Historias de mujeres en defensa del territorio, machismo, discriminación y lucha. Criminalización, afectación de la familia y el tremendo esfuerzo de cumplir con las labores de cuidado y también representar a su comunidad.
En dieciocho años desde que empezó a funcionar el proyecto minero Las Bambas, mucho se ha escrito sobre los problemas ambientales y sociales que rodean al proyecto. Esta vez son las mujeres las que tienen la palabra para contar cómo una de las minas de cobre más grandes y productivas del Perú tiene un tremendo impacto en sus vidas.
El rubro de las empresas extractivas es uno de los más difíciles para las mujeres profesionales. Según el «Informe de Empleo Minero 2019: Panorama y tendencias en el Perú», que realiza el Ministerio de Energía y Minas, habían 14,442 mujeres trabajando en el sector minero. Lo que significaba 8,360 más que en el 2009.
En 2020 la Consultora Igualab calculaba que las mujeres dedicadas a la minería en Perú representaban 6.87% en la mediana y gran minería, 7.17% en la pequeña minería y 9.62% en la minería artesanal. Además, las mujeres en minería representan 21.6% en la administración, 12.1% en gerencia, 5.1% en operaciones generales y 3.3% en planta.
No hay cifras específicas respecto a la participación de mujeres en los Frentes de Defensa o en las juntas directivas y organizaciones comunales, pero hay algunas respecto a representación política que reflejan la magnitud del problema: no hay ninguna mujer al frente de un gobierno regional y solo 2% de las alcaldías a nivel nacional son lideradas por una mujer.
La protesta social alrededor del proyecto Minero Las Bambas también ha tenido rostro de mujer. En los comités de defensa ambiental y en las comunidades, muchas mujeres dirigentes han cumplido un rol fundamental en la lucha.
La vicepresidenta: Virginia
FOTO: Juan Marin
Llegamos hasta Haquira, provincia de Cotabambas, Región Apurímac, para entrevistar a Virginia Pinares. Ella fue vicepresidenta del Frente de Defensa de los Intereses de la Provincia de Cotabambas en los momentos más duros de la protesta social de Las Bambas. Estuvo allí en 2015 y 2016, los dos hitos más trágicos, pues fue cuando murieron sus compañeros. Las mujeres estuvieron en primera línea de defensa del territorio y el medio ambiente pero también al lado de las que más sufrieron.
“Como dirigente yo siempre he participado, desde antes incluso de la minería porque es importante que estemos organizados y reclamemos por nuestros derechos como mujeres porque siempre nos discriminaban y siempre había vulneración de derechos, no educaban a las mujeres, no tenían DNI, siempre había machismo”, evoca con esa actitud rebelde que siempre la ha llevado a no quedarse de brazos cruzados ante aquello que considera injusto.
“Un pequeño grupo de mujeres aquí, en el distrito de Haquira, nos hemos organizado. Primero tuvimos un Congreso con políticos y teníamos, poco a poco, que organizarnos, nada de “dedocracia” todo por democracia para que también podamos ser elegidas”, relata.
En ese trajinar dentro de las organizaciones es imposible no detectar el machismo que atraviesa a las comunidades, pero también a las organizaciones sociales “Las mujeres como dirigentes siempre tienen problemas para representar, sobre todo con la familia, pero hay que organizarse cuando se está planificado todo y hay que hablar con la familia, con el esposo, con los hijos para asistir a capacitaciones y reuniones, una siempre sale adelante”, pero para salir adelante Virginia sabe muy bien que a las mujeres les cuesta el doble. Las labores de cuidado son la prioridad y para tener tiempo de involucrarse en la comunidad debe primero cumplir con ellas. Es por eso que muchas veces van con sus hijos a las jornadas, a los talleres, a las reuniones de la comunidad. Cuesta el doble, pero para Virginia no hay barrera infranqueable.
Ser dirigente y defensora del medio ambiente le ha traído problemas incluso con la justicia. No solo hay un estigma social, especialmente hacia las mujeres, sino también la criminalización de la protesta.
“Mi hijo estaba estudiando y por los problemas que yo tenía de denuncias jaló el curso. Él es ingeniero ambiental, pero recién terminó este año y ha tenido problemas para encontrar trabajo. Hay una discriminación con mis hijos por ser yo dirigente. Nosotras no estamos en contra de la minería, pero queremos minería responsable, que cumpla con el medio ambiente. Que quede algo para ellos y que quede algo para la comunidad también”, dice Virginia.
“- ¿Tus hijos te han pedido que dejes la dirigencia?- le pregunto: “Sí, me dicen ¿qué sacas tú? Al contrario, te hacen visible y no consigues trabajo, nos discriminan, es peor que te hagas visible. Los que nos quejamos luego tenemos a las autoridades en la mira”, responde con cierto sinsabor.
