«Trabajamos con la música y así expresamos emociones»

«Trabajamos con la música y así expresamos emociones»

Por Zoila Antonio

música

Kathryn Coccia es musicoterapista. Tiene 31 años y ayuda a muchas personas a sentirse mejor y controlar sus emociones tocando su guitarra u otros instrumentos. Conoce aquí lo fantástica que es su labor.

«Soy estudiante PHD en Social Working y musicoterapeuta desde hace cinco años. Actualmente trabajo con cuidado de hospicio, en el cual la mayoría de gente está en su casa. Uso una guitarra, algunas veces otros instrumentos, para ayudar a los pacientes a sentirse mejor. Trabajamos con la música y así expresamos emociones, rememoramos o miramos atrás en sus vidas, ya que la mayoría de estas personas son pacientes terminales. Ellos fallecen después de seis meses o menos. En su familia es emocionalmente difícil, porque su cuerpo también pasa por cambios, hay mucho dolor. Entonces la música allí es usada como un mecanismo de sanación para hacerlos sentir mejor de todas las formas posibles 

La primera vez como musicoterapeuta fue shockeante al ver a gente que estaba en una situación difícil o muy enferma. Pero a medida que pasaba el tiempo, fue siendo una parte normal de mi vida. Ver a la gente así puede ser muy triste, pero también aprendí que es parte de la experiencia de ser humano. 

Lo bonito de la musicoterapia es que está especialmente diseñada para reducir el dolor e incrementar el confort en la gente. También hay medicación que ayuda y tienen una cama de hospital dentro de su casa que los mantiene en una óptima situación. 

La dinámica es de persona a persona. Los pacientes tienen diferentes diagnósticos como demencia, cáncer, entre otros. Es por ello que hay diversos grados de dinámicas, depende del proceso de la enfermedad. Además, influye mucho si la familia está presente con esa persona. Así se genera un ambiente colaborativo.

En algunos casos soy sólo yo, sentada a un lado de la cama de una persona con los ojos cerrados, que no responde, pero la ciencia te dice que la gente escucha y realmente lo creo. Usamos música que es importante para el paciente, que le gusta. Si la persona es de una cierta religión, le tocamos música religiosa, o rock’n’roll o country. Tenemos que ser capaces de hacerlo de acuerdo a la situación. Pongo mucha atención en la persona, en su respiración, si hace algún sonido o dice algo, el lenguaje de su cuerpo, que me diga que el paciente y yo estamos en sintonía. 

Durante la pandemia estuvimos realizando algunas visitas virtuales, pero generalmente no lo hago. Vuelvo al trabajo presencial en noviembre. Ahora será diferente: trabajaré una vez por semana y será igual que un hospital. Hay 60 camas donde la gente puede ir con síntomas que ellos ya no puedan manejar. Tengo que llevar lentes protectores, mameluco y estar con todas las medidas de seguridad para estar protegida, pese a que estoy vacunada. Suelo tomar de la mano a mis pacientes, como una acción humana e íntima entre paciente y musicoterapeuta, pero ya no lo puedo hacer. También tengo compañeros que se detuvieron de hacer musicoterapia, ahora están en otros trabajos, otros todavía no encuentran. Son tiempos realmente retadores como profesional, debo admitirlo».

«No hay mayor orgullo que emprender tu propio negocio»

«No hay mayor orgullo que emprender tu propio negocio»

Por Emma Ramos

negocio
Arte: Adriana Velásquez

Myrian Edith Ramos Marcos, 22 años, Negocios Internacionales

«Yo nací en la peluquería de mi mamá y actualmente ese lugar tiene 25 años. Desde pequeña me llamó la atención el diseño de las uñas, pero nunca lo tomé en serio porque mis planes eran dedicarme a la profesión que estudié. Hasta que llegó la pandemia y tuve que reinventarme.

En el 2019, llegó una tía a Lima a dictar clases sobre extensión de pestañas y diseño de uñas. Ella es de Italia y llegó con la nueva tendencia de la cosmetología. Me invitó a participar, pero no le tome importancia. Hasta sentir la presión constante de mi familia para tomar el curso. Solo ingresé con una condición, renunciar a mi trabajo. El mismo que no me permitía estudiar. Además, los permisos para faltar solo eran en caso de urgencia o de una enfermedad.

Renuncié y tomé las clases durante dos meses, hasta que me volví una experta gracias a la práctica y constancia que le dediqué.

Con las nuevas restricciones de la pandemia, se tuvo que cerrar el negocio de mi mamá. No sabíamos qué hacer. Fue así, que me animé a estudiar de manera online diseño de uñas. Empecé a practicar con mi mamá, primas y amigas cercanas con la finalidad de perfeccionar mis diseños y técnicas.

Una vez que el Estado dio la autorización de abrir los negocios, le pedí a mi mamá que me de un espacio en su spa para colocar una mesa y silla, y empezar a atender por citas a mis futuras clientas.  Empecé con una, ella me recomendó a sus amigas. Ahora, no me doy abasto porque son muchas. Estoy en busca de personal para poder atender a todas.

Nunca me imaginé ser socia de mi mamá y trabajar en el negocio familiar. Hoy en día, tengo mi propio espacio y empresa. Gracias a mi carrera de negocios internacionales, empezaré a importar desde México todas las herramientas y materiales que se requiere. Esto, ya que es el país pionero del mundo en el diseño de uñas.

Ahora, entiendo que la vida te da muchas enseñanzas y oportunidades. Solo es cuestión de aprovechar, perseverar y seguir adelante. Por un momento sentí un poco de vergüenza sobre lo que emprendí. Después entendí que no hay mayor orgullo que tener tu propio negocio».

