Daniela Patiño: “Decidí capturar para siempre”

Daniela Patiño: “Decidí capturar para siempre”

Por Diandra García

Hace años, Daniela Patiño Calle decidió capturar para siempre. La joven fotógrafa fue una de las seleccionadas en la muestra «Piura en Femenino», promovida por el colectivo Piuranas Audiovisuales, la Alianza Francesa, el Real Plaza e iPerú. Pero, para Daniela, el camino a la fotografía comienza una y otra vez, como un viaje en el tiempo. Hasta la conexión y transformación de uno mismo y lo que lo rodea.

«Mamá tenía una de esas cámaras antiguas de Kodak. Mi primer contacto fue con una de estas. Me acerqué y… ¡comencé a disparar! Con una de tipo profesional, fue luego, en la secundaria. Me gustó mucho el encuadre, el ángulo, el plano, la edición… Recuerdo mucho un viaje a Huaraz sumamente significativo. Allí, sentí que me conectaba conmigo y con la naturaleza por medio de la fotografía. Hizo que decida capturar para siempre.

Mi primera serie fotográfica, Sempiterno, se inspiró en un poema que escribí. Era un relato a la soledad, a lo bien que puede estar alguien con su propia compañía. Para mí, el tiempo a solas es tiempo de disfrute. No tiene que implicar algo negativo, eso lo ha estigmatizado la sociedad.

He trabajado con retratos, fotografía documental y de paisajes. Sempiterno, por ejemplo, está compuesta por retratos. En cuanto a documental, colaboré con las mujeres tejedoras de paja de toquilla en Catacaos. Fotos de paisajes… vaya. En Huaraz, en la Meseta Andina, en Canta, en Canchaque… hay más. Estos son algunos de los proyectos en los que he trabajado.

Creo que lo más bonito de la fotografía es eternizar los momentos que capturaste. Es como trasladarse en el tiempo: regresas a lo feliz, a lo triste; es una conexión y transformación constante. Hay instantes que pueden volverse eternos. Yo definiría mi relación con la fotografía como un viaje. A espacios, ambientes, personas. No hay que temerle a experimentar o a ser libre. 

Soy consciente de que el rubro audiovisual ha sido dominado por hombres por años. En mi pequeño recorrido como fotógrafa, fui seleccionada para la exposición «Piura en Femenino», primera muestra audiovisual de mujeres. Es importante generar oportunidades de paridad para que tengamos mérito por nuestro talento y trabajo. Además, formo parte del Taller de Poesía Audiovisual de EmpoderArte y Piuranas Audiovisuales, colectivo al que pertenezco. Nosotras promovemos y difundimos el arte de mujeres de la región«.

Masculinidades: “Es necesario trabajar en el autoconocimiento y la autorreflexión”

Masculinidades: “Es necesario trabajar en el autoconocimiento y la autorreflexión”

Por Aylinn Siñas

Ilustración: Adriana Velásquez/ La Antígona

MasQlinidades UNFV es una organización juvenil gestada en un espacio universitario e integrada por estudiantes en búsqueda de la reflexión del trabajo con hombres y su concepción de las masculinidades, así como su visibilización. 

“Mi nombre es Johel Gómez, soy estudiante de Trabajo Social en la UNFV y actualmente soy el presidente interino de MasQlinidades UNFV. La organización nace en la Villarreal e inició con cinco compañeros: Diego Andazabal, Renato Guerrero, Nich Vilca y Joel Mio, el que falta se retiró tempranamente. El compañero Diego vio la necesidad de crear un espacio en el que los compañeros puedan compartir sus experiencias y comenzarán a tener una posición crítica sobre lo que es ser varón y masculino. El espacio debía ser de confianza porque estos temas son delicados para nosotros mismos. Al principio cuesta bastante aceptar los privilegios que nosotros tenemos en la sociedad.