La profesora: Lizbeht
FOTO: Juan Marín
Lizbeht Abarca es docente de educación primaria y luchadora social en un pueblo conservador como es Tambobamba. Ella se refiere a las denuncias que le han interpuesto, como diplomas. Llega a la entrevista con un folder donde sus “diplomas” están organizados por etapas, hay denuncias de su vida sindical y otras de la lucha por el territorio y el medio ambiente.
“Tenemos que buscar nuestros espacios para poder también representar a nuestro pueblo, llevar los destinos del país. Siempre pienso en las mujeres que asumen cargos de autoridad que nos representan a todas. En mi pueblo nunca hemos tenido una mujer de autoridad”. Lo que cuenta Lizbeht es una constante en la región Apurímac en donde nunca una mujer ha ocupado el cargo de Gobernador Regional. En las Elecciones Regionales y Municipales 2018 el porcentaje de mujeres elegidas en su región fue alrededor de 1% según información de IDEA Internacional.
A sus 42 años esta maestra con espíritu transformador tiene muy claro quién es y a dónde se dirige con cada paso que da. “Yo me considero una defensora del Medio Ambiente y en defensa de los compañeros, de la población, siempre he actuado. Desde joven he sido dirigente, en mi barrio, en mi comunidad y también en el SUTEP. El 2014 entré como Presidenta del barrio Huancallo y me uní a los frentes de defensa distrital, provincial, y hemos hecho un reclamo justo defendiendo el medio ambiente. Estaban haciendo muchos atropellos desde la empresa”, cuenta con convicción.
La vida de Lizbeht ha transcurrido entre las aulas, las calles y los juzgados. Sin embargo no se arrepiente del camino elegido. “Sí, he sentido alguna vez que me han tratado de menos por ser mujer. Me he cruzado con maltratadores de mujeres, pero a mi no me amedrenta eso”, nos cuenta mientras reafirma que haber decidido permanecer soltera -y no tener hijos- fue una decisión coherente con su esencia como mujer”. Afirmó también que “cuando comentan por qué no me casé, por qué no tengo hijos, yo lo tomo como de quien viene. Pero, yo me he dedicado a ser dirigente, esa ha sido mi pasión y me dediqué netamente a eso. Mis papás siempre me han apoyado, nunca me han criticado por no casarme y tener hijos. Yo les agradezco a ellos y a mi hermana. Ella también ha sido siempre una líder”.
Lizbeht lleva un sombrero al estilo de Tambobamba, son días de carnaval, pero ella nos dedica su tiempo porque le da muchísima importancia a su voz como mujer en el espacio público. “Yo no he sabido lo que es maltrato de pareja, pero muchas veces si menosprecio de los dirigentes y algunas autoridades locales. Muchas veces han querido que deje los cargos que he tenido, pero yo no soy así. Yo veo bastante machismo -lamentablemente- en mi distrito, yo soy tambobambina. A veces si tengo temor por todo lo que se ve de los crímenes. Pero no voy a dejar mi labor, miedo finalmente, solo a Dios”.
En la siguiente entrega, Leah Sacín nos relatará la historia de Isaura, Agustina y Antonia, viudas del conflicto social.
Barbie fue una de las películas más esperadas del segundo semestre del año 2023. Desde el anuncio de su grabación, la incorporación de Greta Gerwig como directora y las primeras imágenes y afiches, la pieza cinematográfica llamó la atención de todos. Pero, cuando se estrenó el 21 de julio, las opiniones estuvieron divididas. Algunos la acusaron de ser anti-hombre y demasiado «progre». Otros incluso lamentaron que no fuera lo suficientemente feminista y descartaron la idea de que Barbie, como concepto, pueda ser redimido en absoluto.
SOBRE LA PELÍCULA
Barbie lleva a sus espectadores a Barbie Land, donde conocemos a la estereotípica muñeca Barbie (Margot Robbie), a su pareja – el estereotípico Ken, (Ryan Gosling) y muchas otras Barbies y Kens. Barbie experimentará una crisis existencial cuando su vida perfecta cambia repentinamente y empieza a lidiar con pensamientos y problemas reales, como los pies planos, la celulitis y pensamientos suicidas.
La guionista y directora Greta Gerwig coescribió la película con su esposo Noah Baumbach. Desde un inicio fue presentada como una pieza que buscaba capturar las realidades de nuestra sociedad en el ámbito social, político y cultural.
Giuliana Cassano, investigadora del audiovisual y estudios de género, señala que ninguna película puede llegar a ser una réplica verídica de la realidad, lo que sí serían es “representaciones”. “Lo que sí podríamos señalar es que, como representación, Barbie está poniendo en juego un conjunto de interpretaciones y ha organizado un conjunto de significados sociales que hoy en día son relevantes”, expresó aLa Antígona.
LAS CRÍTICAS
En cuanto a críticas, la película recibió algunas muy buenas y ,otras más destructivas. Por ejemplo, el comentarista conservador Ben Shapiro publicó una crítica de 43 minutos donde la calificaba de «tonterías feministas enojadas que aleja a los hombres de las mujeres». Incluso prendió fuego a varios muñecos Barbie y Ken.