La salud mental toma importancia en la cancha del deporte

La salud mental toma importancia en la cancha del deporte

Por Sebastián Velásquez Desposorio

Foto: Yahoo! – Madison Vanderberg

Naomi Osaka y Simone Biles, dos deportistas de élite, optaron por retirarse de sus competencias porque no estaban bien ni psicológica ni emocionalmente. La tenista lo hizo en Roland Garros y la gimnasta en Tokio 2020. Demostraron así que no solo se trata de estar al máximo a nivel físico, sino también de contar con una buena salud mental, un tema que aún sigue siendo tabú en el mundo del deporte. Pero que las dos atletas, con sus valientes decisiones, han vuelto a colocar en el tablero.


Culminaron los Juegos Olímpicos en Japón. Un evento extraño debido a las restricciones por el COVID-19, pero que no dejó de lado la competitividad. Y que buscó ser una fiesta para los deportistas, en donde muchos de ellos cumplieron su sueño de subirse al podio o de participar en una cita olímpica. Será recordado Tokio 2020 no solamente como la edición llevada a cabo en medio de la pandemia. También por sus historias de superación, por los récords que se quebraron y, sobre todo, por situar otra vez en el tablero, aun con más fuerza, el tema de la salud mental.

Fue la gimnasta Simone Biles que, al retirarse de las finales para buscar su estabilidad psicológica y emocional, terminó por dinamitar esa alarma de la salud mental, que la tenista Naomi Osaka ya había advertido unos meses atrás. Ambas tomaron decisiones que pueden significar, ahora sí, un cambio en el deporte. 

Foto: Reuters

La japonesa Naomi Osaka, de 23 años, ha ganado cuatro Grand Slam, el torneo que todo tenista ansía tener en su palmarés. También es considerada, según Forbes, como la atleta mejor pagada de la historia. Para sus seguidores, todo andaba bien en ella, pero no era así. A fines de mayo, antes de pisar la tierra batida de Roland Garros, anunció que no iba a departir con los medios durante el evento. Lo comunicó a través de un mensaje en sus redes sociales, que causó preocupación para algunos y sorpresa para otros.

“A veces he sentido que la gente no tiene en cuenta la salud mental de los atletas y esto suena muy cierto cada vez que veo una conferencia de prensa o protagonizo una. A menudo nos sentamos allí y nos hacen preguntas que nos han hecho varias veces antes o nos hacen preguntas que nos hacen dudar, y simplemente no voy a someterme a las personas que dudan de mí”, expresó en un comunicado. 

La organización, sin embargo, no entendió la situación que estaba afrontando la atleta. No entendió el problema de salud mental con el que estaba batallando y le impuso una multa de 15.000 dólares, ya que Naomi no había acudido a hablar con los medios tras ganar la primera ronda del torneo, como estaba obligada según reglamento. Hubo, además, una advertencia: si seguía incumpliendo la norma, podría acarrearle mayores consecuencias. El pronunciamiento estaba firmado por los responsables de los cuatro Grand Slam (Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Abierto de Estados Unidos). Era una manera de meter presión. 

Tweet Naomi Osaka

Pero al día siguiente, Naomi tomó una decisión e informó que se retiraba del evento francés. En su mensaje, contó que en París se sentía “vulnerable y ansiosa”, así que pensó que “era mejor cuidarse y saltarse las conferencias de prensa”. “Cualquiera que me conozca sabe que soy introvertida. Y cualquiera que me haya visto en los torneos se dará cuenta de que a menudo uso auriculares, ya que eso ayuda a calmar mi ansiedad social”, manifestó. Añadió que nunca trivializaría la salud mental o la usaría a la ligera. Y reveló que desde el Abierto de Estados Unidos del 2018 padece largos episodios de depresión, con los cuales está “lidiando mucho”. La Federación Francesa de Tenis, organizadora del Roland Garros, finalmente la entendió y también le ofreció su apoyo. 

Pero, ¿qué pasó en aquel evento estadounidense que marcó a la joven tenista? El sueño de Naomi, tal como lo dijo en Netflix, siempre fue ser la primera japonesa en ganar un Grand Slam y lo logró ese 2018 en Nueva York, al vencer en la final a la histórica Serena Williams. Así, con 20 años, consiguió su primer grande. Lo que debió ser un sueño cumplido, terminó siendo un mal momento, una pesadilla quizá.

En la ceremonia para entregarle el trofeo, fue abucheada por el público del estadio Arthur Ashe que sentía que la nipona le había arrebatado el título a la favorita, la jugadora local. Naomi se bajó la visera para cubrir su rostro y soltó algunas lágrimas que no eran precisamente de felicidad. Williams, quien había discutido durante el partido con el árbitro, expresó algunas palabras para calmar a la injusta multitud y conseguir que la campeona sea aplaudida. El daño, sin embargo, ya estaba hecho. 

Foto: Tennisworldes

“La salud mental es importante para todo deportista y no deportista. Es como la salud física. Si físicamente no estás bien, no puedes rendir en nada de lo que hagas, ni en tu trabajo ni en tu familia ni en los quehaceres del día a día o en el deporte. A las finales somos un ser humano que tiene mente y tiene cuerpo, y ambos se complementan”, explica el psicólogo del deporte y la actividad física, Marco Moschella Coello, quien luego agrega: “Tenemos que mantener saludables ambas partes sino no podremos rendir con nuestra mayor capacidad. Y si hablamos de deporte de élite, no podemos dejar de hablar de rendimiento. Y para tener un buen rendimiento necesitamos tanto salud física como mental”. 

Foto:  Salty View / Shutterstock.com

Cuando la estadounidense Simone Biles, considerada la mejor gimnasta de la historia, llegó a los Juegos Olímpicos en Tokio seguramente estaba al 100% en su físico. Sin embargo, no estaba bien en cuanto a su salud mental. Las expectativas se cernían sobre ella. Sus fanáticos querían que siga deslumbrando al mundo y engrosando su legado de triunfos olímpicos, sumando más medallas a los cuatro oros y un bronce que había obtenido en Río 2016.

Sorprendió Simone, cuando en la prueba de salto dio menos vueltas de las que había planeado. Decidió, entonces, retirarse de esa competencia por equipos y Estados Unidos se quedó con la plata. Ella no estaba bien. “Después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo», declaró después en la rueda de prensa; «tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo, y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos». 