Nosotros hemos participado en el II Coloquio Nacional de Masculinidades – Perú organizado por la Red de Masculinidades Perú en la PUCP. También hemos realizado talleres de concientización sobre género y masculinidades y poco a poco hemos logrado tener una posición de reconocimientos a nivel de Lima Metropolitana.

A mediados de este año hicimos una convocatoria y nos dimos con la sorpresa de que el 70% de inscritos eran mujeres. Nosotros sabíamos que no podíamos negarles el espacio a las compañeras ni prohibir que aprendan de esos temas, sin embargo existía un temor de que se pudiera perder el espacio de confianza que habíamos forjado. Pero lo aceptamos y estamos logrando tener una mejor visión para nuestra organización, así como una grandiosa cohesión entre los miembros.

Somos una de las organizaciones fundadoras de la Alianza Interorganizacional de Masculinidades Igualitarias (AIMI Perú) y también pioneros en tocar el tema de las masculinidades a nivel universitario. Eso nos alegra, pero a la vez nos preocupa. Hay organizaciones y colectivos que ven el tema de género, pero no tienen como tema central a la masculinidad. Por ello vamos a estar diseñando a futuro posibles trabajos con otras universidades para poder incentivar la gestión de espacios como el nuestro.

El tratar estos temas en cualquier ámbito es importante y necesario. El estudio de las masculinidades surge por querer ver el tema de reducir la violencia de los varones. Sabemos que siempre se busca incrementar la pena a quienes cometen un acto de violencia o feminicidio. Pero yo creo que esa no es la solución, la solución está en la prevención. Entonces, ¿cómo tratar ello si vivimos en una sociedad sumamente violenta y machista? Primero debemos estudiar cómo siente el varón su postura ante la sociedad, así se logra la deconstrucción de lo que es ser masculino para adoptar otras conductas no violentas.

La intervención en estos temas tiene pocos años. Es necesario trabajar no ante la crítica o el señalamiento, sino el autoconocimiento y la autorreflexión. Que uno mismo se de cuenta de sus errores cometidos y los privilegios que ha tenido.

A aquellos que quisieran pertenecer a un espacio como el nuestro les diría que primero lean temas sobre masculinidades o enfoque de género. Muchas veces cuando se dicen cosas que nos puedan ofender o incomodar tendemos a retirarnos de estos espacios.

Si es que de verdad te interesa el tema lee, estudia y haz una autocrítica. También recomiendo que converses con tus compañeros sobre estos aprendizajes, si ves que necesitas otro espacio porque las amistades no conocen o no le dan importancia al tema, pues allí puedes ingresar a organizaciones como la nuestra, para aprender de un modo más profundo y trabajar en conjunto”.

“Juntas”: Buscando una educación sexual integral para todas

“Juntas”: Buscando una educación sexual integral para todas

Por Mariana Aljovín

Ilustración: Adriana V.

Gabriela Delgado 24 años y María José Tamayo 25 años, egresadas de la Universidad del Pacífico y creadoras de JUNTAS.OFICIAL.

“Juntas.Oficial” nació como una idea en el 2018. Queríamos crear una empresa con impacto social: una marca de salud en la que las mujeres latinoamericanas nos sintamos identificadas.

«El estigma y la situación de las mujeres en el Perú en torno a la menstruación es un tema que siempre nos llamó la atención. Para profundizar en el tema, hicimos varios viajes, uno de ellos a Pucallpa, en donde las mujeres son de las más afectadas por el embarazo adolescente. Tuvimos la oportunidad de conversar con ellas y sus mamás. Descubrimos que muchas adolescentes ya eran sexualmente activas o comenzaban a interesarse por diversos temas con respecto a sus cuerpos y a la sexualidad. A pesar de esto, no sabían de conceptos como el consentimiento, o la propia menstruación; en resumen, existía mucha desinformación que podría afectarlas en su futuro. 