Ben Shapiro compartió en X una foto suya saliendo de ver la película de Barbie. | Foto: Composición
Aquellos que no son conocedores de las películas de Gerwig ingresaron a las salas de cine esperando algo completamente diferente. Aun así, resultaría incorrecto llamar a Barbie una pieza de pensamiento feminista radical, como algunos críticos la pintaron y otros querían que fuera; sino que es un retrato divertido pero introspectivo de la feminidad.
“Desde mi perspectiva – y con toda la teoría desarrollada en estudios de género, en masculinidades, en derechos humanos – las reacciones extremas que la catalogan como anti- hombres es una respuesta del mandato patriarcal, una respuesta que lo que busca es que las mujeres ‘regresemos al lugar -que desde esa mirada patriarcal heteronormativa y heterosexista- consideran que es el lugar de las mujeres’”, expresa la también docente del Departamento Académico de Comunicaciones PUCP.
BARBIE LAND
Uno de los principales escenarios de la película de Gerwig, y pieza clave para entender el mensaje de la película, es Barbie Land. Este es un espacio donde vivimos una realidad casi opuesta a la nuestra: las mujeres (Barbies) gobiernan, incluso hay una Barbie presidenta (ese es su nombre). Parte importante de la narrativa *ALERTA DE SPOILER * es cuando los Ken desean tomar este poder para ellos, replicando lo que Ken protagonista presencia en el “mundo real”.
Pero lejos de ser parte de un discurso “anti-hombres”, Barbie Land representa ese universo que crea cualquier niña mientras juega con una Barbie. Barbie puede ser cualquier cosa: una doctora, una presidenta, una astronauta. Al fin y al cabo, la muñeca es justamente un personaje que toda niña y niño puede utilizar para dar voz a su vida interior.
“Barbie pone en escena un supuesto, ¿qué pasaría si? Es interesante porque en muchos aspectos, invierte – desde la ficción – el mundo real y eso genera resistencias. Pero cuando se trata de cuestionar el mundo real en el que vivimos nuestras cotidianeidades, el que nos abruma o invisibiliza a las mujeres y a las disidencias, ese orden no se cuestiona, ni siquiera se problematiza muchas veces”, expresa Cassano.
LO QUE HACEN LAS PELÍCULAS
La industria del cine viene haciendo cambios en la producción de películas para hacerlas más inclusivas. Algunos de esos casos han recibido malos comentarios, como es el caso de La Sirenita y Blanca Nieves de Disney. Pero, esto nos abre la interrogante de si tomar decisiones consientes para incluir a más mujeres en la escritura, dirección y producción de películas en verdad puede hacer un cambio en la sociedad.
Foto: Chris Pizzello/Associated Press
Cassano considera que las piezas cinematográficas, por si solas, no pueden hacer ese cambio. Pero eso no quiere decir que no sea importante apostar por ellas.
“Recordemos que Joan Scott plantea cuatro dimensiones para entender la complejidad del género como categoría analítica, la dimensión social, la normativa, la institucional y la subjetiva. Lo que Barbie significa hoy en nuestro ahora atraviesa por lo menos tres de esas dimensiones: la simbólica, la institucional y la subjetiva”, explica Giuliana Cassano.
A nivel institucional: Resulta importante que se haya apostado por hacer una película como esta. “El trabajo de la directora Greta Gerwig es superlativo, Margot Robbie parece haberse preparado toda una vida para construir ese personaje y su apuesta como productora ha sido de las más importantes. Y Ryan Gosling nos entrega uno de sus mejores papeles en el cine”, expresa, Cassano.
A nivel simbólico: La película Barbie es un éxito y una apuesta cinematográfica sin precedentes. A dos semanas de su estreno en cines, ya había ganado casi 800 millones de dólares a nivel mundial y había roto el récord de mayor recaudación en un lunes, para una película de Warner Brothers, que anteriormente ostentaba The Dark Knight.
A nivel subjetivo: Miles de personas lograron identificarse en los personajes y comentar los diálogos– muestra de que, sobre todo, el mensaje ha calado.
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Lejos de ser un comercial en formato de largometraje, la película de Gerwig pone de relieve críticamente el problema de la perfección pura y vacía que cae sobre las mujeres desde que son niñas. A muchos puede no haberles gustado la trama, las canciones, el baile, la actuación o el excesivo uso del color; pero sin duda resulta un abordaje diferente para darle vida a la muñeca de Mattel. Y eso es lo que debemos esperar siempre de los cineastas.
“Siempre olvido mis deseos”, dice Daniela. Nos dirigimos a la Plaza Mayor de la capital en un taxi. Aprovecho para hablar sobre Santa Rosa de Lima: qué he leído, encontrado, aprendido. Daniela, como yo, lanzó un deseo a su pozo cuando era pequeña. Una hoja de papel cuadriculada conteniendo lo que anhelaba más entonces. Hoy, no lo recuerda.