Simone también se vio obligada a dejar de competir en las finales individuales del concurso completo, de salto, de barras asimétricas y de suelo. Y publicó un video en el que contó que estaba sufriendo de ‘twisties’. Se trata de un momento de desorientación o bloqueo mental que sufren los gimnastas cuando están en el aire. Este hace que pierdan el control de su cuerpo, lo que no permite que puedan culminar sus maniobras como las habían planeado o, en el peor de los casos, de manera segura. Se entiende, entonces, por qué Biles en el salto de la prueba por equipos, dio menos vueltas de las esperadas y no cayó con la perfección a la que tiene acostumbrado al mundo de la gimnasia. 

Para el psicólogo deportivo, Marco Moschella, las decisiones que tomaron Naomi Osaka y Simone Biles son “a nivel personal, bastantes maduras y supersaludables”. “A las finales, el deporte es sensación. Si sientes que estás bien, rindes bien. Si no sientes que estás bien, no vas a rendir bien. También habla de un autoconocimiento que ellas se tienen para saber cuándo estas sensaciones son tan negativas que es mejor parar”, dice. Y agrega: “A nivel social es algo que me parece mucho más importante. No digo que en el personal no sea importante, pero la repercusión que esto tiene a nivel social es mucho más grande”.

Foto: Prensa

“Este mensaje que se le da al mundo entero es todo lo contrario a lo que normalmente la gente piensa: que los deportistas de alto rendimiento siempre van a estar aptos para rendir al 100%. Y no es así. Porque no son máquinas. Son seres humanos como cualquier otro deportista o gente que no hace deporte”, prolonga el especialista. Reitera que antes de atletas son personas “que necesitan salir a divertirse, que necesitan tener su espacio, que necesitan un día de no saber nada de deporte, que necesitan también dormir un día hasta tarde. A pesar de que tienen que hacer sacrificios para ser competitivos, eso no quiere decir que tienen que dejar de lado su salud ya sea física o mental”.  

Gracias a la ayuda que recibieron, tanto Simone Biles como Naomi Osaka regresaron a la cancha. La gimnasta retornó en la barra de equilibrio y se colgó la medalla de bronce, una presea que, para ella, seguramente, vale oro. Y Naomi, tras abandonar Roland Garros, regresó en su casa, en los Juegos Olímpicos de Japón. Fue ella la encargada de portar la antorcha y recorrer el último tramo en una escalinata que representaba el monte Fuji, para luego encender el pebetero. Participó en la modalidad individual de tenis, pero se quedó en tercera ronda. Sin embargo, ya había demostrado su entereza y que podía luchar y vencer a sus problemas, al haber conseguido volver a jugar en una pista de tenis. 

Tras la decisión de Simone, legendarios deportistas como la gimnasta Nadia Comăneci o el plusmarquista nadador Michael Phelps la apoyaron. “Hay mucha presión porque quieres hacer lo mejor que puedas. Pero es importante recordar que quieres hacer lo mejor para ti misma y no para los demás, que esperan algo más allá de lo que puedes entregar”, dijo la atleta rumana a CNN. 

salud mental
Foto: Mike Lewis/Ola Vista Photography

“Lo más importante es que todos necesitamos pedir ayuda cuando atravesamos esos momentos. Fue difícil para mí pedir ayuda”, indicó, por su parte, el ‘Tiburón’ de Baltimore en diálogo con la NBC. Él, al igual que sus dos colegas, tuvo que lidiar con problemas de salud mental. Por eso, también ha secundado a Naomi cuando reveló su ansiedad. Ella le agradeció en un artículo que publicó en la revista Time en julio y allí dejó un potente mensaje: “Espero que la gente pueda entender que está bien el no estar bien. Y está bien hablar de eso. Hay personas que pueden ayudar y, por lo general, hay luz al final de cualquier túnel”.

“(Lo que ha ocurrido con las dos atletas) es un llamado de atención a toda la gente, a deportistas y no deportistas, a federaciones y dirigentes, de que esto (la salud mental) es importante. Trabajar esto es importante. La idea es atacar la raíz, evitar el problema, tratar de ayudar. Trabajar con los más pequeños que más adelante van a representar a los países. Ahí es donde tenemos que atacar”, señala Moschella, quien afirma que todavía la salud mental sigue siendo un tabú, especialmente, en el deporte, pero espera que a partir de ahora se produzca un cambio. 

El desabasto de medicamentos en México: Así es la vida de quienes viven «contando pastillas»

El desabasto de medicamentos en México: Así es la vida de quienes viven «contando pastillas»

Por Albinson Linares para Telemundo y La Antígona

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Foto: Alejandro Aguilar. Intervención por La Antígona.

Se trata de un asunto de vida o muerte. Las denuncias por falta de medicamentos en el sistema sanitario se cuentan por centenares en el país y las farmacias privadas registran un faltante de 15% en sus inventarios. No solo afecta a las personas con padecimientos graves: es una problemática general.

Gustavo Salazar no puede olvidar el pánico que sintió el 30 de junio cuando un amigo lo llamó para decirle que se había quedado sin pastillas y en la farmacia del hospital donde lo atienden le dijeron que no las tenían. De inmediato, comenzó a contar las píldoras que le quedaban, y al percatarse de que solo eran tres, estalló en llanto.

“Si nosotros dejamos de tomar el medicamento podemos quemar un esquema, eso significa que el medicamento ya no funciona. Nuestra carga viral llega a niveles tan bajos que podríamos caer en etapa de sida y las enfermedades oportunistas nos matan”, dice con la voz quebrada, mientras explica que él y su amigo hace tiempo que fueron diagnosticados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Las denuncias por la escasez de medicamentos en México, y sus consecuencias para el sistema público de salud y los pacientes, se han vuelto recurrentes. En muchos casos el desabastecimiento obliga a las personas que sufren enfermedades crónicas a recurrir a las redes de apoyo, organizaciones sociales y farmacias privadas.

