Las agentes penitenciarias y su propia batalla en primera línea

Las agentes penitenciarias y su propia batalla en primera línea

johanna.gallegos@pucp.pe
Mujeres frente al COVID-19 en la cárcel

Ellas buscan cumplir su labor en esta otra primera línea contra el coronavirus, pero piden más apoyo del Estado. Conoce la asombrosa labor de las agentes INPE.

Son mujeres. Algunas son madres y custodian el penal de reclusas más grande que tiene Lima: el establecimiento penitenciario de Chorrillos, donde ya se ha registrado la primera muerte por coronavirus. En esta emergencia sanitaria por el COVID-19, las trabajadores del INPE están expuestas y ponen en riesgo sus vidas mientras el temor de ser contagiadas invade esta cárcel que alberga a más de 850 internas. Ellas buscan cumplir su labor en esta otra primera línea contra el coronavirus, pero piden más apoyo del Estado. 

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El cambio de estación está logrando que el cielo de Lima vuelva a ser gris y que el frío se empiece a sentir. Hay un lugar en el que ese frío se siente aún más: el Establecimiento Penitenciario Mujeres Chorrillos, la cárcel de reclusas más grande de Lima. Este lugar no es ajeno a la emergencia sanitaria. El pasado 12 de mayo murió la primera interna por infección de COVID-19. En pleno avance de la pandemia, las agentes femeninas del Instituto Penitenciario del Perú (INPE), al igual que sus colegas hombres, no han detenido su labor y custodian a diario a las 859 reas que cumplen condenas, en su mayoría, por delitos relacionados al tráfico ilícito de drogas (TID) o robo agravado, según las estadísticas del Ministerio de Justicia. María, a quien llamaremos así en esta nota, es una de las 45 agentes que cuidan en esa prisión.

Desde hace veinte años, María se despierta de madrugada para ir a la cárcel: se alista, se pone su uniforme y con las botas ya puestas, atiende a su pequeño de 8 años con habilidades especiales. Junto a su esposo, quien también es agente penitenciario, tienen que dejarlo solo por más de cinco horas mientras retornan a casa. Su labor como agentes de seguridad del INPE, nos cuenta ella, le impide pasar más tiempo con su niño. “Es bastante complicado. Cuando mi esposo está de descanso se queda cuidando a mi hijo. Pero igual, así se quede él, cuando vuelvo del trabajo igual siempre hay que limpiar, cocinar y, bueno, todo el trabajo de casa”, dice.

María confiesa que la rutina diaria en el penal la consume. Su voz por el teléfono revela su nerviosismo cuando nos comenta que siendo parte del área de seguridad tiene un horario de “24 x 48”. Esto quiere decir que tienen un día de descanso por dos de turno. A pesar de su cansancio diario intenta mantenerse fuerte por su niño.

SIN PROTECCIÓN

En el penal de mujeres Chorrillos trabajan alrededor de 65 agentes INPE que pertenecen a la división de seguridad. De ese total, aproximadamente 45 son agentes femeninas como María, cuya función principal es controlar y velar por el orden de todo el reclusorio. Ellas tienen contacto directo con las internas. Sin embargo, el número de personal se ha reducido, según informó Gerson Villar, quien era presidente del INPE y presentó su renuncia el pasado 6 de mayo.

Elvia Córdova, técnica de segundo grado, tiene 13 años como agente de seguridad del INPE. Actualmente es jefa de seguridad del penal de Chorrillos.  La llegada del virus impactó a todos, nos asegura. Un notorio cambio se vio, primero, en el número de personal de seguridad y administrativo que hoy labora. Agentes mayores de 60 años o con enfermedades crónicas se están quedando en sus casas. Esta reducción ocasionó cambios de horarios para las guardias de seguridad que sí están en actividad como es el caso de María. “De 27 personas que eran por grupo, en personal femenino, ahora cuento con 20 en cada grupo”, señala Elvia. 

En abril, se identificó al primer infectado de COVID-19 dentro de un establecimiento penitenciario: un agente que laboraba en el área externa, fuera de los pabellones y patios de la cárcel. Este fue aislado en su domicilio por 14 días siguiendo el protocolo de seguridad del Ministerio de la Salud (Minsa). Hasta el cierre de este informe, hay un total de 12 agentes del INPE fallecidos por coronavirus. Todos ellos adquirieron la enfermedad en cumplimiento de sus funciones en esta otra primera línea.

En abril, se identificó al primer infectado de COVID-19 dentro de un establecimiento penitenciario: un agente que laboraba en el área externa, fuera de los pabellones y patios de la cárcel. Este fue aislado en su domicilio por 14 días siguiendo el protocolo de seguridad del Ministerio de la Salud (Minsa). Hasta el cierre de este informe, hay un total de 12 agentes del INPE fallecidos por coronavirus. Todos ellos adquirieron la enfermedad en cumplimiento de sus funciones en esta otra primera línea.

Desde que se conoció el primer caso, el temor dentro de las prisiones, como en Chorrillos, incrementó. El miedo era compartido: lo sentían las reclusas y lo sentían sus custodias, como María. ¿La razón? El personal activo -las y los agentes- no tenían los implementos de bioseguridad necesarios y recomendados por el Minsa. Es decir, no contaban con mascarillas NK-95, guantes quirúrgicos ni alcohol en gel. El único material de protección que habían recibido era de material desechable como mascarillas simples.

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Fuente: MINJUS

Fuente: INPE

PRESUPUESTO PARA SALVAR VIDAS EN EL INPE

El pasado 29 de abril, la Contraloría General de la República señaló en un informe que el INPE solo gastó un 10,81% de los S/. 10’000.000.00. El documento del órgano de control advirtió una posible deficiencia en el sistema de prevención si es que no se ejecuta rápidamente el monto. Habían pasado 37 días desde que se transfirió el presupuesto. Casi una cuarentena.

Hasta la fecha y a pesar de que el expresidente del INPE, Gerson Villar, señaló a la prensa antes de renunciar que estaban trabajando para ejecutar todo el presupuesto asignado, aún no se ha evidenciado cifras de gasto que vayan más allá del 20%, es decir, solo 10% más de las publicadas por la contraloría, según el portal de Transparencia Económica del MEF, consultado por La Antígona el último 11 de mayo. Desde el INPE, a pesar de la consulta a través de la Oficina de Prensa, no se han pronunciado al respecto.https://infogram.com/untitled-report-1hke60rx1me165r?live

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Fuente: Consulta Amable COVID 19 – MEF

Fuente: Consulta Amable COVID 19 – MEF

Este retraso en la ejecución del presupuesto ha ocasionado que las mismas agentes, como María y sus compañeras, busquen alternativas para protegerse. Ellas están elaborando sus propias mascarillas y mandiles. Empresarios aliados están colaborando con donación de telas y materiales. “Nosotras somos los únicos que estamos allí, dando la cara, porque el personal igual se queja. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros como miembros o directivo de ese penal. Lo único que podemos hacer es pedir aliados”, nos dice Elvia, la jefa de seguridad,  con un tono que mezcla  su decepción y desesperanza. Parece asumir que la situación no cambiará para con ellas. 

SOLAS Y EN PRIMERA LÍNEA

El miedo ante posibles contagios no es el único temor que ronda el penal de Mujeres Chorrillos. Según datos contabilizados por el Ministerio de Justicia (Minjus), se han producido un total de 16 motines en el país durante los 50 días que llevamos del aislamiento social obligatorio para frenar la pandemia del COVID-19. Ninguno tuvo lugar en un penal de mujeres, hasta ahora. Sebastián Villagómez, abogado de la Dirección General de Asuntos Criminológicos del Minjus, explica que esto se debe a las diferencias y características propias de internos varones e internas mujeres. Es decir, es por un tema de género. “Ellas no tienen ese componente violento que sí presentan los varones”, nos señala. A fines de abril, en el penal Miguel Castro Castro de hombres murieron 9 internos tras el motín por reclamar atención y protección por el avance del coronavirus.

Fuente: Rodrigo Abd

Pero María dice que un posible motín en el EP Chorrillos no sería irreal. Cuenta que, ante la desprotección por parte del Estado y las condiciones de los penales, las internas han tomado posturas rebeldes. El orden y disciplina es cada vez más difícil de conseguir. “Las chicas están bastante preocupadas. Están inquietas por ya hay chicas que están con el COVID y eso las tiene asustadas y molestadas”, nos dice. Ella y sus compañeras tratan de calmarlas, pero sienten que a diario tienen que estar preparadas para cualquier revuelta.