No es raro: pocas personas guardan memoria siquiera del primer nombre de Rosa: Isabel. Isabel Flores de Oliva. Nacida el 20 de abril de1586. Hija de un español y una criolla. Tres hermanos. A los cinco años, cortó su cabello al ras. A los seis, comenzó a ayunar: agua y pan, tres veces a la semana. Estos son los datos que –mayormente– circundan por internet cuando alguien busca a Rosa. Pero hay otras voces que permiten reinterpretarla.
Carola Suárez es una de ellas. Miembro de Purisaq Warmikuna y TRANSforma, pastora de la Comunidad Luterana del Perú, estudiante de una maestría en teología. Le enseñaron lo mismo: “que es la primera santa de todo América, ícono de la santidad de una mujer obediente”. Desde aquello, su visión sobre Rosa ha cambiado. “Eligió un camino distinto, su vida impactó en la de las mujeres”.
Para entenderlo, hay que posicionarse en el tiempo. SigloXVI. Dos destinos para una mujer: el matrimonio o el noviciado. Era un momento de cristianización intensiva para el virreinato. Un buen gobernante: aquel que contaba con ciudadanos santos. Lima fue la primera ciudad en consagrar a una “natural de la tierra”.
Entonces ¿fue Rosa de Lima un instrumento? Sergio piensa que sí. “(Es) un símbolo de cómo la iglesia usa la historia a su conveniencia”. Sin embargo, no se reduce a eso. “La patrona de América” (Raúl). “La Juana de Arco peruana” (Satoshi). O, como Carola propone, la del camino individual.
“No estaba loca. Ayudaba a víctimas del sistema: los enfermos, los indios, los esclavos, los pobres. Había gente que la recibía y que la quería. Obviamente, en esa época no eran todos iguales. Ella no se sentía encima de nadie, pudo transmitir un cariño especial”.
Por partes: “no estaba loca”. Aunque algunos estudios se empeñan en categorizar a Rosa en un determinado trastorno psiquiátrico, es imposible. El cristianismo animaba a los fieles a dedicar su sufrimiento a la divinidad, era un comportamiento frecuente. Además, los sacrificios de Rosa fueron engrandecidos con el fin de lograr su canonización. El primer testimonio escrito sobre ella proviene de un dominico alemán, en 1664. Rosa ya era más mito que persona.
Sus obras, en cambio, son innegables. Más innegable incluso: la fe, que persiste en décadas contemporáneas. “Una vez fui con mi mamá y mi abue a su casa a pedir deseo, había mucha cola.” (Adriana). “Pedí un milagro y me lo cumplió. No soy católica, pero para mi niña fue algo muy poderoso” (Lizeth). La primera cofradía con advocación en nombre de Rosa fue de negros aguateros. Desde aquello hasta el presente, Rosa permanece un símbolo para los deseos de grupos subalternos. Solo este 2023, fue imagen del XX Festival Internacional de Cine LGTBQ+ OutfestPerú.
“Cuando la gente está desesperada, quiere creer en lo imposible”, comenta Carola. Ricardo Palma contó en una tradición que Rosa era capaz de conversar con mosquitos y otros animales. Mariana, la mujer que la cuidaba, vio su rostro transformarse en una rosa cuando ella era todavía una bebé de tres meses llamada Isabel. Detrás de la mística, Rosa reorganizó la sociedad en que vivía: venció la supuesta “debilidad” del cuerpo femenino con sus sufrimientos e inauguró una vía de escape para las mujeres que no querían casarse.
Por supuesto, no fue feminista. “Es casi incompatible. En la Iglesia Católica las mujeres no pueden ser sacerdotes ni consagrar. Hay una serie de prohibiciones: hombres y mujeres no son iguales. Aun así, tenemos compañeras que se llaman católicas… Santa Rosa no se reveló completamente, pero sufrió por seguir sus convicciones, como muchas mujeres”, sostiene Carola.
Es cierto: Rosa se opuso a su madre, que pretendía casarla. También se enfrentó a juicios de autoridades religiosas. Las mujeres del sigloXVI que hacían milagros eran perseguidas. Muchas de ellas, las “alumbradas”, fueron castigadas por la Santa Inquisición. ¿Por qué Rosa terminó siendo santa y no bruja?
“Estaba sola”, comenta Carola, que jamás pidió un deseo al pozo de Rosa de Lima. Carola dejó de ser católica a corta edad. Es creyente. Cree, justificadamente, que Rosa fue santificada por no agruparse con más mujeres: no escribir sus revelaciones, no manifestarlas para la comunidad. Si viviera hoy, afirma Carola, lo haría. “(Rosa) estaría con las personas marginadas, viviendo su fe”.
El deseo de Carola es que no haya machismo. “Que no mueran más mujeres”. Que ninguna esté sola en la búsqueda de sus deseos.