En Lima, tampoco sentimos que nuestras dudas fueran satisfechas, pese a que se trata de la capital (tomando en cuenta que el Perú es un país sumamente centralizado) y con una educación privada más presente. No había un canal de apoyo para saber de educación sexual integral; es decir, sobre identidad, sexualidad, violencia, menstruación, entre otros términos claves en su vida. 

Es aquí que, en el 2019, formalmente creamos “Juntas.Oficial”. Presentamos la idea a las universidades de Harvard y San Diego. Con su financiamiento pusimos en marcha el proyecto. Como todavía faltaba data sobre la realidad peruana y la educación sexual integral, hicimos una investigación en algunos colegios públicos y hospitales. Después de esto es que validamos la idea de hacer una plataforma online.

Durante la pandemia, hicimos diversas actividades: talleres para empresas y colegios, regalamos kits menstruales, entre otras dinámicas para todo el público. Además, recibimos mensajes de adultos que querían aprender ellos mismos sobre el tema para poder compartirlo con sus hijos o hermanos.

Más que un negocio en mente, queremos crear una marca de salud sexual para que esta sea un tema natural y cotidiano. Sentimos que muchas de las marcas de productos menstruales no satisfacen el arraigo de la mujer latinoamericana, no vienen acompañados de una carga emocional, ni se prioriza la salud. Y es por ello que apostamos por esta iniciativa, para crecer juntas».

El «Lado B» de la maternidad

El «Lado B» de la maternidad

Por Jenn Calderón para Memorias de Nómada

Ilustración por Elo Draws

Siempre nos cuentan la maternidad como un proceso hermoso y perfecto, @jenncsa escribe -haciendo una analogía con Spotify- el Lado B de la maternidad y cómo vivió el posparto.

Huelo a leche cortada y sudor: veneno mortífero para el apetito sexual. Fantaseo con darme un baño largo, acicalarme a conciencia y ponerme esa prenda negra de encaje que arrumbé hace más de un año en el clóset. Ocho meses atrás, descubrí que el postparto es una vorágine de sentimientos contradictorios, como la playlist Tu Lado B que Spotify arma según tus gustos, una mezcolanza que sólo tiene sentido para una.

Los que mandaron felicitaciones cuando nació mi hijo, al preguntarme cómo me sentía recibieron la misma respuesta: “destruida pero de pie como Plaza Buenavista”. Contestaban “jajaja” y yo mandaba un emoji que para nada reflejaba mi estado de ánimo. No han observado lo mal que lo ha pasado ese centro comercial.

Tomé clases, leí decenas de artículos, videos, talleres, pláticas y me integré a círculos de mamás; pude no haber hecho nada de eso y el resultado hubiera sido muy similar. Aunque me sumergí en un mar de información sobre la maternidad nadie me habló de que existía un lado B. Nadie me dijo que la felicidad tendría un sabor distinto. Como cuando te lavas los dientes y comes algo que normalmente te gusta, no es que sepa mal sino que sabe distinto, apenas lo reconoce tu paladar, entonces alguien pregunta “Sí te gusta, ¿no?” Y tú contestas que sí, porque sabes que sí te gusta, aunque en la boca sepa a otra cosa.

La felicidad de ser madre es insondable, baña con una luminosidad tenue cada centímetro de la piel. Es íntima, calma, no tiene la algarabía que producen otras relaciones o encuentros. Es una felicidad también teñida por cansancio interminable, por ojeras, por una preocupación que late sin cesar en el estómago.

Otra cosa que me tomó desprevenida: nadie me preparó para la muerte de mi yo anterior; le hubiera hecho un funeral de haber sabido. O quizá restauró el contacto con mi yo más salvaje, primitivo, la YO bruta, sin pulir. Porque con un bebé no puedes aparentar algo que no eres, su mirada te atraviesa como una daga despiadada y devela tu verdadero ser. Cuando das a luz, naces de nuevo, te quitas todas las capas de lo que creías ser y vuelves a estar desnuda, expuesta ante un ser humano que ahora regirá el ritmo de tu vida.