Intranquilidad y preocupación es el sentimiento que comparten las internas y las agentes. Cuando se decretó el estado de emergencia sanitaria por el avance del COVID-19, parte del parte del personal administrativo que incluye a psicólogos, abogados y asistentes sociales dejó de acudir al penal e hizo trabajo remoto. Las agentes de seguridad del INPE, como María y Elvia, fueron las únicas que permanecieron dentro del establecimiento y lo siguen haciendo. Al no tener apoyo de las otras áreas, ellas sienten todo el peso sobre su labor de custodiar un penal de 859 mujeres, donde no son pocos los casos de internas, madres y gestantes que reciben tratamiento psicológico.

Solo son 15 agentes para controlar y atender a todas. “Hay internas violentas, otras tienen problemas de depresión, pero la situación, ahora con el miedo de contagiarse, se han puesto más rebeldes. Muchas veces no hacen caso, ya cuesta ponerles en orden”, se queja una de las agentes entrevistadas. La cárcel, reconoce, es un lugar donde hay todo tipo de historias.

Según datos del Minjus brindados por Villagómez a La Antígona, la mayoría de penales están hacinados porque presentan una capacidad máxima de 39 mil unidades de albergue para los casi 906.870 internos entre varones y mujeres. La abogada especialista en temas de mujeres privadas de la libertad para el Programa de Asuntos Penitenciarios de la Defensoría del Pueblo (PAPP), Keysi Gallegos, coincide sobre la existencia de un estado de hacinamiento en las prisiones en nuestro país y afirma que esta condición exige un mayor trabajo de custodia por parte de los trabajadores del INPE.

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Elaboración de La Antígona

Actualmente, las agentes penitenciarias trabajan dos días seguidos y descansan cuatro días. Gallegos, sin embargo, señala que las condiciones en las que trabajan, duermen y se alimentan dentro del penal de Chorrillos no son las mejores. “No hay que olvidar que las agentes son tan servidoras públicas como el que trabaja en el Ministerio de Economía, etc. Las condiciones en las que ellas se desarrollan no son aptas”, precisó la abogada. Asegura que si antes les costaba, ahora con el avance del coronavirus dentro de las cárceles todo es más complicado. Es más duro. Aunque, ellas mismas son conscientes de su labor. “Para eso me han preparado”, le han respondido muchas. Pero que también les gustaría que el Estado las reconozca como están haciendo con otras profesionales.

Al ser consultado sobre la ausencia de otros profesionales en las cárceles como el personal administrativo o los psicólogos, Villagómez respondió que ahora sí están asistiendo y que su presencia es esencial en los penales. “Es un error que se ha subsanado, aunque sí se ha dado preferencia al trabajo virtual”, reconoció. Antes de presentar su renuncia, el expresidente del INPE Gerson Villar, declaró al diario Gestión que se habían contratado a 100 médicos, 100 enfermeras y 150 agentes de seguridad para reducir la carga laboral de las actuales trabajadoras y asegurar la atención de necesidades de las internas.

MÁS MEDIDAS PARA EL INPE

El pasado 22 de abril, tras el incremento del número de infectados de COVID -19 en los penales, el presidente Martín Vizcarra aprobó el Decreto Supremo 004-2020, que brinda lineamientos para la evaluación de casos de internos que podrían tener gracias presidenciales debido a la crisis sanitaria. Es decir, que se tramitarán indultos dada la coyuntura de crisis mundial por la pandemia del coronavirus.

Fuente: Ministerio de Justicia

La Comisión de Gracias Presidenciales del Minjus recomendará, según explicó Villagómez, dar este beneficio penitenciario a quienes sean madres y permanezcan con sus niños o niñas en la cárcel, a quienes se encuentren en estado de gestación o madres que tengan condenas próximas a vencer. También a personas mayores de 60 por encontrarse como grupos vulnerables al contagio. siempre y cuando no se tengan delitos graves o reincidentes. “Se debe valor la participación de las internas en el tratamiento y su conducta (…) En los 68 penales la administración penitenciaria va detectar de oficio los posibles casos”, dijo el funcionario.

La Defensoría del Pueblo está supervisando este decreto supremo. Gallegos indicó que la medida es viable. Sin embargo, algo desconfiada, reconoce que el proceso será de arduo trabajo pues se necesita revisar cada caso a detalle. Aun así, se espera que contribuya a la reducción del hacinamiento y, por consecuencia, también favorezca al personal penitenciario cuyos esfuerzos por mantener el control parecen estar al límite. “Va generar que se pueda desconcentrar y facilitar la albora la agente penitenciaria”, sostuvo.

El último 26 de abril, el ministro de Justicia, Fernando Castañeda y las autoridades del INPE, recibieron un lote de 110 mil mascarillas comunitarias lavables y adquirieron 13.000 pruebas rápidas para ser aplicadas a todo el personal. Hasta el cierre de este informe, el proceso de entrega de estos implementos en los 68 penales del país continuaba con lentidud, así como la toma de muestras para diagnosticar infectados de COVID-19. 

Sin embargo, el último 19 de mayo durante una entrevista en RPP, el ministro aseguró que se hallan ejecutando estrategias que prioricen el aseo y desinfección de las 68 cárceles peruanas. También, confirmó la existencia de anillos de salubridad que consisten en la medida de temperatura, desinfección de calzado y de manos a quien ingrese a los recintos. Por último, señaló que ya se había finalizado la entrega de mascarillas en todos los penales recalcando que este proceso era verificado por la Oficina de Asuntos Internos del INPE. 

Fuentes: Prensa

Las cartas están puestas sobre la mesa para asegurar la protección de las agentes como Elvia, María y el resto del personal penitenciario, quienes por su labor -así como otros profesionales en primera línea- también están con temor de sumarse a las cifras de infectados de coronavirus en el Perú. 

© 2021 La Antígona

Profesoras a distancia: El reto de educar en zonas rurales

Profesoras a distancia: El reto de educar en zonas rurales

b.baccalini@pucp.pe

La educación a distancia ha evidenciado las desigualdades ya existentes en el país. La Antígona recogió las historias de tres profesoras en Ancash, Cajamarca y Junín.

Maestras y maestros de todo el Perú se vieron obligados a cambiar los salones de clases por pantallas digitales tras la cancelación de clases por el avance del COVID-19. La educación a distancia ha evidenciado las desigualdades ya existentes en el país y se ha convertido en un nuevo reto para alumnos y profesores, sobre todo para quienes permanecen en zonas remotas sin acceso a internet, ni tecnologías. La Antígona recogió las historias de tres profesoras que enseñan de manera remota en Ancash, Cajamarca y Junín.

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Sonia, de quinto grado de primaria, debe caminar alrededor de 20 minutos a campo abierto en la zona minera de La Zanja, a cuatro horas de Cajamarca, hasta obtener señal suficiente para recibir clases vía telefónica. Ella estudiaba en una pequeña escuela pública de solo 16 estudiantes. Sin embargo, sus clases fueron canceladas debido a la pandemia del COVID-19.

Su padre, con mucho esfuerzo, se vio obligado a adquirir un teléfono con Whatsapp para que ella pueda seguir con las clases remotas durante el confinamiento. En su casa no disponen de una computadora para las sesiones virtuales, ni mucho menos de internet. El celular es el único medio por el cual la menor puede seguir con sus sesiones escolares.

Camila Vásquez, de 24 años, es la profesora de Sonia. Todos los días se comunica con ella desde Lima y le envía las clases por teléfono. La crisis sanitaria por el avance del COVID-19 la ha obligado a cambiar las aulas por las pantallas digitales, algo que nunca pensó cuando decidió convertirse en maestra. Este nuevo reto la ha obligado también a modificar sus dinámicas de enseñanza y a que la tecnología se convierta en una aliada para seguir instruyendo a sus alumnos.

“Son emociones muy cambiantes…Han habido momentos en los que uno dice: “esto es muy difícil, saben qué, voy a dejarles solamente hacer los libros”…Piensas en tantos obstáculos que te hacen pensar en mejor continuar, pero también pasan cositas en el camino que te hacen despertar, que te hacen ver que para ellos esto es importante, como el que yo converse con sus papás, que me cuenten todo lo que les gustaría ver, todo lo que esperan de los logros de sus hijos» indicó la docente.

Escolares dirigiéndose a sus hogares luego de sus clases. FUENTE: Facebook.