Salazar, de 34 años, acudió a las redes sociales para contar la situación que padece cada vez que no consigue sus medicinas. “Cuando la gente te regala una de sus pastillas sabes que te dan un día más de protección, un día más de mejor vida, pero uno paga sus cuotas en el ISSTE (el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado) y a veces no consigues nada”, comenta con desesperación en una entrevista con Noticias Telemundo.

Desde su creación en el año 2019, el colectivo Cero desabasto, una organización que monitorea la escasez de medicinas en el país, ha registrado 4,504 reportes en su plataforma; solo en el primer cuatrimestre de 2021 recibieron 773 informes de pacientes y profesionales sanitarios que detallan la falta de acceso a medicamentos. 

“La gente no comprende que el medicamento es una cuestión de vida o muerte para nosotros. Muchos piensan que se pueden comprar fácilmente en las farmacias pero no se consigue, no les miento. Y cuando lo consigo cuesta 12,000 pesos mexicanos (unos 600 dólares). La mayoría de los chicos y chicas que viven con VIH no pueden pagar esas cantidades”, asevera Salazar, de 34 años, con frustración.

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Según el más reciente informe de Cero desabasto, la situación de los medicamentos no solo afecta a las personas con padecimientos graves sino que se ha convertido en una problemática general, al punto de que la escasez de los fármacos para controlar la diabetes ocupa la primera posición de sus reportes con un 19% de los casos denunciados en los primeros meses del año.

“El presidente Andrés Manuel López Obrador eliminó un órgano regulador de precios de medicamentos e insumos para la salud y trasladó todas las funciones a la Secretaría de Hacienda, pero ellos no tienen el conocimiento para hacer estos procesos, por eso ahora todo se tarda mucho más”, explica Nicole Finkelstein Mizrahi, directora de AIDS Healthcare Foundation en México, una organización sin fines de lucro que apoya a las personas con VIH.

Desde hace varios años, la escasez y el desabasto de medicamentos se han convertido en un problema cíclico para los mexicanos y es una situación que impacta la vida de los grupos sociales más desfavorecidos. Pero se ha agudizado desde mediados de 2019, cuando se hicieron cambios en las compras gubernamentales de medicamentos como el metotrexato, tras sospechas de contaminación en algunas dosis, y ante las quejas del presidente López Obrador de que pocas empresas concentraban la venta y producción para presuntamente cobrar de más o cometer supuestos actos de corrupción.

“De ninguna manera estamos en contra de que se mejoren los procesos. El problema es cuando eso se hace a expensas de las y los pacientes porque estos cambios tienen consecuencias, que no sé si no se midieron o si no importó (…) pero ya tenemos casi tres años con un franco desabasto y con la desesperación y las vidas que eso cuesta”, asevera Andrés Castañeda, médico y miembro de Cero desabasto.

Foto: Cobertura 360

Expertos, activistas y pacientes de diversos centros médicos contactados por Noticias Telemundo coinciden en que los cambios en las compras fueron implementados rápidamente. No tomando en cuenta las complejidades del proceso de compra de medicamentos lo que ha ocasionado grandes retardos. También han denunciado las fallas del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Esto, ya que su creación se produjo en este Gobierno y no ha logrado resolver el abastecimiento de los tratamientos de pacientes de alta especialidad, como las personas con cáncer o con VIH.

A Finkelstein, por ejemplo, nadie le tiene que explicar las características de la escasez de fármacos en el país. Como médica y activista suele escuchar los testimonios de decenas de personas que, en el colmo de la desesperación, recorren sin cesar las farmacias y los centros médicos de diversos estados en busca de los remedios para sus males. Además, es una angustia que vive en carne propia.

“Tengo un padecimiento crónico que es espondilitis anquilosante y neuromielitis óptica, una enfermedad autoinmune reumatológica. Mi tratamiento es con metotrexato y no hay en ningún lado. Ni en instituciones públicas ni en privadas. Esto ya que hubo una desregulación en su producción e importación”, explica Finkelstein. Fue ella quién buscó su fármaco por todo el territorio, desde Tijuana hasta Quintana Roo sin lograr conseguirlo.

A veces, el conocimiento puede ser una carga. Al ser una profesional de la salud, Finkelstein sabe exactamente lo que le puede pasar si abandona su tratamiento, y eso incrementa su angustia. Así que decidió cambiar la presentación del medicamento y pasar de pastillas a usar la modalidad subcutánea.    

“Ahora me tengo que inyectar, pero eso es lo único que queda y tiene caducidad para dos meses. Además, el metotrexato se usa en el tratamiento con cáncer, y no se consigue. No me quiero imaginar lo que sienten los padres de los niños con cáncer”, dice en tono tajante.

Bloqueos a niños con cáncer

Ante los reclamos sobre esta problemática, los voceros del Gobierno mexicano suelen negar el desabasto o anunciar compras y garantizar el suministro de fármacos que, sin embargo, tardan mucho en llegar hasta los pacientes. Los padres de los niños con cáncer, por ejemplo, han hecho múltiples manifestaciones llegando a bloquear cuatro veces el acceso al aeropuerto internacional de Ciudad de México en los últimos dos años.

A fines del mes pasado, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, llegó a decir en una entrevista que esas manifestaciones se conectaban con “narrativas de golpe” como parte de una estrategia política. “Esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos, cada vez lo vemos más posicionado como parte de una campaña más allá del país de los grupos de derecha internacionales”, declaró el funcionario.

Según los padres de los niños con cáncer, la escasez de medicamentos comenzó a presentarse en septiembre de 2018. Sin embargo, se convirtió en un fenómeno crónico —como la enfermedad de sus hijos— con este Gobierno. La ausencia de los fármacos es una pesadilla signada por nombres como metotrexato, filgrastim y vincristina. Cuando consiguen alguna de esas medicinas, entonces meses después faltan otras como ciclofosfamida, daunorrubicina o temozolomide.