Las voces en esta nota corresponden a peruanos, hombres y mujeres, entre los 20 y 40 años, que respondieron a la pregunta “¿quién fue Santa Rosa de Lima?”.
Según la CVR, más del 83% de casos de violencia sexual fueron cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional
El Caso Manta es el tercer juicio de Latinoamérica que aborda la violencia sexual durante el conflicto armado interno como crimen de lesa humanidad
Este año se cumplen dos décadas de la entrega del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el cual reveló graves violaciones a los derechos humanos como la violencia sexual contra las mujeres durante el conflicto armado interno. Según una encuesta a nivel nacional del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) preparado en noviembre del año pasado para la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y DEMUS (Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer), el 75% de la población afirmó que hubo violencia sexual contra las mujeres por parte de soldados y subversivos.
La violencia sexual fue una estrategia que sometió los cuerpos de las mujeres como armas de guerra de manera sistemática y generalizada, por lo que se consideran crímenes de lesa humanidad, de acuerdo a estándares internacionales. Según la CVR, más del 83% de casos de violencia sexual entre 1984 y 1990, fueron cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional. Uno de los casos vigentes es el Caso Manta, donde trece exmilitares del Ejército peruano vienen siendo denunciados por nueve mujeres del distrito de Manta en Huancavelica. Asimismo, el 56% de encuestados por el IEP, le atribuye responsabilidad de la violencia sexual a las fuerzas armadas.
La denuncia, realizada hace más de dieciséis años, continúa su curso legal a través del segundo juicio oral con más de cuatro años en desarrollo hasta la fecha. Según la defensa a cargo de Demus, se espera que las audiencias vuelvan a ser públicas, así como lograr sentencia justa y reparadora a fines de este año. “Ese 75% no es un dato menor, estamos hablando de que 3 de cada 4 peruanos reconoce que hubo violencia sexual y el Caso Manta está incluido. Por eso es emblemático, por la gravedad del delito que se juzga, porque está en juego el abuso de poder de las autoridades sobre las mujeres en tiempos de conflicto y la reafirmación del derecho a la verdad en su doble dimensión: individual, que comprende a las víctimas directas; pero también en una dimensión colectiva, en la que se engloba a toda la sociedad, ya que tenemos derecho a conocer la verdad histórica de nuestro país, las circunstancias y el porqué de estas atrocidades.” señala Víctor Álvarez, abogado del Caso Manta, quien también hace un llamado a la Sala para otorgar celeridad y publicidad en el juicio por el derecho a la verdad.
¿Por qué es importante el Caso Manta?
En un contexto de conflicto como el que vive el país, donde impera la violencia, el racismo y la discriminación, el Caso Manta es importante para mantener viva la memoria y asegurar medidas de no repetición. Recordemos que, después de los casos Sepur Zarco y las mujeres Achí de Guatemala, el Caso Manta es el tercer juicio de Latinoamérica que aborda la violencia sexual durante conflicto armado interno.
Cynthia Silva, abogada y directora de Demus, indica que “pese a los obstáculos y hostilidades en el proceso judicial, la decisión de las mujeres de Manta por mantenerse firmes en su lucha constituye un aporte trascendental para que la historia del conflicto armado se muestre más completa. Su decisión implica también que sean reconocidas e incluidas como actoras clave para el proceso de restablecimiento de una verdadera democracia. Esperamos que la sentencia constituya un hito histórico y que salde, en alguna medida, las deudas del sistema de justicia en el derecho a la verdad de todas las mujeres víctimas de violencia sexual en el conflicto armado, de la ciudadanía en general y, en particular, a las mujeres agraviadas. Que el acceso a justicia y reparaciones integrales esté basado en un trato digno, libre de revictimización y discriminaciones, pero, sobre todo, para que no vuelva a suceder lo ocurrido en Manta”.
Las mujeres de Manta levantan su voz
“Agarró a mi tía, la tumbó a la cama, le sacó su ropa, le obligó a sacarse el pantalón y le ordenó al otro militar: “¡Cáchala a ella! Yo voy a hacer los mismo con esta terruca”, declaraciones como esta se pueden leer en “Nuestras voces existen: Testimonios de violencia sexual durante el conflicto armado interno en Manta” un libro publicado en junio de este año por la organización feminista Demus que recoge a voz y los sentires de tres denunciantes del caso: María, Marilia y Teresa. El público puede acceder de manera gratuita a la publicación a través de la página web de Demus.
Cada 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas y el Perú no es ajeno a esta problemática. Cifras de víctimas en aumento, la población migrante como nuevo grupo vulnerable de trata de personas y la incapacidad del Estado para perseguir a los victimarios, son tres de muchos factores que impiden erradicar este problema por completo.
El pasado 30 de julio se conmemoró el Día Mundial contra la Trata de Personas y es necesario poner en agenda esta problemática en la que cada año aumentan las cifras de casos de víctimas de este delito de explotación humana. La población vulnerable a ser víctimas de trata de personas son, en principal, mujeres, niñas, niños y adolescentes, quienes mediante distintos métodos de captación son retenidos en contra de su voluntad hasta ser rescatados por las autoridades respectivas.