Millones de niños sin acceso a internet

La suspensión de clases por el avance del coronavirus ha representado un gran desafío para el sector de la educación. Millones de niños en todo el Perú se han visto afectados por la cancelación de clases: más de 1.7 millones de escolares no tienen acceso a internet, según el Ministerio de Educación. Sin embargo, el aprendizaje no puede detenerse y los maestros y maestras han ideado nuevas alternativas.

Mayra Echevarría atraviesa una situación similar a la de Camila. Ella es profesora de cerca de 150 alumnos de una escuela de la provincia de Yauli, en la región Junín. Cada lunes, Mayra se graba dando clases frente a una pizarra y envía los videos a los padres de sus alumnos a través del Whatsapp. En su casa, en Huancayo, adaptaron una habitación como un salón de clases para que ella pueda realizar las sesiones.

“Definitivamente todo ha cambiado y nuestra forma de trabajar también, y todo esto por nuestros estudiantes, que realizan enormes esfuerzos por adaptarse. Lo más difícil de esta situación es no poder verlos, no poder enseñar en las aulas teniéndolos tan cerca para brindarles retroalimentación al instante, teniendo que pedir a los padres de familia que hagan la labor del docente en casa, que sean ellos los intermediarios para que los niños puedan comprender mejor y más claro alguna idea que no comprendieron tras las pantallas”. agregó Mayra.

Sin embargo, no todos sus alumnos cuentan con acceso a tecnología y con el 10% solo se comunica por llamadas esporádicamente, debido a que los padres deben caminar largas horas para tener señal telefónica. Liliana Muñoz, vicedecana de la Facultad de Educación de la Universidad Cayetano Heredia conversó con La Antígona y explicó que la crisis sanitaria ha evidenciado cada vez más las brechas y desigualdades ya preexistentes en el país.

“Esta pandemia lo que ha hecho es evidenciar cada vez más las grandes desigualdades. Si bien es cierto que para la educación a distancia no solo se hace uso de la tecnología, sino que también se incorpora la radio y la televisión, nosotros vemos todos los días a niños que suben hacia los cerros a poder captar algún tipo de señal, en provincias, en las zonas rurales. En la Selva, en la Sierra, algunos alcaldes y autoridades del gobierno regional dicen que no hay ni siquiera señal para que capte el televisor”, indicó la especialista en educación.

Muñoz destacó las iniciativas propias de los maestros -como Camilia y Mayra- para combatir estas brechas educativas; sin embargo, recalcó que el Estado es quien debería ver las formas de solucionar e implementar estrategias ante esta situación.

“Nuestro país es tan diverso geográficamente que hay todo tipo de desigualdades económicas, sociales y educativas. Lo que hay que cuidar es que las brechas no se ahonden más. Es un año difícil…probablemente hay niños que no van a lograr los aprendizajes previstos este año, entonces tendrán que implementarse algún tipo de estrategia para que los niños puedan recuperar clases”, agregó.

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Escolares  en formación.  FUENTE: Facebook.

Las brechas culturales

​Alexandra Vasallo es profesora de una escuela pública de educación intercultural bilingüe en una pequeña comunidad quechua hablante, cercana al distrito de Chavín de Huantar en Ancash, llamada Nuevo Progreso. La mayoría de los padres de sus estudiantes se dedican principalmente a la ganadería y la agricultura: ellos crían a sus propios animales y cosechan productos para subsistir.

Alexandra es profesora de once alumnos de quinto de primaria. Ella residía en Nuevo Progreso dando clases presenciales. Tras la suspensión de clases, regresó a Lima en un bus humanitario y actualmente se enfrenta al reto de dar clases de manera remota. Si bien el Estado ofrece el programa educativo Aprendo en Casa, no todos sus estudiantes cuentan con televisor o radio en casa y no tienen cómo recurrir a esta enseñanza. 

Los alumnos de Alexandra, además de afrontar limitaciones por acceso a tecnologías, se enfrentan a marcadas brechas culturales, en particular por el idioma. La lengua materna de estos niños es el quechua y es difícil para ellos seguir con el contenido de Aprendo en casa en castellano. Según detalla la docente a La Antígona, los menores tenían problemas porque los mensajes transmitidos se hacían muy rápido para su nivel de castellano y estaba descontextualizado con su realidad.

Además, sus alumnos cumplen labores en las chacras pastoreando animales y no podían seguir con los horarios establecidos a través de las radios. Alexandra ha optado por comunicarse por separado con cada uno de ellos por línea telefónica,  de acuerdo a los tiempos de los estudiantes. Algunos tienen que pedir prestados celulares a tíos o primos. Esporádicamente se conectan hasta cuatro alumnos en una sola llamada y programan exposiciones en conjunto.

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Maestras y maestros del colegio Nuevo Progreso Chavin FUENTE: Facebook.

“De hecho pasar de lo presencial a la educación a distancia ha sido todo un reto. Si bien existen propuestas por parte del Estado, en el caso de mis estudiantes, en específico, no existe una fórmula de cómo llevar la educación a distancia porque son chicos y chicas que muchos de ellos no tienen acceso a la programación del Estado. Tengo dos estudiantes que solamente tienen línea telefónica, es el único recurso que tienen. Y que incluso en el caso de uno de ellos, el celular es de su tía” explicó Alexandra.

En conversación con La Antígona, Ángela Bravo, directora de educación secundaria del Ministerio de Educación y máster en políticas educativas, consideró que los retos del Perú en cuanto educación están muy vinculados al tema de la inequidad. La especialista indicó que la plataforma más completa de Aprendo en Casa es la web. Sin embargo, es a la que menos acceso tienen alumnos, debido a que menos del 40% de niños tienen internet en sus hogares.

“Si bien el programa de aprendizaje se pensó diseñado para que pueda llegar a todos los estudiantes, sigue teniendo un reto de cobertura importante y todavía no se ha logrado implementar la radio en todas lenguas originarias”, sostuvo Bravo.

Hasta el momento se desconoce la fecha de cuándo los escolares regresarán a las aulas debido a la coyuntura. Mientras tanto docentes y alumnos tendrán que adaptarse a esta nueva normalidad que ha traído a flote las brechas ya existentes en nuestra sociedad. 

© 2021 La Antígona

Mujeres gestantes: la odisea de dar a luz en estado de emergencia

Mujeres gestantes: la odisea de dar a luz en estado de emergencia

a20110518@pucp.pe
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Desde que empezó el aislamiento social obligatorio por el avance del coronavirus, la situación de las gestantes ha cambiado. La historia de dos mujeres que dieron a luz a sus hijos en plena cuarentena revela que hay un alto riesgo de contagio del COVID-19 y que existe escasez de equipos médicos que ponen en peligro tanto a las madres como al personal de salud.

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Geraldine (26) nunca pensó que se complicaría su gestación en la semana 28 y en el día 31 del aislamiento social obligatorio decretado por el Gobierno debido al avance del COVID-19. Esa tarde tuvo una señal de alerta: un flujo vaginal extraño que hizo que vaya de emergencia al Hospital Dos de Mayo. La obstetra le dijo que era una “simple infección urinaria”, una situación rutinaria en todas las embarazadas, pero nada preocupante.

​La semana siguiente, el flujo ya le venía con sangre. La desesperación por no tener un seguro de salud y la falta de dinero la llevaron al Hospital Nacional Docente Madre Niño San Bartolomé. Al ingresar por emergencia, le sacaron la prueba del COVID-19 que resultó negativa. Sin embargo, este centro de salud no contaba con respirador artificial, incubadora ni un espacio en la unidad de cuidados intensivos (UCI): eran pocas las posibilidades de que el bebé sobreviviera.

A pesar de estas dificultades, el bebé nació con buen estado de salud. Los procesos de documentación para el traslado del pequeño Stephano a un nosocomio que cuente con todos los equipos correspondientes, como una incubadora, tomó casi 4 días. Lo ocurrido con Geraldine es uno de los muchos casos de madres gestantes que han tenido un parto complicado en medio de la pandemia por el coronavirus.

La situación de los médicos que atienden a las gestantes tampoco es privilegiada. La ginecoobstetra Yanara Mohtar, quién trabaja en una clínica particular, relató para La Antígona que, en algunas ocasiones, los uniformes de protección son comprados con sus propios medios.

De acuerdo al testimonio de Geraldine contado a La Antígona, algunos médicos o residentes no cumplieron con el uso correcto de protección cuando la atendieron. Esto conlleva a que las madres gestantes desconfíen de la atención de los especialistas de salud y teman ser contagiadas. “Los doctores tenían la voluntad de atender, pero algunos estaban sin mascarillas,  sin lentes, no contaban con todos los implementos necesarios, eso me causaba mucha desconfianza”, dijo.