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Foto: EL UNIVERSAL
Niños con cáncer en riesgo ante escasez de medicamentos en México

“Me tocó batallar con medicinas como metotrexato, vincristina y con L-asparaginasa. A mí eso me agotó porque el desabasto siempre estuvo”, explicaba Yamileth del Río, madre de Alexis, un niño con cáncer que falleció luego de sufrir complicaciones debido a la escasez de fármacos.

Luego de la polémica por las declaraciones de López-Gatell, el presidente López Obrador volvió a asegurar que su gobierno trabaja para comprar los medicamentos en el extranjero y acabar con el monopolio que existía en el país. “Mi respeto a las madres y los padres de los niños con cáncer, decirles que estamos haciendo todo para que no les falten los medicamentos, enfrentando todos los obstáculos, y vamos a cumplir”, declaró en su habitual conferencia matutina el 29 de junio.

Poco después, las autoridades del país anunciaron que se habían distribuido unas 30,000 unidades de fármacos oncológicos asegurando que el abastecimiento está garantizado. Sin embargo, muchos padres como Luis Fernando Reyes Guzmán no creen en las continuas promesas de la actual administración.

“La realidad es que las autoridades no buscan soluciones a largo plazo. Piensan que basta con comprar el medicamento para el hospital que lo requiere en ese momento, pero eso solo dura 15 días. Así no se cura el cáncer porque después vuelve a fallar y los niños sufren secuelas graves o se mueren”, dice Reyes Guzmán, en tono desesperado.

Su hijo, Fernando Gael, es un niño alegre de cinco años al que le gusta cantar. En su casa, sus cánticos suelen escucharse por todas partes mientras juega con torpeza. Según su padre, Fernando Gael sufrió un desabasto muy fuerte de un medicamento importante para su tratamiento contra el cáncer durante 2019. Como consecuencia de eso, el año pasado tuvieron que extirparle el ojo izquierdo, dejándolo en las sombras porque en el derecho tiene un desprendimiento de retina que destruyó su visión.

“Es difícil de explicar, pero a veces el cáncer no espera ni un día. En esa ocasión tuvimos que interrumpir las quimioterapias porque el hospital no tenía el medicamento, y en las farmacias costaba 16,000 pesos (unos 800 dólares) pero había que ponerle diez dosis. Para nosotros era imposible conseguir ese dinero, y Fer nunca se recuperó”, explica Reyes con la voz quebrada.

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Los familiares de los menores de edad que reciben tratamiento por el cáncer se han agrupado en el Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niños con Cáncer, una organización que asegura que actualmente 20 hospitales a nivel federal y 15 centros de salud estatales registran entre un 70 y un 90% de desabasto de medicamentos de quimioterapia.

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Foto: Expansión política
El abasto de medicinas para los niños con cáncer, el desafío del Insabi

Reyes forma parte del movimiento y asegura que han recibido denuncias sobre la escasez de “39 claves de medicamentos”. “Tenemos informes de 1,600 niños que han muerto por el desabasto y esto ha perjudicado a los 19,000 pacientes infantiles de los hospitales públicos del país”, explica Reyes.

En un informe reciente, Cero Desabasto detectó que al menos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, de 2019 a 2020, cayó el porcentaje de recetas surtidas del 98 al 92%, lo que significa que 16 millones de recetas “no pudieron ser suministradas completamente para brindar el tratamiento adecuado”.

Sin embargo, la escasez de fármacos no se limita a los entes públicos. El sector privado, que agrupa una red de más de 40,000 farmacias, también comienza a verse afectado por la ausencia de las medicinas que necesita la población.

“Hemos detectado que existe un faltante de 15%, podríamos decir que se ha triplicado en las últimas semanas. Dos de cada diez pacientes son referidos a sus médicos para que se prescriba otro medicamento”, comenta Marcos Pascual, director comercial de Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex).

Pascual dice que eso incrementa considerablemente el “gasto de bolsillo” de los pacientes y sus familiares en más del 70%, además recientemente una cadena de farmacias publicó en varios periódicos un espacio en el que alertaba a los consumidores de la ausencia de 54 medicamentos entre los que se encontraban fármacos de consumo masivo como Afrin (un descongestivo nasal), Caltrate (calcio y vitamina D) y Riopan (un antiácido).

El directivo afirma que las dificultades logísticas forman parte de los elementos que retrasan el abastecimiento porque, en el pasado, el transporte y la distribución estaban a cargo de empresas privadas que cuentan con más de 250,000 metros cuadrados de instalaciones de almacenamiento y 1,000 unidades de transporte para el manejo de la red fría, una condición necesaria para muchas sustancias.

“Nuestra industria desplazaba anualmente cerca de 2,400 millones de piezas, es decir, tenemos la capacidad para garantizar el suministro. Los estados no la tienen, además, la pandemia ha ocasionado un desabasto de materia prima a nivel mundial, y México importa más del 80% de esos materiales”, concluye Pascual.

«La inversión no fue suficiente»

Aparte del retardo generado por los cambios burocráticos, el caso mexicano forma parte de una preocupante tendencia en la región: la pandemia ha desnudado la escasa inversión que los gobiernos latinoamericanos han hecho en sus sistemas de salud. México atraviesa su tercera ola de COVID-19 con más de 2.5 millones de contagios y 234,675 personas fallecidas, aunque ese número podría superar los 350,000 decesos si se suman los datos oficiales de exceso de mortalidad asociados a la pandemia.

Foto: France 24,

“La inversión en salud pública no fue suficiente. En nuestros países existen sistemas sanitarios muy fragmentados donde el acceso a la atención médica depende del lugar donde trabajas. Todo eso tiene que cambiar”, comentó Gerry Eijkemans. Ella es jefa de la Unidad de Promoción de Salud y Determinantes Sociales de la Organización Panamericana de la Salud. Brindo su punto de vista en entrevista con Noticias Telemundo.