Pero, ¿qué se entiende por trata de personas? Según Ricardo Valdés, director ejecutivo de la organización Capital Humano y Social Alternativo (CHS Alternativo) y ex viceministro de Seguridad Pública, explicó que la trata de personas es la explotación de un ser humano por otro que se beneficia y lucra económicamente. Además, añadió que muchas veces la víctima no es consciente de la situación de explotación que está ocurriendo con ella, puesto que existe un aprovechamiento por una serie de condiciones de vulnerabilidad que tenía como la forma en la que fue captada y los maltratos que recibió cuando estuvo retenida en contra de su libertad.
Según el artículo 129-A del Código Penal Peruano, se identifica a la trata de personas como delito cuando “el que mediante violencia, amenaza u otras formas de coacción, privación de la libertad, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o de cualquier beneficio, capta, transporta, traslada, acoge, recibe o retiene a otro, en el territorio de la República o para su salida o entrada del país con fines de explotación, es reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince años”.
En ese sentido, la trata de personas es considerado un delito en nuestro país y que, según estimaciones de la organización CHS Alternativo, es la segunda economía ilícita que mueve más dinero en todo el Perú, en el cual las redes criminales pueden obtener hasta 1300 millones de dólares al año, y de los cuales, 700 millones corresponden a la explotación laboral y los otros 1600 millones a la explotación sexual, las cuales son las dos principales finalidades de la trata de personas.
En lo que va del 2023, se han reportado más de 2,222 denuncias por trata de personas, de las cuales 688 son investigadas en la Fiscalía Especializada en Trata de Personas (Fistrap). Asimismo, de estas 688 denuncias administradas por las fiscalías especializadas en todo el Perú, la región con más casos denunciados es Arequipa con 115, seguida de Lima Norte con 70, Tumbes con 65, Loreto con 62 y Lima Centro con 61 denuncias.
Asimismo, según las estadísticas del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, el 90,6% de las víctimas de trata de personas son mujeres, el 48,1% fueron menores de edad en el rango de 12 a 17 años y el 72,6% fueron captadas con fines de explotación sexual y laboral. No obstante, Guadalupe Correa-Cabrera, profesora de Política y Gobierno en la Universidad George Mason de Virginia, señala que actualmente la población migrante también son vulnerables a esta problemática.
«Las personas piensan que van a tener otro tipo de trabajo y llegan a espacios que no conocen en situación de gran vulnerabilidad sin sus familias y sin sus pasaportes y terminan explotadas sexualmente o laboralmente, en distintas actividades cada vez es más frecuente esto porque se utilizan más las redes sociales», explicó al medio RPP Noticias.
Respecto a los casos reportados y denunciados hasta ahora en el presente año, la Fistrap logró 44 sentencias condenatorias para los tratantes; sin embargo, pese a los esfuerzos de las autoridades por combatir esta problemática, se enfrentan a diferentes obstáculos que lo impiden. El primero de ellos es que la inversión estatal para prevenir y perseguir la trata de personas ha disminuido en los últimos años, lo cual impide conseguir los recursos suficientes para reducir lo máximo posible el número de víctimas de trata de personas.
El segundo de ellos, según lo comunicado por Ricardo Valdéz, director ejecutivo de CHS Alternativo, es que no existe un registro único de víctimas de trata de personas, por lo que no hay un canal que sistematice las estadísticas y el impacto de las distintas modalidades del delito de manera exacta. El tercer problema, de acuerdo con Mercedes Arce, directora de Programas y Proyectos de CHS Alternativo, es que no existe un enfoque que se centre en la víctima cuando ésta es rescatada.
“La víctima es puesta en albergues o en casas de acogida, donde no siempre se garantiza que lleve un proceso de recuperación y reinserción. Además, cuando es retirada, en muchos casos retorna a su familia, donde están sus victimarios, haciendo que vuelvan a caer en manos de los tratantes y al círculo de donde escapó”, enfatizó.
Por último, otro problema que agrega Arce es que el número oficial de las víctimas solo se orienta a las denuncias, pero no hay un registro de lo que pasa después de su rescate y supuesta recuperación. “Por ejemplo, cuántas de estas 2,611 víctimas pudieron ser rescatadas y reinsertadas, cuántas cambiaron su vida o regresaron con sus tratantes, eso no lo sabemos”, aseveró.
Si conoces o sospechas de algún caso de trata de personas en Perú, acércate a la comisaría más cercana o contáctate con la Central Única de Denuncias-CUD (línea gratuita 1818), una plataforma de atención de denuncias que funciona las 24 horas del día, los 365 días del años, en español y quechua. Asimismo, si conoces de un(a) peruano(a) en el exterior que es víctima de trata de personas o tráfico ilícito de migrantes, por favor comuníquelo al consulado peruano más cercano (www.rree.gob.pe), al correo : tratadepersonas@rree.gob.pe o a los fonos: 51-1-2043270; 51-1-2043272.