Antes y después del parto

Lo sucedido con Geraldine no es el único caso que evidencia el riesgo en los partos en esta pandemia.  Cinthya (36), madre de dos hijos, dio a luz al tercero la noche del pasado 7 de mayo en el Hospital Luis Negreiros Vega de Essalud ubicado en el Callao. Cuando fue a emergencias tuvo que pasar antes por el área de triaje, donde las mujeres gestantes tienen una revisión previa. Ella asegura que en ese lugar se atendían a las madres con o sin COVID-19. “Era un proceso muy largo pues se acumulaban muchos pacientes”, narró.

El tercer embarazo de Cinthya, cuenta vía telefónica, fue una experiencia “desagradable”. Asegura que fue maltratada cuando se encontraba en la sala de espera para ser atendida.  “Yo estaba quejándome de dolor, pasó una obstetra y me palmeó la pierna y me dijo: cállate estamos en tiempos de COVID”, yo le dije que tiene “¿Qué ver el tiempo de COVID?, yo siento dolor”, recuerda sobre ese momento.

A pesar del peligro que significa este virus, muchas pacientes no son conscientes de sus consecuencias y no cumplen con la protección necesaria cuando asisten a sus consultas prenatales o el día del alumbramiento. La doctora Mohtar relata que hay gestantes que no aceptan el uso correcto de guantes y mascarillas. “En su mayoría, las madres no usan guantes y las que usan tocan ciertas cosas del consultorio que entorpece el procedimiento de atención, no respetan nuestro espacio”, manifestó.

Geraldine también indica que, cuando aún estaba internada en el Hospital San Bartolomé tras dar a luz, se presentó una madre infectada de coronavirus y que eso generó que no atiendan al resto. “El personal médico no estaba preparado y se olvidaban de atender a las otras mamás. La señora estaba en el mismo piso que yo, eso nos asustaba. La estructura del hospital no es la adecuada y no está equipada para este tipo de situación”, asegura.

El aislamiento social obligatorio suspendió las consultas externas y canceló los controles prenatales. Estos son vitales para poder conocer cuáles son las posibles formas de contagio de COVID-19 desde la madre al bebé y sus consecuencias. Una de ellas es por medio de la transmisión vertical; otra es por medio de la lactancia, según la obstetra Rosmery Dávalos del Hospital María Auxiliadora.

La Sociedad Peruana de Obstetricia y Ginecología sostiene que si los bebés recién nacidos tienen resultados positivos a infección de COVID-19, no desarrollan riesgos; sus madres sí. Ello debido a que el cuadro clínico que presentarían sería el mismo que el de las gestantes con preeclampsia: es decir, una tendencia a subidas de presión arterial lo que podría conllevar a un diagnóstico de tromboembolismo pulmonar.

Esta afectación, según el diccionario de médicos de la Clínica Universidad de Navarra de Madrid, es un proceso caracterizado por la coagulación de la sangre en el interior de las venas o trombosis, causando el desplazamiento y fijación en el pulmón de la totalidad o de un fragmento del coágulo o embolia. Las personas que son más propensas a padecerlo son las mujeres embarazadas.

Las madres y obstetras entrevistadas para este reportaje aseguraron que los hospitales del Perú no están preparados para una situación de emergencia como es el parto de un bebé prematuro en medio de una pandemia. “No hay personal suficiente y adecuado, no hay implementos”. manifestó Geraldine.

Cien gestantes contagiadas en el San Bartolomé

El doctor Carlos Santillán, director médico del hospital San Bartolomé, al ser entrevistado por La Antígona, confirmó que el 54% de las gestantes dieron positivo para el COVID-19,  pero que se encuentran siendo atendidas por el personal de salud.

El contagio de COVID- 19 en mujeres gestantes es cada vez mayor. En abril el hospital San Bartolomé detectó a 11 mujeres gestantes que dieron positivas por coronavirus; en mayo aumentaron a 70 y en junio han sido casi 100, así lo reveló Santillán. A pesar que cuentan con  69 obstetras y 5 nuevas contrataciones para que mejore la atención para las madres que están aisladas por el coronavirus, no son suficientes.

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En caso estas presentan complicaciones, serán derivadas a la unidad de cuidados intensivos. Pero esto se complica cuando solo cuenta con 4 camas habilitadas y algunas máquinas de reposición para la atención adecuada. “El MINSA después de dos años nos está reposicionando los equipos, pero eso fue antes de la pandemia”, enfatizó Santillán con respecto al apoyo estatal que vienen recibiendo y que esperan se continúe. 

Alertan que en el Rebagliati no hay equipos ni puntos de oxígeno suficientes

Una situación parecida ocurriría en Essalud. La contraloría advirtió en una visita de control, realizada entre el 28 y el 29 de junio al servicio de emergencia de Gineco Obstetricia del Hospital Edgardo Rebagliati que este no dispone de equipos médicos ni instrumental suficientes para la atención.

Según el reporte del órgano de control, este servicio del hospital donde se atienden las gestantes en plena pandemia “no cuenta con herramientas básicas de control y sanidad” como son un monitor fetal o una incubadora de transporte. Además, alerta que el grupo electrógeno se encuentra inoperativo por falta de combustible, lo que afecta la continuidad del proceso de atención de partos.

La contraloría precisa también que tras casi cinco meses de declarado el Estado de Emergencia por el avance del COVID-19, cuando se realizó la visita aún no se había realizado pruebas rápidas para el personal que labora en el servicio de emergencia de gineco obstetricia. Este retraso, afirman, generaría riesgos de propagación de virus entre trabajadores y pacientes.

Asimismo, indicaron que el número de los puntos de oxígeno “es inferior” a las camas instaladas en la sala de observación. “No cuenta con los puntos de toma de oxígeno suficientes para la atención de las gestantes, lo que podría afectar la oportunida administración de este elemento cuando dichas pacientes lo requieran», indican.

Todos estos puntos afectan significativamente la calidad y garantía que se requiere para el cuidado de una mujer gestante y de los recién nacidos. La situación que alerta la contraloría podría perjudicar la continuidad del proceso de atención a las mujeres gestantes del Servicio de Emergencia de Gineco Obstetricia, la que no ha dejado de ser tan necesaria en tiempos de pandemia.

© 2021 La Antígona

Las mujeres agricultoras y su imparable labor que está en crisis por la pandemia

Las mujeres agricultoras y su imparable labor que está en crisis por la pandemia

Por: Johanna Gallegos y Emma Ramos
johanna.gallegos@pucp.pe – a20110518@pucp.pe

Muchas agricultoras no tuvieron el apoyo del Gobierno para salvar sus cultivos, venderlos, transportarlos a mercados ni para evitar ser víctimas de la infravaloración de precios.

Cuatro meses han pasado desde que el presidente Martín Vizcarra declaró en estado de emergencia sanitaria a todo el país por la llegada del COVID-19. Tras un aislamiento social obligatorio que duró más de 100 días, algunos sectores de la economía se han reactivado. Sin embargo, tanto en el sur del país como en el norte, las mujeres agricultoras, quienes son importantes para el abastecimiento de productos y alimentos de cada familia peruana, así como de sus propios hogares, no han podido retomar totalmente su trabajo ni generar los ingresos que tenían antes de la pandemia. Muchas no tuvieron el apoyo del Gobierno para salvar sus cultivos, venderlos, transportarlos a mercados ni para evitar ser víctimas de la infravaloración de precios. 

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Es temporada de lluvias en la ciudad del Cusco. La temperatura bajó y ha obligado a todos los cusqueños a refugiarse en sus hogares aún cuando el aislamiento obligatorio ha cesado. Sin embargo, no todos pueden quedarse en casa. Ese es el caso de Natividad Arque, una mujer quechua hablante que cada mañana toma un bus interprovincial desde su hogar en la comunidad campesina Chitapaman, distrito de Taray, provincia de Calca en Cusco. Ni el frío ni las fuertes lloviznas la detienen de salir desde su localidad hasta la ciudad donde intenta ganar algo de dinero vendiendo los productos que ella misma cultiva. Sentada en la puerta N° 2 del Mercado Wanchaq llama a cada persona que pasa pidiendo que compren lo que trae: orégano, ruda y acelgas. Todo cultivado por su esposo, sus dos hijos y ella misma.

Desde los primeros días de julio su rutina es la misma: vender lo que pueda en las puertas del mercado. No tiene dinero para alquilar un puesto.  Meses antes, cuenta ella, con el aislamiento social obligatorio, solo salía su hijo. “Yo le mandaba mis productos amarrados y los vendía en el Mercado Vinocanchon. Él me decía ‘ya saldremos pues, ya traeremos más cuando se normalice’”, cuenta ella a La Antígona, en su lengua originaria.  

