar del Premio de Crónica Feminista 2019 con el relato “(Auto)crónica de una luchona”. El trabajo a cuatro manos de Sara Molina y Rafaela Molina logró el segundo lugar con la crónica “Nacimos libres y nos esclavizaron”.

Daniela Rodríguez obtuvo el tercer lugar con el texto “El feminismo su diversidad y luchas en Tarija”. La antologíca La Bolivia incluye también los escritos de Karina Quiñones, Emma Rada, Fabiana Méndez, Eva Choque, Claudia Michel, Carla Alina Amurrio y Elena Peña. Todas ellas consiguieron menciones especiales.

El libro cuenta con el diseño y la diagramación de la Editorial El Cuervo. El cuidado editorial estuvo a cargo de la escritora Lourdes Reynaga.

Otros proyectos

Debido al contexto económico y social ocasionado por la pandemia, desde 2021 el Premio de Crónica Feminista se transformó en el Fondo de Apoyo a la Producción Periodística de Mujeres y Personas LGBTIQ+ de la Revista Muy Waso. Esta convocatoria se encuentra abierta de manera permanente y es autogestionada por el portal digital feminista Muy Waso.

La Bolivia es el segundo libro en tres años que publica la Revista Muy Waso. En 2019 realizó el lanzamiento de Libreras, una antología desde la Cárcel San Sebastián Mujeres. En esta publicación participaron 15 mujeres privadas de libertad, luego de cinco talleres literarios con reconocidas escritoras y escritores gestionados por la Revista Muy Waso.

El Primer Premio Nacional de Crónica Feminista de la Revista Muy Waso recibió el apoyo de “Micros para avanzar”, microfondos de impulso para colectivos, redes y organizaciones sociales. También recibió el impulso de recursos autogestionados por la Revista Muy Waso.

Yo creo: Más allá de la Kipá

Yo creo: Más allá de la Kipá

Por Renato Silva

Luego de haber sufrido una brutal persecución durante el régimen nazi —que provocó la muerte de entre seis y doce millones de personas en campos de concentración— la comunidad judía es, en la actualidad, poco comprendida e, incluso, acosada y discriminada en espacios públicos por personas con poca tolerancia a la diversidad religiosa, o que reivindican un discurso antisemita.

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Según un artículo publicado por el Congreso de la República en el año 2002 —y rescatado por León Trahtemberg en su sitio web— la presencia de judíos en el Perú se remonta a los años 1850. Fueron activos en la sociedad e historia del país con participación en hechos como el contrato Dreyfus para comercializar guano, el establecimiento de la primera casa de cambio en Lima, así como la fundación del Jockey Club (antes llamado Sociedad de Carreras).

En el censo nacional del año 2017, la religión judía no tenía categoría propia dentro de las estadísticas de religiones profesadas por ciudadanos peruanos. “Otras religiones”, según la contabilidad oficial del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) son practicadas por el 4,8% de peruanos, mientras que el 76,0% se identificaba como católico y el 14,1% restante pertenecían a denominaciones evangélicas.

Según el rabino Mendel, integrante de la secta judía conocida como Chabad, solo en Lima hay 3,000 judíos y, en todo el territorio peruano, podrían haber alrededor de 12 mil.

“Tenemos los mismos padres”

La religión judía, según Mendel, no es muy diferente de las vertientes del cristianismo, como el catolicismo. El Tanakh, que es el libro sagrado de los judíos, cuenta la historia de lo que los católicos conocen como el Antiguo Testamento. La diferencia es que la comunidad judía no acepta el Nuevo Testamento y, por lo tanto, no reconoce a Jesús como el Mesías. 

Pese a la diferencia existente, el judaísmo es considerado el punto de origen del cristianismo y del islam, lo que implica que comparten historias similares que se diferencian en algunos aspectos. Para Mendel, “todo el mundo cree en la Biblia, el cristianismo y el islam, así que la relación que existe es que tenemos el mismo padre, ya que ambos tenemos las mismas madres, mientras que Abraham, Isaac y Jacob son nuestros padres. Creemos en Dios”.