Los gobiernos no se dieron abasto con el COVID. Tampoco pudieron atender a todas las enfermedades crónicas, y esa será la próxima ola”, advierte Eijkemans.

Para expertas como Finkelstein, los anuncios gubernamentales de la compra de medicamentos no reflejan un cambio duradero en la condición de los pacientes.

“El desabasto existe hasta que el medicamento no esté en las manos de quienes lo necesitan para vivir. De nada vale que las autoridades digan que adquirieron millones de unidades o que las tienen en almacenes. Hay una mala gestión y eso es genocidio y corrupción. El desabasto no es un rumor”, explica la médica.

Diversas instancias sanitarias del Gobierno mexicano, como el Insabi, la Cofepris y la Secretaría de Salud, fueron contactadas durante la investigación de este reportaje. No respondieron a las solicitudes de entrevistas.

Tweet de ConVIHvencia

Vivir contando cada pastilla 

En el caso de los padecimientos crónicos, las consecuencias del desabasto suelen ser graves. Diversas organizaciones que apoyan a las personas con VIH en México han alertado sobre las complicaciones que acarrea interrumpir la terapia antirretroviral.

Si dejas de tomar el medicamento, lo primero que pierdes es la indetectabilidad. Es decir, puedes volver a transmitir el virus. Lo otro es que tu salud se empieza a deteriorar”, explica Alaín Pinzón, activista y defensor de derechos humanos que lidera VIHve Libre. Esta, es una organización que apoya a las personas con VIH.

Desde hace una década, Pinzón vive con el virus. Sufrió en su propio organismo los límites de la muerte cuando cayó en etapa de sida hace varios años. Entre otras cosas, VIHve Libre se enfoca en recoger y distribuir medicamentos de manera gratuita. Es por ello, que Pinzón suele enterarse rápidamente de los focos de escasez en Ciudad de México y el resto del país.

“Debo ser enfático, con esta administración hemos visto un crecimiento muy grande de este problema. Del 1 de diciembre de 2019 hasta este mes contabilizamos aproximadamente 94 casos de personas en fase de sida. Desgraciadamente más de la mitad han fallecido”, explica.

En Hermosillo, Sonora, Marta tiene casi dos décadas luchando con las complicaciones del VIH que su esposo, el padre de sus dos hijos, le contagió. Explica que la enfermedad es mágica porque le permite descubrir los verdaderos rostros de la gente.

“Al principio nunca hablo de mi padecimiento, pero cuando lo cuento veo cómo cambian. Así he perdido trabajos, amistades y parte de mi vida. No sé cómo es en otros países, pero en México se lucha mucho para conseguir los medicamentos. Aunque eso no es nuevo, ahora se ha puesto peor”, explica Marta, de 55 años, quien pidió mantener su anonimato por temor a las represalias.

Aunque se define como una sobreviviente porque ha superado el cáncer y al COVID-19, dos veces, no duda en responsabilizar al gobierno mexicano de su mala calidad de vida.

“El año pasado duré tres meses sin medicinas, por eso me dio COVID y me repitió. Han sido años de pleitos, y demandas con todo mundo porque no entienden que necesitamos el medicamento a diario. La gente te dice ‘para qué peleas tanto si de todas maneras te vas a morir’. Pero yo también tengo ilusiones y ganas de vivir”, dice con desaliento.

Cuando a Marta le piden que explique lo que significa no contar con sus fármacos, sonríe con tristeza. Luego asevera: “El desabasto es letal para nosotros porque te quita días de vida, uno vive contando pastillas”

Si usted tiene información sobre casos de desabastecimiento en México o Centroamérica puede escribir a albinson.linares@nbcuni.com.

Sadith Silvano: La artista amazónica que con su cultura enfrenta al COVID-19

Sadith Silvano: La artista amazónica que con su cultura enfrenta al COVID-19

Por Melanie Soca melanies.soca@pucp.pe
Si quieres escuchar esta historia en la voz de la autora, haz click aquí. 

La comunidad de Cantagallo, en el Rimac, también ha sido uno de los lugares afectados por el coronavirus. Pero la pandemia no los ha hecho desertar. Un ejemplo de ello es la artista Sadith Silvano, quien se infectó dos veces y tras recuperarse continúa con su emprendimiento: una colección de mascarillas con diseños que transmiten su identidad y cultura shipibo conibo.

“Me he contagiado por COVID-19, pero salí de esa enfermedad”, nos relata Sadith Silvano, una artista de la comunidad de Cantagallo, en el Rímac, y una de las mayores exponentes del arte shipibo conibo en el país. Ella recuerda cuando empezó a sentirse mal: no tenía fiebre, pero sí tos seca y dolor de garganta. Se recuperó, pero se juntó con sus familiares, con su hermana quien también tenía coronavirus, y se contagió nuevamente. Esa vez se le hinchó todo el cuerpo. Cuenta que logró recuperarse con plantas medicinales. La crisis por el avance de esta enfermedad afectó su arte. Sin embargo, encontró una salida para superar esta crisis: elaborar mascarillas con diseños milenarios y ancestrales inspirados en la cultura amazónica.

“Están inspirados en las plantas medicinales, la ayahuasca, que representa al hombre sabio”, señala la artista sobre sus mascarillas y los mensajes que transmiten. Sus diseños representan al mayacunu, kewé y kené, cuenta. Como ya no encontraba la oportunidad de vender su colección de ropa para damas y los gorros que hacía, empezó a crear estas mascarillas con “su cultura e identidad”.

La comunidad shipibo conibo en Cantagallo, así como otros lugares en el país, también fue golpeada por el coronavirus: se registraron tres fallecidos víctimas de COVID-19. Al principio Sadith estaba sola en este trabajo, pero ahora lo hace junto a veinte artesanas de Cantagallo y Pucallpa. Ellas han producido tres colecciones de 40 mascarillas cada una. Han logrado distribuir a Ayacucho, Tacna, Trujillo y también al extranjero. El dinero ganado lo envían a su comunidad de Paoyhan, en Ucayali. “El gobierno los ha olvidado”, nos dice enfática a través del teléfono. “Me siento feliz ayudándolos de esta manera, porque así Dios me bendice. Mi padre me ha inculcado a apoyar a los que necesitan”, agrega.