Así como Natividad, hoy son casi 3 millones de agricultoras que trabajan y viven de la producción. Una cifra que  representa el 83% de la población económicamente activa (PEA) del sector agropecuario, según Red Muqui. De entre todas estas personas 38,7% son mujeres. Ellas trabajan en los campos pero también son madres que, a pesar de la coyuntura actual, siguen sembrando y abasteciendo a las ciudades enteras en todo el país. Aún cumplen con su labor de agricultoras.

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De sur a norte 

La pequeña agricultura -es decir, no exportadora- siempre ha recibido poco presupuesto del Estado. En el año 2017 se le asignó solo el 2.1% del total de monto del país: el aumento entre el 2012 a ese mismo año también fue mínimo, representando un 1.5%, de acuerdo al reporte del Grupo Propuesta Ciudadana. La llegada del COVID-19 y la posterior cuarentena que llevó a paralizar la labor de muchos peruanos, no ha sido causa para que la agricultura se detenga. En una entrevista en Radio Programas del Perú (RPP) en los primeros días de julio, el ministro de Agricultura, Jorge Montenegro, señaló que “desde que inició la emergencia, los productores agropecuarios han sostenido la producción y el abastecimiento de alimentos para todos los peruanos”. 

No obstante, el Coronavirus obligó a que comunidades como las de Natividad, que sobreviven del cultivo y venta de sus propios productos, cierren sus fronteras y a prohibir el ingreso a quienes no fueran lugareños. Estas drásticas medidas de prevención hicieron que las familias no puedan transportar a tiempo todos sus productos como el maíz, las hortalizas, las papas y hierbas como las que vende Natividad. “Todo estuvo cerrado con tranqueras, no entraban ni carros. Siempre estaba cuidando que no entre nadie por eso recién ahora estoy viniendo”, recuerda. Algunas perdieron sus cultivos.

Una de ellas fue Rebeca Chilliwani, quien vive en el distrito de Corao en la comunidad Ccorimarca, en Cusco. Ella es agricultora y madre de seis hijos. Salir a vender, es necesario para conseguir algunos alimentos como aceite, azúcar y sal. “Cuando no vendíamos… todo se ha perdido, todo se ha malogrado. Mis plantas se han vuelto amarillas”, contó.

Rebeca Chilliwani, agricultora cusqueña 
Foto: Victoria Aguilar

En el norte del país la situación es parecida. La Antígona conoció el caso de Esmeralda Ramos, quien es una de las tantas agricultoras que inician su trabajo muy jóvenes. Ella empezó desde los 19 años, en Lambayeque, Motupe, del centro poblado de Tongorrape. Ella produce anualmente mango: hoy su parcela se encuentra abandonada y las actividades agrícolas se han estancado, a partir del estado de emergencia decretado por el Gobierno.

A ello se suma que en la región norteña empieza una temporada con un clima difícil para la floración y para que los frutos se desarrollen de manera efectiva, ya que no ha recibido la limpieza y aplicación de productos orgánicos. Esmeralda comenta que la situación en Tongorrape cada vez se complica para los agricultores. “No estamos trabajando en el campo, no podemos contratar personal porque en la zona todos están contagiados con el COVID-19”, señala.

Según las evaluación del Ministerio de Agricultura (Minagri), ante la caída de los ingresos de los agricultores por la pandemia del COVID-19, la actividad agropecuaria registrará un -2.3% para este año.

Sin bono rural ni canastas solidarias

La Dirección Regional de Agricultura de Cusco ha registrado un total de 126 mil familias cuya labor es la agricultura en dicha región. A pesar de esta cifra considerable, muchos pequeños productores no están registrados en los padrones de las Juntas de usuarios, Agrobancos, entre otros. Es por este motivo que ellos no han sido beneficiados con el bono rural aprobado en abril y que fue dado a conocer en una de las conferencias de prensa del presidente Vizcarra y del ministro Montenegro. Esta ayuda monetaria que empezó a ser repartida los primeros días de mayo nunca pudo ser cobrada por Natividad o Rebeca. “No, bono no hemos recibido. Solo para los de buen nombre será el bono, no para nosotros”, reclama Natividad. 

Maria Elena Ramos Quispe es presidenta de la organización de mujeres del distrito de Huanoquite, provincia de Paruro, también en Cusco. En diálogo telefónico con La Antígona, detalló la falta de atención que ha tenido el Estado con las agricultoras y obreras de su comunidad. “Por ejemplo, las canastas, se les dio a los municipios para que repartan. Nos llamaron diciendo que sí tenían canastas y que yo recibiría una pero debía esperar en mi casa. Les esperé y en la noche dijeron que yo no estaba en la lista. Esto pasa porque los que hacen el registro borran nombres”, recuerda.

Ella sí pudo cobrar el bono rural, pero muchas de sus compañeras de la organización no estaban en el padrón. Esto a pesar de que el ministro Montenegro aseguró que todos, incluidos los pequeños agricultores, tendrían acceso al bono. “Está orientado a los sectores pobres y pobres extremos y cuando hablamos de tenencia de tierras son aquellos que tienen menos de cinco hectáreas, también a ellos está dirigido», afirmó el titular del MINAGRI en abril. 

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Ministro de Agricultura y Riego, Jorfe Montenegro
Foto: Prensa

Este bono no habría resultado suficiente para las familias agricultoras. De acuerdo a Eduardo Zegarra, investigador del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), las zonas rurales necesitan más apoyo económico ya que son geográficamente más extensas que las zonas urbanas. En una entrevista para el diario La República en abril, comentó que con los datos que sugiere el MINAGRI, se obtendría que “al menos un millón de pequeños agricultores se quedarían fuera del bono rural y podría considerarse para ellos un nuevo bono agrícola. Se les debe dar soporte económico, de los S/ 1.000 que podrían recibir sólo podrían cubrir el 40% del costo promedio para levantar sus siembras”. Tras varios meses de aislamiento sus estimaciones no distan de la realidad. 

En los mercados 

Otro de los grandes problemas de las mujeres agricultoras es la distribución y venta de sus productos en los mercados de sus regiones.  Los ingresos diarios de alimentos a los mercados de Lima, por ejemplo, se han reducido. Un caso para analizar es el del mercado mayorista de Lima, que registró una reducción de 13% con 6,573 toneladas de productos en promedio, según datos oficiales reportados por el Minagri.

Manuela Flores trabaja en el Mercado Mayorista de Frutas del distrito de La Victoria desde hace 28 años. Antes del estado de emergencia, ella contaba con diez proveedores. Hoy solo puede trabajar con cinco porque la venta de fruta ha disminuido. “Antes me traían 2 o 3 veces a la semana la mercadería. Entonces yo en un día vendía  500 o 200 cajas. Hoy vendo 9 o 27 cajas hasta completar las 200 en una semana, pero termino rematando y no hay ganancia”, cuenta.

Foto: PrensaPeru.pe

Mujeres como Manuela, que trabajan en mercados, se han visto afectadas por la crisis sanitaria. A pesar de su contribución con la venta de productos agrícolas, no han podido evitar que la agricultura haya perdido más de S/. 6.000 millones (US$1.700 millones) en estos meses, como lo dijo el ministro Montenegro.

Durante una entrevista al diario Gestión, la directora nacional de CARE Perú y exministra de Educación, Marilú Martens, afirmó que estas pérdidas se deben a que las cadenas de distribución se han roto, generando que las agricultoras pierdan sus cosechas ya que no tienen cómo transportarlas. Otra razón sería los cierres de los mercados, lugares sumamente necesarios para el abastecimiento pero también puntos de alta concentración y contagio del COVID-19.

El mercado Mayorista de Frutas fue uno de los focos infecciosos donde los vendedores eran los principales transmisores del virus. Sin embargo, las autoridades impusieron nuevas reglas de salubridad para el bienestar de los compradores. Actualmente, las medidas son más rigurosas y los fiscalizadores de la Municipalidad de La Victoria multan a las personas que no acatan el uso de mascarillas y guantes. “Las personas que comen o toman dentro del mercado reciben una  multa. No quieren que comamos adentro ni nos traigan comida”. comenta Manuela.