Este 4 de junio se emitió el primer episodio de La Casa de los Famosos México, un programa en formato reality donde un grupo de celebridades viven juntos en una casa y siguen un proceso de eliminaciones a base de estrategias y la popularidad que cada uno va ganando con el público. Así, como parte del elenco se anunció que la celebridad de Internet, Wendy Guevara, iba a participar. Ella es una mujer transexual que rápidamente se convirtió en una de los favoritos del público para ganar el reality.
Sus ocurrentes frases y expresiones se volvieron virales en redes sociales. Sin embargo, el público también se conmovió cuando contó sus experiencias de vida como una mujer transexual mexicana, como una ex trabajadora sexual y como sobreviviente de abuso sexual.
UNA MUJER TRANS EN TV GLOBAL
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021, del total de la población en México (de 97.2 millones de personas), 5 millones se autoidentifican LGBTIQ+. Del mismo modo, 316.258 personas se autoidentifican como personas transgénero o transexuales, lo cual representa al 0.3% del total de la población en 2021.
En este contexto, la participación de Wendy Guevara inició conversaciones sobre la identidad de género y sexualidad entre los mismos integrantes de la casa. “Quién iba a decir que una figura tan conservadora y que en muchas ocasiones nos llegó a sacar canas verdes como Poncho de Nigris iba a estar defendiendo la identidad de género de una mujer trans como lo es Wendy Guevara”, expresó Laurel Miranda, activista trans y periodista mexicana, en un video en sus redes sociales.
Pero Guevara ha sido criticada por algunas activistas trans mexicanas y latinoamericanas en el pasado debido a comentarios que dio sobre su identidad como mujer trans. En una entrevista que brindó a inicio del año 2023 en Radio Divaza – podcast del youtuber La Divaza, dijo que no se consideraba una mujer al 100%. “Siempre me han atacado porque yo siempre he dicho que no me considero una mujer. Yo siempre he dicho que soy una chica transexual y para mí una mujer es la mujer biológica que puede dar un bebé.Entonces me dicen: ‘¿y las que no pueden dar?’. Le digo: ‘No, no pueden dar, pendeja, pero tienen su órgano reproductor femenino y todo por dentro’”, expresó en esa ocasión.
Miranda analiza las críticas a Wendy desde una perspectiva más completa, donde la diversidad de historias y experiencias dentro de la misma comunidad nos lleva a aceptar su heterogeneidad. “Todas las personas trans generamos herramientas de defensa diferenciadas, de tal manera que, a lo mejor, sí, una persona en un contexto privilegiado tiene las herramientas, conocimientos, la información, para poder confrontar, para poder defender, para poder exigir el respeto a su identidad de género”, señala en su video.
“Hay que entender desde donde vienen las palabras de Wendy, desde donde vienen las palabras de muchas mujeres trans que comparten este tipo de contextos y creo que hay que dejar de juzgarlas, hay que dejar también de ser paternalistas porque tienen su propia historia de vida”, agrega.
Laurel Miranda publicó un video en julio de 2023, donde comenta sobre la participación de Wendy Guevara en La Casa de los Famosos México. | Capturas: Instagram/@laurelyeye
“Cuando hablamos entre nosotras (mujeres trans), no sacamos a flote quien sufrió más porque todas hemos sufrido, a todas nos han discriminado. Pero [esto cambia] cuando pones a una persona trans sola a que comparta sus vulneraciones. Cuando comparo sus historias de vida, por supuesto, la de ella fue la más cruda. Entonces, yo creo que el papel que ha desempeñado es un papel muy transparente, ha hablado de cosas, quizá no con los términos adecuados, pero lo ha hablado a su manera”, expresa.
Para Camacho García, el “papel” de la Wendy en el reality ha sido el de representar la historia de una Cenicienta moderna: donde una chica (en este caso, una chica trans) logró salir de las sombras y destacar.
“Entonces, yo siento que ella ha cumplido con su rol – porque es televisión, es un juego, es un reality. Pero ha puesto sobre la mesa muchos temas, ha hablado con sus compañeros sobre la sexualidad. Sí ha resultado importante y es necesario que esos temas se pongan sobre la mesa y no para convencer a nadie, sino para generar el debate”, compartió.
Leyla Huerta, activista y fundadora de la ONG peruana Féminas, comparte que la presencia de Guevara es relevante para la representación trans. Según explicó a La Antígona, la representación de las personas LGBTIQ+ no solo debe quedar en lograr llegar a estos espacios de poder, sino que importa mucho qué hace la persona con dicho poder que se le otorga.
“El papel que cumple Wendy de forma latinoamericana, porque es un éxito, realmente, la llegada a donde va, es importante. Habla de su visión, (la cual es) precaria en conocimientos sobre identidad, pero sí de empoderamiento, de lo que le ha tocado pasar y vivir, del poder del cuerpo, de quién soy yo”, dijo a La Antígona.