Los obstáculos antes del COVID-19

Sadith tiene 31 años y hace 20 llegó a Lima desde la comunidad de Paoyhan, en Ucayali. Su padre la trajo en busca de una mejor calidad de vida, educación y un mejor desarrollo personal. Pese a los años radicando en la capital, nunca perdió su identidad shipibo-conibo y se dedica a transmitir sus conocimientos ancestrales con orgullo.

“El arte es importante”, asegura. El pueblo shipibo conibo es reconocido por manifestar su cultura mediante el trabajo artístico. Sin embargo, no fue fácil alcanzar reconocimiento. “Existe mucha discriminación. Se reían de nosotros, me explotaron como artesana y me han robado”, recuerda.  Pero eso no la desanimó, más bien se fortaleció: en su mente estaba crecer y así fue.

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Sadith Silvano bordando una mascarilla. Fuente: Facebook.

Su trabajo es hecho a mano. Dedica tres días enteros en terminar un bordado y por eso no reproduce por docenas. Para ella, cada pieza es única y por ello requiere tiempo y dedicación. “Te hincas la mano, sangra, la vista se cansa, los ojos duelen al dormir, pero cuando es con amor y pasión, no importa. Nosotros seguimos. Por medio de ello concientizamos a los jóvenes para que no pierdan su cultura”, señala.

Tras ser explotada por revendedores, emprendió su propia colección de ropa:  vestidos, pantalones y gorros para damas. “He caído y me he levantado, con humildad sigo el camino que siempre buscaba, el del éxito, nadie me lo regaló”, dice.  Sus diseños vienen de su mente y del corazón. Están inspirados en sus conocimientos ancestrales. Su dedicación y pasión tuvo gran acogida y logró exportar su colección de ropa a países como EE. UU y Francia.

Con la llegada de la pandemia por el COVID-19, las mascarillas se han convertido en un elemento esencial para evitar el contagio y son usadas a nivel mundial. En base a las especificaciones técnicas del Ministerio de Salud, Sadith se basa para la confección de mascarillas faciales textiles de uso comunitario. Con un lapicero brillo, tijera, aguja e hilo de diferentes colores, comenzó a bordarlas para hacer algunas demostraciones en redes sociales. Recibió muchos mensajes de apoyo. 

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Gorros y mascarillas con diseños shipibo conibo. Fuente: Facebook.

“Esta enfermedad nos hace reflexionar como personas. A veces no estamos con la familia, ahora tenemos la oportunidad de estar más con ellos, conocernos y entendernos”, asegura. Ahora, después de más de 100 días, así como Sadith, en Cantagallo están regresando a sus actividades. En su caso, vivir a través del arte sin olvidar su cultura.

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No se paralizó: la violencia a la mujer en tiempos de cuarentena

No se paralizó: la violencia a la mujer en tiempos de cuarentena

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Durante el periodo de aislamiento social obligatorio, doce mujeres fueron asesinadas y 557 se reportaron como desaparecidas.

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Las medidas de confinamiento para evitar la propagación del coronavirus trajeron una consecuencia indeseada: el aumento de la violencia hacia las mujeres.  Durante el periodo de aislamiento social obligatorio, doce mujeres fueron asesinadas y 557 se reportaron como desaparecidas. 

La noche del primero de mayo, Yadi Gabriela Fernández (22) cenaba junto a su conviviente, Richard Cárdenas (36), cuando se inició una discusión que se tornó violenta. Cárdenas atacó con un cuchillo a la madre de su hijo, hasta asesinarla. El asesino huyó de la escena del crimen, y pocas horas después su víctima fue encontrada por sus vecinos, en la provincia de La Concepción, en el Cusco. Al igual que Yadi otras once mujeres han sido víctimas de feminicidio durante el Estado de emergencia.

​En medio de la pandemia por el avance del COVID-19, el enemigo más latente ha seguido en casa. La cuarentena ha obligado a miles de mujeres a permanecer confinadas junto a su agresor y una de las consecuencias de este encierro ha sido el aumento de la violencia de género. Durante casi tres meses, el país ha quedado paralizado; sin embargo, la violencia no: doce mujeres fueron víctimas de feminicidios, existieron 25 tentativas, y más de 7066 hombres fueron detenidos por agresiones.

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Según el último reporte del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, de las doce víctimas de feminicidio, diez de estos casos se trataron de feminicidios íntimos. Esto quiere decir que los feminicidas fueron hombres cercanos a la víctima, parejas o exparejas con quienes compartían su entorno familiar: (4) convivientes, (3) ex conviviente, (1) enamorado, (1) ex enamorado, (1) pareja sentimental.

Además, durante el estado de emergencia, la Defensoría del Pueblo reportó 557 mujeres y niñas desaparecidas. Solo en mayo se produjeron 234 de estas desapariciones, un incremento del 30% respecto al mes de abril. Esto significa que cada tres horas una mujer desaparece en nuestro país. Del total, 355 son menores de edad. ¿Dónde están ellas?

Ante la imposibilidad de salir a las calles, la vía telefónica se convirtió en la alternativa más utilizada para clamar ayuda. La línea 100, creada por el Ministerio de la Mujer para denunciar agresiones, registró más de 28 mil llamadas, lo que significa un aumento del 39% respecto a periodos anteriores.

SI NO ES GRAVE, SIGUES EN CASA

Si antes del confinamiento ya era difícil para una mujer denunciar, el aislamiento social obligatorio decretado por el Gobierno ha reducido el acceso a los canales de apoyo. Las circunstancias actuales limitan aún más. Según la Organización de Naciones Unidas, menos del 10 % de víctimas de violencia doméstica acuden a la policía.

