Mujeres votando en México. FOTO: Archivo El Universal
Luchas, rechazos, insistencia y pioneras incansables forman parte del rocoso camino que recorrieron las mujeres mexicanas para acceder al derecho al voto. Con batallas aún pendientes por pelear en la búsqueda de una sociedad sin distinciones, recordamos el proceso y la ruta de este histórico acontecimiento.
El 17 de octubre de 1953 en plenas elecciones para los diputados federales de la XLIII Legislatura, el presidente Adolfo Ruíz Cortines promulgó algunas reformas constitucionales. Estas fueron para el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres. Así como el goce de una ciudadanía plena.
Hace 74 años, este logro significaba uno de los mayores reconocimientos de los derechos de las mujeres. Abría una esperanza a que el Estado mexicano tuviera una mayor democracia. Ahora no solo las mujeres podían votar. También postular para ser elegidas para cargos de mayor jerarquía.
Pero el camino no fue nada fácil. A las mujeres les costó muchos años lograr que fueran reconocidos sus derechos y su participación oficial en la política. Durante la Revolución mexicana, conflicto armado que se inició en el 20 de noviembre de 1910, la labor de las mujeres fue importante. Ellas se movían ayudando a conseguir ayuda para la población civil y colaboraban en la redacción de proyectos y planes.
Una petición previa a la Constitución de 1917 fue redactada a finales de 1916 por la secretaria particular de Venustiano Carranza, Hermila Galindo. A pesar de los constantes rechazos de los grupos congresales de la época, ella fue una política, escritora, maestra, oradora, periodista y activista feminista sufragista, activa durante la Revolución mexicana. Momento en el que solicitó y peleó por los derechos políticos para las mujeres.
Hemilia Galindo, primera diputada federal mujer mexicana.
Según un archivo del Instituto Electoral Nacional (INE) titulado “Cuando las mujeres votamos por primera vez”, se tienen registros de que en 1821 se hicieron las primeras solicitudes para el voto femenino. Fue hecho por un grupo de mujeres de Zacatecas, quienes pidieron al gobierno que se les considerara ciudadanas y puedan sufragar. Así como en 1890, cuando un grupo de mujeres reunieron miles de firmas. Estas se enviaron al presidente Porfirio Díaz para que fuera reconocido su derecho a votar.
En el siglo XX, se impulsaron más iniciativas a favor. En el año 1923 se celebró el Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres en Yucatán. Contó con la participación de más de 100 delegadas de todos los estados del país. A este evento asistieron las dirigentes. Las mismas que hoy son reconocidas como las activistas-feministas más importantes del momento. Una de ella fue Matilde Montoya, la primera mujer mexicana en alcanzar el grado académico de médico en 1887. Al final del evento, se resolvió enviar al Congreso de la Unión una petición de igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres.
Así, por primera vez, las mujeres de Yucatán pudieron votar. Se comenzaron a planear iniciativas para que la medida se extienda por todo el país. En 1937, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se lanzó la iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Momento en el que se solicitó por primera vez el derecho a la mujer de votar y obtener cargos de elección popular. Fue aprobada por la Cámaras de Senadores y la Cámara de Diputados, pero no tuvo la declaratoria de Reforma Constitucional, por lo que quedó inconclusa.
El 6 de abril de 1952, un grupo de más de 20,000 mujeres se reunieron en el Parque 18 de Marzo ubicado en la Ciudad de México. Ellas pedían al entonces candidato presidencial Adolfo Ruíz Cortines que hiciera cumplir su promesa de otorgar el derecho de las mexicanas a votar y ser electas. Fue un año después cuando el Diario Oficial de la Federación (DOF) decretó la ciudadanía plena a las mujeres.
Y fue hasta 1955 que las mujeres en todo el país participaron en unas elecciones. Las primeras sufragadas fueron Jiménez de Palacios, —quien en las elecciones del 4 de julio de 1954 se convirtió en la primera diputada federal en la historia de México de Baja California. Seguida por María Lavalle Urbina de Campeche y de Alicia Arellano Tapia de Sonora. Ambas fueron las primeras senadoras electas en las elecciones del 4 de julio de 1964. Asimismo, Griselda Álvarez de Colima, quien fue la primera gobernadora en el año 1979.