Sin embargo, las diferencias entre estas religiones no implican que el judaísmo rechace las distintas formas que tiene el cristianismo o el islam. De hecho, esa diversidad es aceptada y alentada, pues se reconoce que cada quien tiene una forma especial y característica de relacionarse con Dios. “Todos somos hermanos y hermanas. Y, al final del día, todos estamos tratando de traer a Dios a este mundo y hacerlo… Hacer del mundo la morada de Dios”, asegura el rabino.

Un sinfín de reglas

Otra de las diferencias que puede encontrarse entre el cristianismo y el judaísmo se refleja en los mandamientos que Dios le entregó a Moisés en el monte Sinaí. Mientras que los cristianos siguen los 10 mandamientos del libro de Éxodo, la comunidad judía tiene un conjunto de 613 mandamientos o mitzvah, que no solo inciden en la forma en la que los practicantes se relacionan con Dios y con las personas, sino que también influyen en su forma de vestir, en su aseo personal, e incluso en qué cosas comer.

El rabino Mendel indica que los mitzvah a seguir varían. Las mujeres y los hombres no tienen los mismos mandamientos; al igual que hay diferencias entre los judíos y no judíos.

Estas reglas son formas en las que los judíos pueden establecer una conexión con Dios en todo momento, incluso realizando actividades comunes como descansar. “Lo que Dios está haciendo cuando te da un mandamiento, te está dando una conexión. Dios nos ha dado mandamientos para conectarnos con él. No es que Dios necesite esto o quiera esto otro. Nos ha dado una manera de conectarnos con él”, explica Mendel.

La promesa de la resurrección

Contrario a las creencias cristianas, el judaísmo no considera la existencia del purgatorio. De hecho, tampoco considera que el cielo o el infierno sean lugares de descanso o castigo eternos para las almas de sus fieles conforme a su comportamiento. 

La religión judía tiene una visión positivista sobre el destino del alma luego de la muerte del cuerpo físico. El infierno es un lugar de transición en la que se “lavan” por 12 meses las impurezas de las almas antes de pasar al cielo. La única forma de evitar ese periodo es mostrar arrepentimiento antes de morir.

La promesa de la resurrección se hará realidad una vez que el Mesías llegue a la Tierra. La creencia judía indica que todos los fieles que fallecieron a lo largo de la historia volverán a la vida y es por eso que está prohibida la cremación de los cadáveres en esta religión.

Para Mendel, “el enfoque principal de toda nuestra vida es estar en este mundo haciendo de este mundo un lugar mejor. No es que nos comportemos y por lo tanto obtengamos una recompensa en el cielo o en el infierno, pero hay cielo e infierno. El enfoque es traer al Mesías y volver a este mundo”.

Después de todo, más allá de las diferencias, de las similitudes y de las críticas que pueden existir a las creencias de las religiones, el rabino Mendel considera que el diálogo es importante para una convivencia pacífica y armónica entre todas las personas.

“El pueblo judío no solo ha existido desde ahora. Hubo judíos en los años 1800 y 1900, y ellos hablaban, pero aún así había cierto tipo de racismo, así que no se trata solo de oír, sino de querer vivir en armonía, entender y escuchar. Creo que oír no ayuda si no hay nadie que quiera escuchar. Así que se trata de ambas cosas”, finalizó.

Un archivo por y para nosotrxs

Un archivo por y para nosotrxs

Por Aylinn Siñas

“¿Cuál es la memoria que nosotras como maricas tenemos? ¿Qué recordamos? ¿Cuál es la historia de las maricas asesinadas? ¿Por qué se nos ve solo como una cifra y no recogemos esas memorias?”, esos fueron los primeros pensamientos que vinieron a la mente de André Mere (29), luchador por los derechos de las disidencias sexuales y miembro fundador del Archivo Marica, al pensar en la historia y la memoria del Perú.