Eso que llaman instinto maternal lo traduzco como una respuesta automática del cuerpo: tu labor es proteger y preservar la vida de ese ser humano que expulsaste; no importa qué, no importa si desfalleces en el proceso. Porque hay días en los que el cansancio me sobrepasa, algunas noches veo lucecitas azules en la habitación y brinco del susto cuando caigo en la cuenta: el espasmo lo asusta a él también regresándonos al inicio del arrullo. Confundir la vigilia con el sueño es como estar en una película de terror, eres el personaje al que pusieron a hacer guardia, no puedes quebrarte ante el sueño; podría tener resultados fatales.

Como la playlist de Spotify, tu campo de elección se reduce, tu ropa la escoges con base en otro — y en la facilidad de sacar la teta—, tu dieta también, tu consumo de alcohol, tus vicios, tu tiempo, todo se reajusta, hay algo de ti en esa mezcla de decisiones pero al final son los algoritmos que otra persona decidió para ti. Hay que elegir entre dormir o ir a orinar, comer o bañarse y definitivamente descansar siempre le gana a tener sexo. Encontrar el momento para escribir es lo más difícil, un esfuerzo mental es necesario para lograr el nivel de concentración y energía que se requiere.

Durante casi toda la cuarentena — la primera cuarentena — usé pijamas todo el día. Me sentía como en la película de “El día de la marmota”: todos los días eran iguales, todos los días me esforzaba por hacerlo mejor que el anterior, por sentir algo de placer, por despegar de una manera indolora la cinta que mantenía la venda de mi panza en su lugar. El ritual de colocar la venda era el inicio del ciclo; mi Tiita colocaba los broches, pegaba la cinta, me besaba la frente y se iba.

Yo me acostaba a la espera del llanto que me llevaba a tomar al bebé en mis brazos, darle pecho, arrullarlo, ponerlo encima de mí, dormitar. Después veía algo, una película de los 90’s era lo que elegía normalmente, después otro llanto, arrullo, pecho, sueño, pañal, comer con él encima de mí, llanto, arrullo, pecho, sueño, pañal, bañarlo, bañarme, poner la venda y un pijama limpia, repetir. El inicio era el final y el final el inicio.

Me descorazona saber que nadie recordará algo de esto o cómo se sentía, más que yo. Él crecerá, discutirá conmigo, se alejará y esa intimidad que tenemos ahora será un vago recuerdo que sólo vivirá en mi memoria. Yo le contaré cómo era mi vida cuando estaba pequeño, las noches en vela, la ropa manchada de leche y papilla, los cantos cetáceos con los que me despertaba y él me mirará fastidiado de haberlo escuchado mil veces, me verá vieja, me conocerá vieja, no sabrá de mi habilidad para subirlo, bajarlo, las piruetas que hago para no despertarlo cuando lo dejo dormido en la hamaca morada. La juventud de los padres es un cuento construido a través de anécdotas y fotografías.

Desde que llegué a casa con un recién nacido todos se fueron a vivir sus vidas, la soledad de la maternidad me aplastó de forma implacable, porque la responsable de la supervivencia de esa criatura indefensa era yo, todos los demás eran prescindibles, así que siguieron con sus rutinas y compromisos.

Yo entré en un ciclo que inició cuando me encontré sola y me dieron ganas de orinar. Intenté alejarme de mi cría unos minutos pero los decibeles de sus gritos eran más estresantes que cargarlo y llevarlo conmigo, junto con el dolor de mi cesárea al inodoro. Con una mano bajé mis calzones, quité la compresa, me agarré de la pared, me senté muy despacio, solté un grito ahogado y con la otra sostuve la cabeza y espalda de una personita que pesaba menos de tres kilos. En mi mente sonaba Green & Gold, uno de mis mayores descubrimientos de la playlist Tu Lado B: “And suddenly it seems that I’m where I’m supposed to be, oh. And now I’m fully grown”.