Por la conmemoración de los 65 años de aquel acontecimiento, el portal de Voces feministas menciona que “las mujeres entraron legalmente a formar parte de la vida pública con una conducta pasiva frente a la política de México. Se les dio el voto en un contexto en donde no había libertades democráticas. Con lo que se liquidó toda posibilidad de un ejercicio democrático dentro del juego político. En un contexto en el que no había voces disidentes que cuestionan la función de las mujeres como esencialmente familiar y privada, estas obtuvieron el voto”. Desde La Antígona, compartimos su opinión y seguimos trabajando por fortalecer la participación de las mujeres en la política.
La Comisión de Organización Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) presentó los resultados del estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018. Este mostró que del 62.3% del electorado que acudió a votar. La participación de las mujeres fue mayor que la de los hombres por ocho puntos porcentuales.
En cuanto al grupo de personas que no votaron (37.7%), 20.2% fueron hombres y 17.5% mujeres, con una diferencia de casi tres puntos porcentuales. Es evidente la mayor participación de mujeres en las edades jóvenes y adultas hasta los 64 años.
Al día de hoy, se siguen impulsando iniciativas que animen a las mujeres a ejercer su derecho al voto. Unas de ella impulsadas por el colectivo de “Nosotras tenemos otros datos”. Esta, busca hacer visible lo invisible y colocar en el radar público las realidades que desde distintos contextos viven las mujeres mexicanas. Asimismo convoca al encuentro “Todas México” el próximo domingo 17 de octubre a las 11:00 a. m. (hora México/Perú/Colombia/Ecuador) para fortalecer y consolidar la única fuerza política vigente, progresista y democrática.
Las mujeres mexicanas han recorrido un largo camino para poder vivir una vida libre de violencia. Una vida donde sean respetados sus derechos humanos, igualdad política y social. Asimismo, para poder ser partícipes de las decisiones políticas y los cambios transversales de México para conseguir una sociedad más democrática, equitativa e inclusiva.
El arte será siempre resistencia. Aquel que es hecho por mujeres, mucho más. Y aquel creado por lesbianas rompe con todo lo que se nos ha dicho que debemos ser. En la semana de las Rebeldías Lésbicas Feministas, conversamos con tres autoras lesbianas peruanas sobre el importante rol que cumple la narrativa en la visibilización de sus realidades y existencias.
Cuando Blanca le contó a su mamá que le gustaba una niña a los 5 años, todo lo que recibió de ella fue un sacudón como prueba de su desaprobación. Aprendió entonces que lo que ella había procesado como algo natural, era en realidad extraño e incorrecto. En su familia católica y conservadora la palabra “homosexual” jamás había sido pronunciada y ella sentía que estaba enferma y sola pues no tenía idea de que, como ella, habían otras miles de personas sintiéndose igual.
Cuando creció, decidió que haría lo posible para evitar que algún niño se vuelva a sentir así. Bajo el nombre artístico de Lakita, decidió publicar en el 2016 a través de Facebook El Príncipe Carolina, cuento que había empezado a escribir un año antes y contaba la historia de un niño trans. Por la misma época escribió también Dorita y el Dragón, que tiene como protagonista a una niña lesbiana, y Claudio y el Tritón, sobre un niño gay. Pasaron algunos años hasta que consiguió publicarlos físicamente, en el 2017 y 2019 respectivamente.
Lakita con su libro Dorita y el Dragón. FOTO: Diego Daza – Perú21
Los cuentos de Lakita forman parte de la aún escasa, pero creciente, literatura LGTBIQ+ en Perú. Lo cierto es que dentro de este género, la literatura lésbica representa una subcategoría que durante mucho tiempo ha sido narrada desde el exotismo, ya que si ser mujer es, lamentablemente, un acto de resistencia constante en una cultura como la nuestra, ser lesbiana es un doble desafío al status quo y a lo que se espera de nuestra sexualidad.
La investigadora de narrativa contemporánea latinoamericana Carmen Tisnado lo describía ya en 1998. En su artículo “El personaje lesbiano en la narrativa peruana contemporánea”, explicó cómo hasta principios de los años 90 la homosexualidad femenina nunca fue presentada como un estilo de vida, sino como encuentros sexuales aislados entre personajes femeninos en los textos de autores hombres, o como producto de un desacato a la regla, como es el caso de Confesiones de Dorish Dam(1919).
En adelante, la narrativa peruana empezó a visibilizar los vínculos lésbicos, como en Ximena de dos caminos(1994), donde la tía de la protagonista tiene una relación con otra mujer; o Las dos caras del deseo (1994), en la que Ada muestra un constante desapego hacia los hombres y opta por el exilio para poder vivir su orientación sexual con libertad. No obstante, en la mayoría de historias de la época las amantes son separadas, lo que constituye, considera la investigadora, una especie de castigo.