Para Jonás Muñoz (33), activista por los derechos humanos y la comunidad LGBTQ+ del Callao y Anticuchx Polisha, travesti trans-toriadora y chalaca (28), el colectivo debe recuperar sus memorias, ya que si no la construyen ellxs, nadie lo hará. Es por eso que iniciaron con este proyecto.

El Archivo de la Memoria Marica del Perú nace a raíz de la necesidad de visibilizar las vivencias de las disidencias sexuales para calar, fortalecer a la comunidad y hacer que se reconozca con orgullo. “Debemos conocer nuestra memoria para no permitir que hechos desastrosos vuelvan a ocurrir, porque así sabremos lo que nos merecemos y debemos exigir a la sociedad”, añade André.

Logo de Archivo de la Memoria Marica del Perú. Fuente: Instagram

La iniciativa, que en primera instancia será digital, se encuentra en la etapa de acopio de información y por ello todo el apoyo económico de la sociedad civil es apreciado, porque organizar un proyecto de tal relevancia necesita financiamiento. Un archivo es un grupo de documentos producidos por una persona u organización durante el ejercicio de sus actividades. Y no pensemos en el archivo como algo anticuado, ya que —gracias a la tecnología— nuevos tipos de documentos se han ido creando, tales como fotografías, películas o videos.

“Nosotrxs buscamos recoger fotografías, documentales, cortos, películas y todo tipo de registro físico o virtual. Probablemente, vamos a tener material relacionado con la violencia, pero también queremos mostrar el más allá. Donde no se nos ha visto, como personas que ocupan un lugar y aporta algo a la sociedad”, señala André.

Algo importante a rescatar es que estos documentos sirven para crear conocimientos basados en fuentes de gran valor. Con la información que brinde el archivo, cualquier sujeto con los medios suficientes para acceder a él puede realizar estudios, informes e investigaciones de gran impacto social.

Otros archivos LGBTQ en Latinoamérica

Archivo de la Memoria Trans – Argentina

Este espacio fue imaginado por María Belén Correa y Claudia Pía Baudracco, dos activistas trans. Con el fallecimiento de Pía en el año 2012, meses antes de que se aprobara la Ley de Identidad de Género en Argentina, María decidió hacer realidad esta iniciativa y comenzó a recolectar fotografías, testimonios, cartas y crónicas policiales de la comunidad para fundar este espacio virtual en Facebook.

Posteriormente, en el año 2014 —con el apoyo de la artista visual Cecilia Estalles— comenzaron a clasificar y agrupar más de 10 mil documentos reunidos de inicios del siglo XX hasta fines de los noventa y crearon el Archivo de la Memoria Trans. Actualmente, los archivos se han expuesto en museos de todo el mundo y buscan rescatar la memoria de la comunidad travesti, transexual y transgénero argentina.

Archivo de la Memoria Trans. Fuente: Instagram

Archivo Histórico del Movimiento de Lesbianas Feministas – México

La activista lesbofeminista Yan María Yaoyólot fue la fundadora de este archivo que busca darle visibilidad al lesbianismo en México. Este archivo recopila 5 mil documentos en promedio —entre libros, revistas, grabaciones, volantes o videos—, los cuales recuerdan y comparten la memoria de las miembras del colectivo desde 1976 hasta el 2020.

Este proyecto aportó hallazgos significativos no solo para la memoria lésbica, sino para la historia del país. También sirvió para demostrar que muchas de ellas dieron la vida en diversas manifestaciones por la búsqueda de reconocimiento de derechos, y así reforzaron la identidad del colectivo y empoderaron a las nuevas generaciones.

Identidad y memoria: Dos conceptos entrelazados

Un archivo no se debe concebir únicamente como un recuerdo. Elizabeth Jelin, socióloga argentina, explica que la información del pasado —aquella que puede ser encontrada en documentos escritos o digitales— no garantiza que los individuos la recuerden o reconozcan. Afirma que, por el contrario, es necesario que aquella memoria pasada active en la persona un sentido a su escenario actual.