Mujeres agricultoras capacitadas

Desde Cusco, Maria Elena nos dice que tiene clara la importancia de las cadenas de distribución y que por ello procura ofrecer los mejores productos cuando los vende en el mercado de su región. Aunque precisa que antes de la pandemia y la cuarentena ya existían problemas al respecto. “Yo trabajo orgánicamente. Cuando salí de mi casa para vender mis productos y hortalizas en el mercado no quisieron comprar nada porque veían que tenían pulgones. Lo que pasa es que cuando trabajas así, siempre entran plagas e insectos”, dice la presidenta de la organización de mujeres del distrito de Huanoquite.  Poco a poco, y gracias a diversas instituciones capacitadoras, ella pudo aprender a usar fertilizantes que no dañen sus productos, exterminen a las plagas y sean orgánicos.

Foto: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán- Facebook

Una de las organizaciones que realizan estas capacitaciones es El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. En 2018, con el fin de  que las agricultoras rurales se empoderen en sus derechos como ciudadanas y desarrollen sus capacidades en la pequeña agricultura, inició el proyecto “Productoras rurales empoderadas de Cusco gestionan de manera sostenible sus unidades productivas aportando al desarrollo local equitativo con justicia climática”.  Este contó con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo y la institución Mugen de España.

De la misma forma y en pleno estado de emergencia se creó la iniciativa “Ella alimenta al mundo”, ejecutada por la organización humanitaria CARE, que busca el desarrollo de la mujer campesina en las áreas rurales. Trabajan con mujeres rurales de Lima, Ica y Piura pero se estima alcanzar a más de 400,000 beneficiarias que están en riesgo de perder su seguridad alimentaria. Marilú Martens, directora de CARE en Perú, estimó para agencia EFE que este y otros programas adentran a las mujeres rurales en el mercado financiero y vuelven sostenible a la actividad agrícola.

Reactivación de la agricultura

Ante la preocupante situación de riesgo que sufren las agricultoras y sus familias de diversas partes del territorio, Conveagro -gremio agrario nacional- exhortó al Poder Ejecutivo a declarar en emergencia al sector agropecuario. Esto sucedió a mediados de mayo, cuando reportaron que 30% de agricultores y ganaderos en el Perú están seriamente afectados por las pérdidas de sus cosechas y siembras. Desde entonces, se han ido elaborando medidas. Una de ellas fue, por ejemplo la creación del fondo Agro Perú del Agrobanco, que tiene un financiamiento de S/.250 millones. Además, está destinado a pequeños productores agrícolas y a sus familias.

Además, el ministro Montenegro anunció en una entrevista durante su visita a Arequipa que se había destinado S/. 373 millones para asegurar empleos en el agro y S/. 100 millones para el mantenimiento de canales y drenes. Como parte del plan de reactivación del agro, también se autorizó mediante el Decreto de Urgencia N° 070 -2020 la transferencia de S/3.898 ‘324.560 para el mantenimiento de la red vial vecinal nacional que garantizará el traslado de productos agrícolas a los mercados.

Asimismo, con el propósito de beneficiar a mujeres como Maria Elena o Esmeralda se han implementado los mercados itinerantes “De la Chacra a la olla” que reúne a productores pequeños de diversas regiones. Recientemente -el 14 de julio- se inició la segunda etapa de este programa y según el director de Agrorural, Angello Tangherlini, se estima tener a 16.000 productores de la costa, sierra y selva, que cumplirán con los protocolos de seguridad para evitar contagios del COVID-19.

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Mercados itinerantes «De la chacra a la olla»
Foto: Prensa

Sin duda, la reactivación de la agricultura es urgente y debe darse en beneficio de las mujeres agricultoras y de sus familias, quienes sobreviven de este trabajo en el sector agrícola y que se han visto drásticamente afectadas por la pandemia. Son alrededor de 31 millones de personas -a todo el Perú- a las que alimentan estas mujeres productoras de vida. 

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SHAYA: la que siempre se mantiene en pie

SHAYA: la que siempre se mantiene en pie

emmaramosorellano@gmail.com

Shaya es un proyecto de 5 jóvenes con diferentes profesiones que buscan promover la equidad de género en los colegios de Lima

Shaya es un proyecto de 5 jóvenes con diferentes profesiones que buscan promover la equidad de género  en los colegios de Lima a través de talleres creativos y dinámicos para romper estereotipos o estigmas. En esta entrevista con La Antígona,  las cofundadoras, Alejandra Montalvo y Milagros Montesinos nos comparten el proceso en el que se desarrollan los talleres y qué cambios lograron en los adolescentes del colegio Fe y Alegría  N°24, ubicado en Villa María del Triunfo.

¿Qué significa Shaya  y quienes lo conforman?

Alejandra: El nombre Shaya proviene de la lengua Quechua, significa “la que siempre está de pie”. Tiene mucho sentido con el proyecto, ya que tratamos de darle una voz fuerte a los niños y adolescentes con los que trabajamos. Se eligió quechua porque  tiene que ver con ese tema intercultural que tratamos de darle al proyecto; sabemos que nuestro país es muy diverso y Lima permite un encuentro de culturas, donde llegan los migrantes como nosotras y permite un intercambio de distintas prácticas y vivencias.

Milagros: Inicialmente lo cofundamos Alejandra, Victoria y yo, de hecho Alejandra es una compañera de colegio, entonces nos conocemos bastante tiempo. Nosotras ya teníamos en mente los temas que nos gustaría abordar, conversamos de la posibilidad de que surja el proyecto, posteriormente ya se concretó a partir de una reunión, la cual nos motivamos bastante. Actualmente, Shaya está conformado por 5 co-fundadores Alejandra Montalvo, Victoria Palomino, Milagros Montesinos, Yerald Tovar y Eliseth Mendoza y cada uno tiene una carrera distinta. Lo interesante es que podemos unir diferentes puntos de vista, ya que si solo eres de una sola profesión de repente  tienes la formación y la mirada determinada.

¿Por qué en un principio se enfocan  en fomentar y promover la equidad de género en los adolescentes?

Alejandra: Milagros y yo, siempre tuvimos la visión de fomentar un cambio juntas. En el colegio hablábamos de hacer un proyecto  hasta que coincidimos  con Victoria, una de las integrantes de Shaya, en uno que era sobre el reciclaje de botellas, a partir de ahí nació ese sentimiento de hay que hacer algo cuando estemos más grandes. Después, en una reunión, Milagros nos enseñó un documental que causó gran impacto en nosotras y desde ahí el proyecto tomó forma. El documental era acerca de la escuela del silencio, donde se puede apreciar la problemática de la falta de un enfoque de género en los distintos colegios, no solo en las zonas rurales sino también en la selva e incluso Lima, Nos marcó tanto al ver  cómo estas diferencias en la educación impactan en las mujeres. Entonces creo que ese documental sirvió de inspiración para llegar a esa problemática.

¿Cuál fue el proceso que siguieron para elegir a la población que necesitaba más apoyo?

Alejandra: En el 2018 participé con una amiga llamada Eliseth Mendoza, co-fundadora de Shaya, en un taller que se llama el Impact, donde te capacitan y  ayudan a desarrollar proyectos sociales y ambientales. Las dos teníamos la idea de hacer un proyecto ambiental, en el proceso del taller del Impact se nos une el quinto cofundador que es Yerald Tovar. Además, encontré a  Gabriela Torres que en ese momento estaba trabajando en un  proyecto que se llama “Proyéctate” en el colegio Fe y Alegría para los alumnos de 3°,4° y 5° de secundaria. Ella me comentó  que los niños de 1° de secundaria no contaban con ningún proyecto y que si hablábamos con Lucy, la subdirectora  nos ayudaría con ello. Fue así que llegamos al colegio, nos han apoyado mucho, están muy abiertos a nuestra propuesta y también muy abiertos a hacernos sugerencias. 

Milagros: El proceso de selección inicialmente fue a manera de convocatoria, con la autorización del colegio. La directora nos dio la facilidad de ir a los salones de  1° de secundaria para explicarles sobre el taller.Entonces, siempre hay  un grupo interesado que quiere participar,  pero ese grupo interesado no necesariamente son los chicos que realmente lo necesitan, a veces son los chicos que tiene más habilidades sociales, quieren obviamente desarrollarse más, pero en  el proyecto queremos incidir en chicos que no tienen mucha iniciativa, por esa razón se pidió a los alumnos que nominen a un compañero que consideraban que necesitaba incluirse en el proyecto, y así se sacó una lista de posibles alumnos para que entren al proyecto. Posteriormente, pasamos a  un segundo filtro que fue con los padres para ver si existía el interés de su parte, se les  invitó a cada uno  a una entrevista para reconocer algunos puntos entorno al compromiso que debían tener ya que depende mucho de ellos para ver si tenían disponibilidad, si pueden estar al tanto del progreso del niño. Al final  de ese grupo  se seleccionaron 35 alumnos.