La visibilidad que el activismo LGTBIQ+ ha ganado durante las dos últimas décadas ha permitido que la producción literaria de este género aumente. De acuerdo al registro de Crónicas de la Diversidad, desde el 2000 y hasta abril de este año se han publicado 91 libros con temática LGTB en nuestro país. La narrativa peruana contemporánea viene abriendo cada vez más las puertas a historias lésbicas y, en muchos casos, son las mismas lesbianas las que tienen la oportunidad de pasar de ser objetos a ser sujetos y cambiar la narrativa.
Retrato borroso
“Pero yo quiero que seas feliz”, es lo primero que le dicen a muchas mujeres sáficas cuando salen del closet con sus familias, comenta Libia Avanzini cuando pregunto cómo considera que la ficción influye en la realidad. Ella, que actualmente está trabajando en la elaboración de su primer libro Diario de una Lesbiana, conoció la homosexualidad femenina a través de clichés en distintos productos artísticos. El más común de ellos era “que todo es un desastre, es catastrófico o alguien muere, siempre nos matan”. No es de extrañar entonces que en el imaginario colectivo las historias entre mujeres siempre terminen mal.
Captura de pantalla del Instagram de @diariodeunalesbiana.la
El estereotipo de la lesbiana que se queda sola y vive con sus gatos no dista mucho del trágico final que se les da. Al respecto, Karen Luy de Aliaga, autora de Compórtense como Señoritas, una de las pocas novelas lésbicas peruanas de este siglo, afirma que “hay cierta esterilidad que se nos adjudica, como si los deseos nunca se pudieran cumplir, o el deseo sexual no existiera”. Tal parece que formar una familia feliz o ser el personaje principal es casi imposible para las lesbianas.
Karen Luy De Aliaga y su libro «Compórtese como señoritas». FOTO: LibrosAMi
La expresión de la sexualidad se aleja también de la realidad. “He leído muy pocas escenas sexuales entre mujeres que me parezcan reales, probablemente porque fueron escritas desde una visión masculina o que repite la heteronorma, ese pensar que hay una ‘activa’ y una ‘pasiva’”, detalla Luy de Aliaga. Si no es el sexo que parece salido de una película pornográfica, entonces es otro de los estereotipos: pensar que una de las mujeres ‘convierte a la otra’.
La lista podría continuar, pero el factor común parece ser el tratamiento de la homosexualidad femenina desde un enfoque muy ligero, catastrófico o placentero para el consumidor. Avanzini lo atribuye al morbo y al carácter punitivo de los finales tristes. “Como no es socialmente aceptado entonces siempre va a terminar mal, y es así como anulan nuestra existencia y nos reducen a una sarta de locas que van destruyéndose la vida, teniendo relaciones totalmente tóxicas”, añade.
Pareja protagónica de la película Wachowski.
Por otro lado, Luy de Aliaga opina que la representación incorrecta responde a la perspectiva de los autores y a la falta de investigación, porque además se recurre a paradigmas como la butch o la femme sin considerar otras identidades o incluso el no binarismo. Lakita concuerda, pues afirma que creció aprendiendo que la sexualidad era de determinada manera hasta que descubrió que ni a ella misma le hacía sentir bien. Finalmente, como dice Avanzini, es más sencillo hablar de algo cuando pasas por ello.
Alguien como yo
Cuando Lakita estaba apoyando en una de las ferias donde se vendía Dorita y el Dragón, una joven muy nerviosa dudaba sobre si comprar el cuento para contárselo a su sobrina de 5 años pues no sabía si ella rechazaría o cuestionaría la historia lésbica. Días después, la misma joven contaba a través de su Facebook que al llegar a la parte donde se ve a dos niñas con vestidos de novia, lo único que su sobrina le dijo fue: “oye tía, ¿por qué tienen tacos si son niñas?”.
Personajes del libro «Dorita y el Dragón». FOTO: Lima en Escena
“Les niñes no tienen maldad, si es que de chiquites se lo enseñas como algo natural así lo van a tomar de por vida, como debería ser”, reflexiona Lakita. Y si bien gran parte del poder de la literatura lésbica, para grandes y chicos, es la normalización de la diversidad sexual, su importancia radica sobre todo en la representación. Una que en muchas ocasiones no tiene intención de ser política, pero que representa una rebeldía desde su mera existencia.