“Queremos difundir la alegría, el paso del tiempo, la colectividad. Todo esto termina siendo resistencia y denuncia”, comenta André al explicar qué es lo que quisieran causar en el espectador, ya que uno de los fines es generar conciencia sobre lo que la comunidad ha podido lograr y aportar.

Tal como vemos, la necesidad de creación de una memoria propia también surge para afirmar y empoderar la identidad de la comunidad LGBTQ+ en el Perú, aquella que muchas veces se reconoce en las historias y experiencias de grupos externos, pero no tiene idea de los sucesos nacionales que marcaron su pasado —y presente— de lucha. Como dice André: “Hay dos cosas que se cruzan, la mariconada como identidad y el ser peruana como identidad”.

Es por ello que el Archivo de la Memoria Marica del Perú tendrá cruces de territorialidad, temporales y de la vivencia. Esto para poder difundir hechos nacionales que son desconocidos por muchxs dentro de la misma comunidad, como la matanza de Las Gardenias ocurrida el 31 de mayo de 1989 en Tarapoto.

Aquel día, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) irrumpió de forma intempestiva hacia la discoteca Las Gardenias en San Martín; sacó a ocho gays y trans del interior y los asesinaron. Aquellxs personas fueron César Marcelino Carvajal, Max Pérez Velásquez, Luis Mogollón, Alberto Chong Rojas, Rafael Gonzales, Carlos Piedra, Raúl Chumbe Rodríguez y Jhony Achuy. Posteriormente, el MRTA publicó un comunicado en el que resaltan que iban en contra de la existencia de “lacras sociales”; entre ellas, la comunidad LGBTQ+.

Fuente: El Comercio

Lamentablemente, pareciera que en nuestro país no existe una voluntad política ni social por querer introducir hechos de esta temática como parte de nuestra cultura y memoria como sociedad. Esperemos que, con esta iniciativa que nace del propio pueblo, se tome acción y poco a poco construyamos una sociedad inclusiva en la que se respete la diversidad.

Banda Militar del Grupo Aéreo N°6: Navidad y música

Banda Militar del Grupo Aéreo N°6: Navidad y música

Nota de prensa – Banda Militar del Grupo Aéreo Nro 6.

navidad, música
Intervención por La Antígona

La Banda Militar del Grupo Aéreo N° 6. conformada por Diecinueve TTCC y SSOO especialistas y en está oportunidad,  integrando a tres cantantes femeninas: dos son Suboficiales de otras especialidades aeronáuticas  y una Sargento de 2do que realiza el Servicio Militar Voluntario en está Gran Unidad de Combate, quienes, con el apoyo del Comando, han realizado un proyecto audiovisual en homenaje al nacimiento del Niño Jesús.

En está oportunidad la dirección de la Banda está a cargo del TC1 FAP BERNABÉ MILLONES, Rogger, quien junto al equipo de producción musical, han realizado los arreglos musicales e interpretado está “SUITE DE NAVIDAD”, conformada por cuatro piezas instrumentales de distintos estilos y géneros musicales. Los dos primeros son muy conocidos y han dado la vuelta al mundo:

  • «Ven a mi casa esta navidad» del argentino Luis Aguilé.
  • «Feliz navidad» de José Feliciano.

Y las dos últimas canciones, son un aporte a la cultura musical peruana, de las cuales aún no existen grabaciones con Bandas Militares y son las siguientes:

  •  «Al niño Dios» grabada por el Conjunto Amazonas en 1970.
  • «Huayno de navidad» de compositor anónimo el cual es una danza tradicional que se baila en el norte del Perú, en especial en la Región Lambayeque.

Dando un toque de alegría y resaltando que la navidad es de los niños, en este audiovisual han participado los hijos de los TTCC y SSOO integrantes de la Banda Militar del Grupo Aéreo N° 6, quienes aportan la imagen del amor, la paz y la confraternidad que debe reinar en estas celebraciones y a la vez nos permiten recordar que el propósito de la navidad es rendir un merecido homenaje a nuestro Niño Jesús, nuestro redentor y salvador.