Gianna Camacho García (izq.) y Leyla Huerta (der.). | Foto: Composición
LA REPRESENTACIÓN TRANS IMPORTA
Cuando se habla de incluir a la comunidad LGBTQI+ en la sociedad, es casi imposible no mencionar el rol de los medios de comunicación. La mayoría de las personas forman sus posturas sobre la realidad basándose en lo que consumen de los medios masivos, como programas de televisión y noticieros. México es uno de los seis países de Latinoamérica que han legalizado el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, pero la región latinoamericana como un conjunto sigue teniendo ideas muy conservadoras sobre la comunidad LGBTIQ+. Esta es una realidad que se comparte en Perú, donde la herencia colonial española viene con una gran influencia de la religión católica.
Gianna Camacho García considera que, en el Perú, la representación de mujeres trans es estereotipada. “Aceptamos, aplaudimos, a la trans que nos hace reír, que nos da un show; en el caso de los hombres, consumimos a las trans que ejercen la prostitución.Nos quieren ver en plumas y lentejuelas, nos quieren ver maquillando, dando tips de belleza, nos quieren ver haciendo reír a la gente o no es quieren ver mostrando nuestro cuerpo, causando morbo a los hombres”, señala.
“Pero la trans que me quiere hablar de política, que me quiere hablar de derechos humanos, esa trans todavía no es aceptada ni mostrada como tal. Entonces, yo creo que actualmente la trans que no incomoda es la trans aceptada”, agrega.
En ese sentido, Leyla Huerta opina que los programas de televisión le dan espacio a personas no empoderadas o profesionalizadas porque encajan en la imagen que quieren “vender”. “Quieren una mujer trans que sigue manteniendo los estereotipos, que sigue manteniendo el status quo de que somos una burla, de que somos hombres vestidos de mujer, resaltan características masculinas para generar gracia y mofa. No quieren hacernos ver como una parte de la diversidad de expresiones de la feminidad que no necesariamente se va a ajustar a los estándares femeninos que la sociedad quiere mostrar de las mujeres”, señala.
Señala el caso de la cómica Dayanita, que “si bien es cierto, no es una persona con un empoderamiento femenino e, inicialmente, no podía dar conocimiento a la gente sobre su situación, en lo que avanza el tiempo, comienza empoderarse y comienza decir las cosas que la violentan. Lamentablemente, termina siendo echada de ese espacio, porque no quieren una mujer trans empoderada”.
“En la comunidad trans, la única persona que podría decir que ha sensibilizado sobre el tema, en su momento, es Naamin Timoyco y ahí tiene mucho que ver la edad. Es una mujer trans mayor que ha pasado por muchas más cosas y le toca cosechar ese desprecio en el que vivimos. (Pero) cuando comienza a tener esa visión, que ya la vida te da, te quedas sin lugar y solo te llaman para cosas puntuales”, agrega.
Algunas de las mujeres trans más reconocidas en la televisión peruana: Dayanita (cómica), Naamin Timoyco (vedette y bailarina, primera mujer en cambiar el sexo en su DNI) y Coco Marusix (una de las primeras drag queen y vedette trans). | Foto: Composición
Entonces, ¿qué podemos hacer para cambiar la realidad? Para Camacho García, es importante que las personas a cargo de las producciones y noticieros en medios de comunicación prioricen historias más allá del morbo, de los estereotipos, “más allá de la transición”. No existe un solo perfil o historia sobre lo que es ser una mujer trans en México, Perú u otro país de Latinoamérica. Por ello, también es fundamental que se haga la distinción entre la realidad factual y las opiniones, incluso cuando se trata de las opiniones de las mismas mujeres trans. Esto porque, dado que se trata de una minoría históricamente no siempre bien representada, cualquier comentario puede ser generalizado para toda la comunidad.
Del mismo modo, Huerta señala la responsabilidad de cada persona que sí consigue posicionarse en estos espacios de poder, pues en estos espacios – por más pequeños que sean – uno puede hacer activismo, pedagogía o tan solo contar su realidad para humanizar a toda una comunidad. Luego, en el ámbito político de la sociedad, se debe desarrollar el empoderamiento comunitario.
“Yo he podido conocer mujeres trans de otros países y me doy cuenta cómo está el empoderamiento comunitario de las personas trans fuera del Perú. El discurso político de estas mujeres está a años luz de lo que aquí tenemos. Por ello es importante el empoderamiento comunitario. Si bien en Perú podemos existir líderes trans, (nos) hemos quedado en ello, nos hemos quedado en ser “yo” y no hay nadie (más) detrás de estos liderazgos. No se ha empoderado a las comunidades. No podemos ser siempre las únicas las que vamos a estar delante de las cámaras (porque) las cámaras buscan a chicas que no tienen empoderamiento para decir las cosas”, expresa.