“Yo escribo sobre el mundo desde mi perspectiva LGBTQI porque es mi territorio, es lo que he vivido toda la vida y son las historias que conozco. Que de paso rompa con las estructuras viejas es un alivio, pero no creo que sea la misión o el objetivo, al menos no de mi escritura”, acota al respecto Luy de Aliaga.
Si hay algo en lo que las tres autoras coinciden, es en que su literatura está basada en historias propias. A sus 36 años, Lakita sigue preguntándose con coraje “caramba, ¿cómo no llegó a mis manos algo así cuando lo necesité?”. Y cuenta emocionada que no es la única en su situación. “Me ha escrito gente de mi edad que me dice ‘oye, yo me sentía así, ¿cómo es que de chiquita no tuve este texto?’”
A Libia le pasó algo parecido. Salir del closet en una sociedad sin referentes visibles la llevó a sentirse confundida. “Y es porque nunca leí ni vi nada, nos omiten mucho”, agrega, celebrando que para las generaciones actuales sea mucho más sencillo por el acceso a la información. “Para mí es totalmente importante escribir sobre lesbianas y sus vidas porque hay un montón de gente que necesita saber que hay más como ellas y que no somos un grupo chiquito como yo pensaba cuando era adolescente”.
Y es que además de ser importante, la representación es natural. La evidencia nos dice que existen personas con distintas orientaciones sexuales e identidades de género, por lo que sería normal que aquello se refleje en la ficción. “Debería ser natural contar cualquier tipo de historia que les involucre, de cualquier género de la literatura. Pueden ser héroe o antihéroe de las ficciones, incluso la mala o la maldita (como en la vida real, ser LGTBQI no siempre significa que seas el bueno de la historia)”, opina la autora de Compórtense como señoritas.
Cada vez más visibles
“No todes tienen la misma suerte. No todes tienen una historia para contar. No todes sobreviven para contarla”, es uno de los mensajes finales de la novela lésbica de Karen Luy de Aliaga. Ella conoce de cerca esa realidad. El juicio por el ataque homofóbico del que fue víctima en el 2006 y que concluyó 9 años después fue aquello que más la motivó a escribir el libro, que reúne historias propias y ajenas, todas situadas en Lima.
“La edad te hace ver las cosas con otro lente. Ahora puedo ver cuánto de pérdida o de dolor hay en todo el proceso de vivir nuestras orientaciones e identidades en esa misma ciudad y a varias distancias puedo pensarlas y escribirlas”, precisa. Sin lugar a dudas la literatura lésbica, sobre todo aquella escrita por lesbianas, es necesaria. Pero es también todo un reto.
“Escribir que dos mujeres se aman y se gustan, que están dispuestas a crear un proyecto de vida ya es completamente un desafío. Para la escritora, para la sociedad, para quien quiere comprar el libro y decirle a sus amigos: ‘estoy leyendo Diario de una lesbiana’”, dice entre risas Avanzini, quien está trabajando para a mediados del 2022 publicar el libro que inició a escribir a modo de diario cuando salió del closet a los 17.
Otro de los obstáculos a los que se enfrentan los autores LGTB es el encorsetamiento. Al respecto, Luy de Aliaga comenta que muchas veces se acude a ellos para tratar exclusivamente temas relativos a la diversidad sexual. “Al final, por no invisibilizar la obra terminamos invisibilizando nuestras identidades. También pasa a la inversa, que te cuestionan por qué sigues escribiendo «otra novela gay”. ¿Cómo sería si nosotres cuestionáramos “otra novela hetero”?”, añade.
Asimismo, aún nos encontramos frente a una escasa representatividad en términos de identidad étnico-racial y nivel socioeconómico. Si de por sí es difícil para los autores disidentes publicar sus historias porque acceden a distintos espacios como parte de un cupo LGTBIQ+, explica Karen, lo es aún más para personas que no viven en la capital, afroperuanas, trans o no binarias, o que cuentan con limitados recursos económicos. “Tal vez el problema está en quiénes deciden qué se publica por ser mainstream o no, pero si la escritura es buena no deberían importar los otros factores”.
Por otro lado, los límites etarios que se colocan a la literatura LGTB dificulta su crecimiento. Lakita, como exponente y amante de la literatura infantil por la pureza que la caracteriza, espera ver que más escritoras se dediquen a ese público. “Dicen que la sociedad no está preparada para algo así, ¿y cuándo es que lo está? Nunca lo va a estar si tú no se los muestras”, concluye.