Al final del proceso de filtros ¿Cuántos niños se integraron al proyecto?

Alejandra: Inicialmente iban a ser 25  niños de acuerdo a lo que veíamos en nuestra capacidad.Pero, la directora nos sugirió algunos niños que debían entrar al proyecto porque lo consideraba necesario. En el colegio Fe y Alegría hay 150 alumnos por cada grado, el proceso fue difícil pero al final solo trabajamos con 27 alumnos.

¿Por qué razón consideraron importante incluir a los padres?

Milagros: Es parte de la metodología donde queremos involucrar a los alumnos, padres y docentes, porque consideramos que el tema de género, los estereotipos, la violencia y todo

lo relacionado se reproduce en cada espacio donde se desarrollan los niños,  si no tenemos sensibilizados a los padres y maestros el trabajo a veces no se sostiene bien. Nos parecía importante sensibilizarlos en los temas, invitarlos para que se sientan parte del proyecto, brindarles las herramientas para que ellos también estén capacitados. Nos parece importantes todos estos puntos.

¿Cuántas horas duraban las charlas? y ¿En qué consisten?

Milagros: Las charlas eran los sábados de 9 a 12 de la mañana y duraban 3 horas con un intermedio donde se ofrecía un  refrigerio, comenzamos en abril y terminamos en septiembre del 2019. Nosotros quisimos iniciar brindándoles herramientas, recursos o mejor dicho  ayudarlos a formar las competencias y habilidades necesarias en relación a su bienestar, siempre con el enfoque de género. Básicamente tratamos de trabajar a lo largo de los talleres con tres módulos: El primero, es el autoconocimiento que busca brindar las herramientas para que ellos puedan reconocer sus habilidades, valores, sus recursos personales y también reconocer qué pueden mejorar, una base que es importante para nosotros.También, se fortalece ciertas capacidades como la comunicación asertiva sobre todo ante un medio que puede ser bastante hostil y conflictivo, propio de los entornos del colegio.

Alejandra: El segundo son las habilidades sociales donde tratábamos temas como: oratoria y comunicación asertiva y el tercer módulo es desarrollo personal. Al finalizar cada módulo buscábamos romper con los estereotipos de género. Nosotros hacíamos  actividades de exploración para plasmar las ideas que ellos tenían de niños sobre niñas y viceversa, entonces a través de esas actividades nos dimos cuenta de que de verdad  había muchos estereotipos, ideas preconcebidas y nosotros tratábamos de romper a lo largo de los talleres a través de dinámicas  y presentando en nuestras diapositivas vídeos de   mujeres y hombres que rompen estereotipos. Nosotros somos 5 cofundadores y nos ponemos como ejemplo de que en algún momento hemos roto estereotipos haciendo cosas distintas. Por ejemplo ponemos fotos de nuestro amigo Dany haciendo compras en el mercado, escogiendo las frutas, después alguien haciendo deporte, una chica jugando fútbol; tratamos de romper con nuestro mismo ejemplo este tipo de estereotipos.

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Grupo Shaya dictando sus talleres a los niños de 1° de secundaria en el Colegio  Fe y Alegría  N°24, ubicado en Villa María del Triunfo. Fuente: Shaya

Cuando hicieron las charlas en modo presencial, ¿notaron cambios en los niños?

Milagros: En general, la participación y el interés fueron aumentando. Los chicos se forman por grupos, eso nos parecía importante porque muchas veces se aíslan  y no quieren conversar;  tratábamos de que un voluntario esté en cada uno de ellos,  es parte de la metodología. Lo que nos interesa es fomentar un pensamiento crítico, consideramos importante empujarlos a preguntarse por qué o para qué, más allá de lo que tú dices, porque los chicos muchas veces vienen con conocimientos que consideran verdades aprendidas en casa, verdades que deben cuestionarse como por ejemplo la idea de  “la mamá para la casa y el papá para el trabajo”, ese tipo de ejemplos nos permitían generar espacios de debate y eso era interesante porque  nos llamó la atención que muchos de los chicos que  normalmente no participaban empezaron a dar sus opiniones. 

De forma particular, como me conocían como la psicóloga, yo pude ver más de cerca el caso de un niño de 11 años que le hacían bullying, en términos generales a partir de un problema de adultos el terminaba siendo buleado por otro compañero; tenía bastante dificultad para expresar sus emociones,  para decir no, para ser asertivo, poner límites,  incluso manejar su llanto, sin embargo las técnicas, herramientas y dinámicas ayudaron  que él tome seguridad. Tratábamos de generar actividades que generen empatía y noté que el niño ganó más confianza, porque no se trataba que nosotros lo defendamos sino de como yo te enseño a que tú lo hagas, ese es un caso más de cerca.

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Grupo Shaya dictando sus talleres a los niños de 1° de secundaria en el Colegio  Fe y Alegría  N°24, ubicado en Villa María del Triunfo. Fuente: Shaya

¿Cómo hacen con el tema de la logística en cuanto a los talleres , cuentan con el apoyo económico del colegio, los ayudan o solamente ustedes lo autofinancian?

Alejandra: El año pasado, fue el primer año que se dio el proyecto, hicimos rifas para financiar el refrigerio, materiales y el transporte, ya que el colegio se encuentra ubicado en Villa María del Triunfo. Nosotros les pedíamos a los voluntarios que lleguen por sus propios medios hasta la estación del tren Maria Auxiliadora y luego nos dirigíamos en grupo al colegio en taxi o una van  si éramos muchos. 

Ahora realizan las charlas de manera virtual por el tema de la pandemia, ¿Qué días suelen hacerlo  y cuánto tiempo es la duración?

Milagros: Sí, la idea nace a partir de que la subdirectora se comunicó con Alejandra y desde que comenzó la pandemia sabíamos que no se  iba poder realizar el taller presencialmente. Se le propuso que estábamos disponibles para poder hacer un taller virtual y dependiendo de lo que la directiva consideraba, al final ellos propusieron que los talleres de padres se iban a llevar a cabo de forma virtual, por eso es muy importante la cohesión entre padres y la comunidad escolar. Los papás responden bien, porque saben que sus hijos van a permanecer ahí  mientras ellos también se involucren. Las charlas empezaron desde el 15 de septiembre todos los viernes a las 8 p.m., nosotros vamos dando 4 talleres más dos talleres que la institución brinda inicialmente, son alrededor de 6 talleres en total.  Los contenidos de los talleres se han definido a partir de una reunión con la subdirectora y de acuerdo a las necesidades que ella considera  para los papás y sus hijos. Tocamos temas  sobre todo de contenido emocional, de manejo de emociones tanto para adultos y también para acompañar a los hijos.

¿Por qué este  año consideraron trabajar solo con los padres y no con los niños? 

Alejandra: Siempre estuvimos atentas a las necesidades del colegio, cuando hablamos con la subdirectora nos comentó que su prioridad eran los padres de primer grado de primaria. Hay papas que tienen experiencia porque tienen hijos en distintos grados, otros recién ingresan al colegio, sumado a ello que quizá tenían más acceso a redes aunque sea del celular en comparación con los niños. Ahora estamos brindando los talleres de acuerdo a las necesidades del colegio.

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Grupo Shaya dictando sus talleres a los padres de familia del primer grado de primaria  por la plataforma Zoom. Fuente: Shaya

¿Cómo ha sido la acogida de los padres?, ¿Qué metodología utilizan con ellos?

Alejandra: Tenemos un tema para cada taller, como: gestión emocional, resiliencia, violencia y cómo cuidarse frente al coronavirus. De acuerdo al taller tenemos una etapa de exploración, hacemos unas preguntas a los padres y actividades que permitan su participación, luego una exposición a cargo de  dos personas del equipo fundador y terminamos con una actividad grupal que generalmente son casos. 

Cada uno tiene un grupo de aproximadamente 20 padres, porque ahora estamos trabajando con casi 80 papás y cada uno tiene un grupo donde generalmente están los dos papás en la cámara. Hasta ahora le hemos pedido feedback en alguna oportunidad a los papás, ellos están bien comprometidos en asistir y participar en los talleres.

¿Qué necesitan para continuar con las charlas? ¿Consideran aún seguir trabajando con el mismo colegio Fé y Alegría o tienen proyectos en otros centros educativos?

Alejandra: Hasta ahora el colegio siempre nos abrió las puertas, tenemos una muy buena relación con la directora. De hecho, nos gustaría el próximo año si es posible continuar dando charlas para niños.  