«Lo que le falta al activismo antirracista de hoy es más autocrítica»

«Lo que le falta al activismo antirracista de hoy es más autocrítica»

 

Por Triksia Chinchay – @triksiachinchay

sergio

 

Fotografía hecha por @albieleo
Foto intervenida por La Antígona

Sergio es activista digital antirracista y LGTBIQ+. Es chinchana y migrante en Guadalajara, España. Hoy, desde La Antígona, le brindamos el espacio para contarnos sobre su sentir y visión del activismo antiracista. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram @SudakaMarika_

SI DESEAS OIR EL TESTIMONIO EN LA VOZ DE SERGIO DALE CLICK AL AUDIO

“Sergio es Sudaka Marika aunque no quiera. Me he pasado mucho tiempo pensando si soy algo más que sudaka y marika, más que una persona racializada y más que una persona LGTB. Al final, sin sonar victimista, la sociedad te encierra en eso. Si eres migrante en España, en círculos migrantes racializados les va a chocar que seas LGTB en tu propia comunidad. Si eres LGTB y estás en un círculo LGTB blanco y español, no es que les choque que seas migrante pero ya van a ir con muchos estereotipos ligados a tu persona. Como cumplir ciertas expectativas o que debes haberlo pasado mal, que sí que puedes haberlo pasado mal pero se te trata como de “ay, pobrecillo, pobrecilla que tiene menos recursos en su país. «(…) en su país lo pasan fatal o seguro que en su país recibió muchísima homofobia”.

Y yo no. Realmente salí del armario aquí en España, no en Perú. Esto porque en Perú vivía con mis abuelos y mi padre y no lo veía un entorno familiar seguro. Es decir, tenía vivencias homoeróticas pero nunca llegué a decir nada. Sin embargo, ya estando aquí, y con mi madre tenía un poco más de confianza. Yo vine obviamente con el prejuicio de que aquí sí son un poquito más abiertos de mentalidad que allí. Y que aquí sí que se me va a aceptar y allí sé que no se me va a aceptar. Es una cosa completamente errónea. No se puede generalizar y dar por hecho que por vivir en una zona rural o “x” país tu realidad va a ser de una manera.

Entré en el activismo cuando empecé a tener contacto con gente de Madrid. Esto, porque en Guadalajara sí que hay activismo, pero el poco que había visible era el LGTB. Me llenaba en un principio porque era un momento en que podía salir del armario y decir “sí, soy LGTB” pero sin tener en cuenta siquiera que soy una persona racializada. Es decir que es como otro segundo armario. No tanto de señalar a los demás sino de darte cuenta tú como persona y decir “ostia, soy una persona racializada. Soy una persona migrante y me están tratando como tal: como un ciudadano de segunda, de tercera y cuarta”. Y así es. No se nos da el mismo trato que al resto de compañeros del colectivo LGTBIQ.

Fue un año después que me cambié el nombre de cuenta a @Sudakamarika_. No quería que me conozcan públicamente aquí en Guadalajara ya que se conocen todo el mundo [comunidad LGTB] aunque no sea un pueblo. Ya luego en Madrid, y por redes, sé que me exponga o no, voy a seguir recibiendo el mismo trato de mierda. ¿Qué pasa? Pues que uno me llegará por MD de Instagram y otro me lo dirá por la calle. Y también te dices “nadie se refiere a ti como la latina, eres la sudaka. No hay neutro porque nadie te llama en neutro. Si es racista dudo mucho que se ponga a pensar en ello.

Lo que falta al activismo [antirracista] de hoy es más autocrítica. Se pide muchas reparaciones por el colonialismo, por no se qué… Pero luego cuando uno la caga ¿qué reparaciones haces? He visto que es algo que muchas veces se ha pasado por alto. Esto ya que en redes siempre se ha señalado a la persona blanca que hace algo racista pero cuando lo hace una persona racializada y migrante se encubre bajo la excusa de que hacer eso es algo muy colonial.