Otro de los impedimentos es que los mecanismos de las autoridades se limitan a tomar acciones eficaces únicamente frente a las agresiones graves, mientras que en los casos leves las víctimas permanecen expuestas a su agresor. Para la adjunta de los derechos de la mujer de la Defensoría del Pueblo, Eliana Revollar, todos los casos de violencia deberían ser considerados como graves durante el Estado de Emergencia. 

«La línea 100 ha sido diseñada para atender casos graves de violencia. Hemos visto desde la Defensoría que esto no está funcionando porque por confinamiento todas las situaciones de violencia deberían ser consideradas de gravedad”, señaló Revollar.

Asimismo, indicó que las víctimas no pueden quedar expuestas a continuar siendo violentadas. “Si llaman a reportar un caso de violencia física leve en la línea 100, te piden que cuando pase la cuarentena te acerques a la comisaría a poner tu denuncia. Esto expone a la víctima a que conviva con su verdugo”, agregó.

Para los casos extremos, las mujeres violentadas son trasladadas a refugios temporales. Durante el aislamiento social, 58 víctimas han sido llevadas a estos hogares. Sin embargo, estas sedes son escasas y no se dan abasto para recibir a un gran número de personas, indicó la representante de la defensoría.

Ante las alarmantes cifras durante el confinamiento, el Gobierno emitió a finales de abril el decreto legislativo Nº 1470 que dispone que todos los casos de violencia contra la mujer deben ser reportados como urgentes y deben ser atendidos con inmediatez durante el periodo de emergencia sanitaria. El decreto simplifica el procedimiento para que las mujeres en riesgo cuenten con medidas de protección de forma oportuna en un plazo no mayor a 24 horas, prescindiendo de la realización de audiencias.

SEGUIMIENTO SOLO A CASOS URGENTES

En este contexto, la Fiscalía de la Nación dispuso la recepción de denuncias de violencia contra las mujeres y los integrantes de grupos familiares vía whatsapp y correo electrónico. A través de una resolución, señaló que los 34 distritos fiscales del Perú recibirán denuncias utilizando servicios tecnológicos, destinado a víctimas que permanecen confinadas sin alternativa a acercarse a una comisaría. Esta medida fue aprobada ante los casos de feminicidios reportados durante el aislamiento.

José Luis Huarhua, el fiscal provincial especializado en casos de violencia contra la mujer e integrantes del grupo familia, detalló a La Antígona que, para realizar una denuncia, la víctima debe dejar sus datos a través de las vías virtuales. Si cuenta con evidencia, como fotografías de agresiones físicas, puede dejarlas como evidencia.

La fiscalía recepciona todo tipo de denuncias de violencia. Sin embargo, debido a la pandemia, la fiscalía solo da seguimiento a las que son graves y urgentes. En el caso de agresiones leves, los plazos legales han sido suspendidos, lo cual significa que no hay una tramitación regular del proceso, y la víctima debe retornar a casa junto a su agresor.

Huarhua sostiene que es necesario denunciar así sean casos leves, las denuncias son necesarias para dejar constancia de las agresiones, y si son reiterativas, aplicar medidas de protección para las víctimas y eventualmente pedir una prisión preventiva para reincidentes.

Según detalla el fiscal provincial, el perfil de las víctimas de feminicidios son mujeres de 25 a 35 años, en su mayoría amas de casa y que hay hijos de por medio. En la mayoría de los casos la dependencia económica es un factor clave para que las mujeres continúen sometidas frente a su agresor.

“¿Por qué mata este sujeto a la mujer? La explicación que brindan los psicólogos y especialistas con lo que trabajamos es que el machismo está interiorizado en la sociedad, tenemos arraigado el machismo, los estereotipos de género y el poder del hombre sobre la mujer… El sujeto se cree superior, piensa que la mujer es de su pertenencia “si tú no estás conmigo no eres de nadie. En la mayoría de los casos los celos son el móvil” agregó. 

VIOLENCIA EN AMÉRICA LATINA: LA OTRA PANDEMIA

El confinamiento por coronavirus no solo ha ocasionada una escalada de violencia a la mujer en Perú, sino que también a nivel del América Latina, un territorio donde antes de la pandemia ya 20 millones de niñas y mujeres ya eran víctimas de violencia física y sexual.

En México, el país que presenta los índices más críticos de violencia en la región, los feminicidios han cobrado más vidas que la pandemia por el coronavirus. Desde que se reportó el primer caso de COVID-19, el 28 de febrero, hasta el 13 de abril, 317 mujeres murieron en manos de su agresor, mientras que 100 fallecieron a causa del coronavirus, según la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del País. 

La especialista mexicana Ariana Lourdes Rodríguez Gonzáles, quien pertenece al Centro de Estudios de Género de la Universidad Autónoma de México, explicó que los abusos durante la cuarentena se incrementan debido a que “el hombre al no tener espacios con quien comprobar su masculinidad, se desquita con las mujeres, por eso es que se incrementa el tema de la violencia contra la mujer y las niñas durante el confinamiento”. Además, precisó que cada mujer enfrenta de manera personal esta situación.

La escalada de violencia también se ha disparado en otros países latinoamericanos. En Argentina 18 mujeres fueron asesinadas en los primeros 20 días de su cuarentena y las líneas de ayuda aumentaron sus llamadas en un 67%. En el caso de Colombia, el panorama se repite: durante el confinamiento se han reportado 19 feminicidios y los llamados de auxilio a través de las líneas oficiales del gobierno se incrementaron casi al 130%. 

Ante la falta de protección a las víctimas y debido a la exposición que las mujeres tienen confinadas junto a su agresor, han surgido iniciativas para frenar la violencia. En España lanzaron el programa “Mascarilla 19”, el cual consiste en que las mujeres que se encuentren en una situación de riesgo puedan acercarse a la farmacia y solicitar una «Mascarilla 19». El personal de la farmacia realiza una llamada para alertar a los servicios de emergencia. 

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