Lo que queríamos hacer este año,no se pudo por la pandemia, era expandir el proyecto a otros lugares.Desde el año pasado  teníamos la idea de llevar el proyecto a otros colegios en provincias, el colegio era un buen contacto que nos abría las puertas para ir a diferentes sedes que tiene en el país. Lo que nos gustaría en un futuro sería replicar este proyecto en otros lugares, no solamente Lima, sino también en la sierra, incluso en selva. Y sería de hecho muy enriquecedor y muy distinto ya que cada persona piensa distinto de acuerdo de donde viene.

Teníamos la idea también de dar mini talleres un fin de semana en un colegio y de ahí en otro, hacer como un tour de Shaya, no se pudo este año por la pandemia pero de hecho es algo que queremos hacer y necesitamos financiamiento, hemos visto campañas de crowdfunding, no las hemos podido concretar porque en realidad este año no hemos necesitado muchos recursos porque todo a sido en línea. De hecho nos gustaría contar con un apoyo para poder llevar a cabo todas las ideas que queremos hacer con Shaya.

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!Madre de Dios en Emergencia!

!Madre de Dios en Emergencia!

zrab1996@gmail.com / Twitter: @zoilaantoniob
Foto: Manuel Callo

Yaneth Rubio hace un llamado de auxilio y nos cuenta dónde se están refugiando los vecinos y qué se está haciendo frente a las intensas lluvias y desborde de los ríos

Yaneth Rubio, regidora de Las Piedras, Madre de Dios:

“No comprendemos tanta insensibilidad por parte del Gobierno”

Madre de Dios vive una emergencia. Sumado a la COVID-19, problemas respiratorios y dengue en la región, las inundaciones causadas por las intensas lluvias y desborde de los ríos perjudican a cientos de familias que ven cómo el agua perjudica sus cosechas, casas y animales. Inclusive, el ministro del Ambiente, Gabriel Quijandría, aseguró que la situación es preocupante. 

La Antígona conversó con Yaneth Rubio Huamán, regidora del distrito de Las Piedras en Madre de Dios. Ella hace un llamado de auxilio y nos cuenta dónde se están refugiando los vecinos y qué se está haciendo frente a esto. Las alarmas están encendidas.

FOTO Yaneth con autoridades. Crédito_ Fa
Yaneth Rubio Huamán junto a funcionarios de la Municipalidad Distrital de Las Piedras. Foto: Facebook Maquetatv Perú

¿Podría darnos una radiografía de lo que está pasando actualmente en la región?   

Como consecuencia de las torrenciales lluvias, Madre de Dios ha sufrido inundaciones, principalmente en los sectores aledaños a los ríos Madre de Dios, Inambari, Tambopata y otros. Familias han sido afectadas en sus viviendas y pobladores que se dedicaban a diversas actividades económicas, como agricultura, actividad acuícola, crianza de pollos, extractores de castaña, lo han perdido todo. Ellos han sido evacuados a instituciones educativas.

¿Y en Las Piedras?

Las zonas afectadas en mi distrito son el centro poblado el Triunfo, Puerto Arturo, Bajo Madre de Dios, Cachuela Baja, Lago Valencia, entre otros. Hasta este 22 de febrero teníamos casi 400 personas damnificadas, entre niños, adultos, adultos mayores y adolescentes. Hay más que esperan ser atendidos. Desconocemos si hay fallecidos por causa de ahogamiento.

La gran dificultad que presentamos es no contar con vehículos de transporte terrestre y fluvial para evacuar a los damnificados que aún esperan aferrados a sus pocas pertenencias en los techos de sus casas o en las partes más altas de sus terrenos para ser auxiliados, sin comida y techo para cobijarse. La mayoría de viviendas están sumidas en el agua. Como municipio no contamos con presupuesto para afrontar esta emergencia. De los S/ 20.000 que se ha presupuestado este año ya se va gastando S/ 15.000 en combustible, alimentos, entre otros, para la manutención de los damnificados que están en los colegios. Se recurre a la caridad de la ciudadanía, mercados, casas comerciales y otros para atender con alimentos el día a día.

Además, se tiene que pensar en el después, en la reconstrucción de su casas, de los caminos y carreteras de acceso, en la reactivación económica y en las herramientas de acceso virtual a clases.

Población durante las inundaciones. Foto: Yaneth Rubio para La Antígona

Dato

Defensa Civil ha señalado que 14 mil personas pertenecientes a los 11 distritos de Madre de Dios han sido afectadas por la inclemencia de las torrenciales lluvias que cada año parecen empeorar en diversas regiones del país. Se ha registrado un aproximado de 1884 viviendas afectadas. Así mismo, otras 1743, se encuentran inhabitables. 

La Dirección Regional de Agricultura de Madre de Dios también se pronunció al respecto y registró que más de 3500 hectáreas de cultivos de una gama diversa de especies fueron drásticamente afectadas por dichas inundaciones; recordemos que esta región, es una de las más ricas en el cultivo de arroz, yuca, plátano y maíz. Por otro lado, la DRA de Madre de Dios, también reportó que 22 mil animales entre vacunos, ovinos, porcinos y pollos se han extraviado debido al desbordamiento de los ríos aledaños.

Representantes del Gobierno fueron a Madre de Dios para llevar apoyo, ¿pudo visualizar algo de ello en su localidad?

El domingo 21 recién se han hecho presente personal de salud para inculcar en los evacuados el lavado de manos, porque se enteraron que llegaba el ministro del ambiente. 

Solo él se ha constituido para evaluar la magnitud del daño ocasionado por causa de la inundación en toda la región. Este 22 se ha visto que ha llegado ayuda humanitaria, imagino de Lima, pero aún no se ha llegado a auxiliar a todos los afectados. Las características de nuestra zona son sui generis.

Madre de Dios, Las Piedras. Video: Radio Victoria Digital 

¿Llegaron brigadistas del Minsa a Las Piedras?

Fueron trabajadores del gobierno regional y de Defensa Civil solo para la foto. Todas las donaciones están siendo canalizadas por medio de Cáritas del Perú para su distribución a las familias en los centros educativos de toda la región. Pero, por nuestra parte, como distrito, venimos tocando puertas del sector privado, amigos, entre otros para la obtención de alimentos, agua tratada y material de limpieza.

Llegaron 6.5 toneladas de ayuda humanitaria para los damnificados de la inundación, también los restaurantes de la localidad vienen colaborando con comida preparada y la forma de organización se está efectuando a través de ollas comunes. La dirección de vivienda ha proporcionado las ollas y otros accesorios para servir la comida. Indeci, del gobierno regional, ha asistido con colchones, colchas y mosquiteros  a los damnificados. Sin embargo, la ayuda es insuficiente, las personas damnificadas superan el poco presupuesto que contamos para socorrerlos. Otras zonas afectadas como Bajo Madre de Dios, Puerto Arturo, La Cachuela y Lago Valencia aún nos falta auxiliar.  

Se ha declarado en emergencia nuestra región, pero qué sentido tiene si tenemos que asumir con nuestro presupuesto. Eso lo consideramos una burla. No comprendemos tanta insensibilidad por parte del gobierno central. También tenemos la pandemia encima, el dengue y las enfermedades respiratorias.

Población durante las inundaciones. Foto: Yaneth Rubio para La Antígona

¿Aplican protocolos anti COVID-19 para refugiar a las familias?

Aunque se ha ubicado a cada familia en una aula, no se tiene presupuesto para dotar de mascarillas y artículos de limpieza personales a los damnificados. Eso es una debilidad.

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Yaneth nos alertó de que hay probabilidades de que Madre de Dios afronte otro periodo de lluvias. Estas, son estimadas entre el 27 de febrero hasta el 7 de marzo, con picos entre el 4 y 5 del mismo mes, las lluvias llegarían a superar los 100 mm.  

Es importante no ignorar esta situación de riesgo que sufren los pobladores de la región pues muchos de ellos temen que estas lluvias y consecuentes inundaciones lleguen a superar los daños registrados en 1960, año en que los daños fueron terribles para toda la comunidad de Pueblo Viejo. Esta opinión también fue compartida por el Ministro de Ambiente, Alejandro Quijandría. “No se veía una inundación de esta escala desde 1960; el crecimiento de la ciudad ha hecho que el impacto sea mucho más grande, sobre todo, el crecimiento desordenado de la ciudad que ocupa zonas que se sabe que son de riesgo”, declaró para Canal N. 

Mapa de Las Piedras, Madre de Dios vía Google Maps

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