“La cancelación es algo muy colonial”. Eso lo he escuchado cada vez que una persona migrante racializada la ha cagado. El activismo es importante pero no se puede idolatrar a les activistas. Creo que las reparaciones son para cualquier parte. Por otro lado, me gustaría que el activismo dejase de ser tan centralizado. Mi deseo es que se visibilicen más activistas que estén en pueblos. Y Guadalajara no es un pueblo, pero digo yo que habrá más personas racializadas fuera de Barcelona, Madrid y Valencia».

«Trabajamos con la música y así expresamos emociones»

«Trabajamos con la música y así expresamos emociones»

Por Zoila Antonio

música

Kathryn Coccia es musicoterapista. Tiene 31 años y ayuda a muchas personas a sentirse mejor y controlar sus emociones tocando su guitarra u otros instrumentos. Conoce aquí lo fantástica que es su labor.

«Soy estudiante PHD en Social Working y musicoterapeuta desde hace cinco años. Actualmente trabajo con cuidado de hospicio, en el cual la mayoría de gente está en su casa. Uso una guitarra, algunas veces otros instrumentos, para ayudar a los pacientes a sentirse mejor. Trabajamos con la música y así expresamos emociones, rememoramos o miramos atrás en sus vidas, ya que la mayoría de estas personas son pacientes terminales. Ellos fallecen después de seis meses o menos. En su familia es emocionalmente difícil, porque su cuerpo también pasa por cambios, hay mucho dolor. Entonces la música allí es usada como un mecanismo de sanación para hacerlos sentir mejor de todas las formas posibles 

La primera vez como musicoterapeuta fue shockeante al ver a gente que estaba en una situación difícil o muy enferma. Pero a medida que pasaba el tiempo, fue siendo una parte normal de mi vida. Ver a la gente así puede ser muy triste, pero también aprendí que es parte de la experiencia de ser humano. 

Lo bonito de la musicoterapia es que está especialmente diseñada para reducir el dolor e incrementar el confort en la gente. También hay medicación que ayuda y tienen una cama de hospital dentro de su casa que los mantiene en una óptima situación. 

La dinámica es de persona a persona. Los pacientes tienen diferentes diagnósticos como demencia, cáncer, entre otros. Es por ello que hay diversos grados de dinámicas, depende del proceso de la enfermedad. Además, influye mucho si la familia está presente con esa persona. Así se genera un ambiente colaborativo.

En algunos casos soy sólo yo, sentada a un lado de la cama de una persona con los ojos cerrados, que no responde, pero la ciencia te dice que la gente escucha y realmente lo creo. Usamos música que es importante para el paciente, que le gusta. Si la persona es de una cierta religión, le tocamos música religiosa, o rock’n’roll o country. Tenemos que ser capaces de hacerlo de acuerdo a la situación. Pongo mucha atención en la persona, en su respiración, si hace algún sonido o dice algo, el lenguaje de su cuerpo, que me diga que el paciente y yo estamos en sintonía. 

Durante la pandemia estuvimos realizando algunas visitas virtuales, pero generalmente no lo hago. Vuelvo al trabajo presencial en noviembre. Ahora será diferente: trabajaré una vez por semana y será igual que un hospital. Hay 60 camas donde la gente puede ir con síntomas que ellos ya no puedan manejar. Tengo que llevar lentes protectores, mameluco y estar con todas las medidas de seguridad para estar protegida, pese a que estoy vacunada. Suelo tomar de la mano a mis pacientes, como una acción humana e íntima entre paciente y musicoterapeuta, pero ya no lo puedo hacer. También tengo compañeros que se detuvieron de hacer musicoterapia, ahora están en otros trabajos, otros todavía no encuentran. Son tiempos realmente retadores como profesional, debo admitirlo».