Las autoras concuerdan es que es momento de tomar acción. La Lakita del pasado, que tuvo que oír a su profesora decirle que jamás podría escribir un libro por su mala ortografía, observaría incrédula el éxito que hoy tiene con sus cuentos. “Si tienes ganas y un buen mensaje, hay que hacerlo”, comenta. En un contexto sociopolítico en el que movimientos conservadores y fascistas van ganando terreno, es necesario visibilizar que existimos.
Seguir en la mente de los peruanos con la imagen que los medios de comunicación se han encargado de difundir históricamente no es una opción, y menos aún seguir siendo “les otres”, comenta Karen. “Toda narrativa de ficción o no ficción, todo documento, toda expresión visible suma a la representatividad correcta, como seres humanos falibles pero no como los monstruos como pretenden llamarnos”. Finalmente, como dice ella, solo nos quedan las historias para seguir dando la lucha.
Uno de los principales productos de exportación evoluciona en calidad, variedad, técnica y sostenibilidad, siendo reconocido en el mercado mundial. Sin embargo, el consumo interno es menor y casi desconocido. Por eso, te traemos las historia de jóvenes y mujeres que dedican su tiempo y trabajo a este noble vegetal, en el norte del Perú. Sírvete una taza y lee esta nota.
El 2021 Perú se convirtió en el octavo país exportador mundial de café: Cajamarca y Amazonas lo saben. Estas son dos de las siete regiones que concentran el 91% del total de producción nacional, usualmente dirigida por pequeños agricultores. En ellas destacan San Ignacio, Jaén y Bagua, donde se cosechan entre 30 y 80 quintales por hectárea. Frente a esto, es llamativo notar que el consumo interno del café en el país es uno de los más bajos de América Latina y el mundo. Han llegado apenas a un kilogramo anual por cabeza (sobre todo café de sobre, procesado y de mala calidad). Para mejorar esta situación, la articulación de los agricultores, en conjunto con el soporte de programas estatales y con apoyo de programas internacionales, buscan construir institucionalidad que refleje la calidad del producto en el mercado peruano.
Esther Vargas, periodista y directora «La Ruta del Café Peruano» resalta que hay aún una falta de información el Perú: Muchas veces se prioriza el café soluble o importado, pensando que es de mejor calidad, sin notar el gran producto orgánico que genera el país. Por ello su propuesta tiene como objetivo extender la cultura cafetalera a lo largo del país y promover su consumo, que hace tanta falta especialmente al norte del país y promoverlo como lo que es: un ritual que se experiencia en el paladar usando diversos métodos de filtrado y también una historia familiar tras su cultivo.
Y es cierto. Cuando muchos de nosotros pensamos en café, nos imaginamos un polvo negro y tostado que se mezcla con agua y azúcar. Por eso la primera vez en que probamos un filtrado adecuado y notando esos distintos sabores que se juntan en una taza, notas de acidez, saberes frutales, entre otros, que se combinan con el sabor base del café; vivimos una experiencia sin retorno. De crear esta experiencia se encargan los catadores y los baristas. El barista está especializado en desarrollar bebidas a base de café de calidad. Por otro lado, una cata de café es el análisis sensorial del café con todos los sentidos, percibiendo, identificando y cuantificando las principales características de una taza, que luego obtendrá certificaciones, reconocimientos y descripción hacia el mercado.
Mildred Grosnaldi Quiroz Contreras es dueña de Coffe Point, en el Malecón Turístico de Jaén. Para ella, el café es compromiso de la comunidad, sueños de las familias agricultoras y ciencia en una taza. Es una meta colectiva que remueve y proyecta. Pero también es un proceso largo que debe ser cuidado en todas sus fases para garantizar la calidad y sostenibilidad. Mildred lo describe así: «Este proceso implica la siembra, el cuidado de la planta y el cultivo. Después de su cosecha selectiva, el despulpado sin dañar al grano, y la fermentación en sus distintos tipos, que tendrán distintos resultados en el producto. Finalmente, el secado, un proceso sensible donde el grano de café capta sabores y aromas. Después de esto, el proceso de tostado y la catación que permitirá determinar las características de la taza antes de salir al mercado»
Todo lo que se reúne en una taza de café
Es que el café no es una planta simple: Perú siembra variedades de alta calidad de taza, variedades resistentes a la roya, variedades mejoradas y otras de mayor rendimiento físico. Cada una de estas plantas, unidas a la altura, la forma de siembra, los sembríos colindantes, sumados al proceso de post cosecha y el método de filtración, genera distintas texturas, sabores y consistencias en una taza de café, que el paladar especializado reconoce muy bien.
Nelcy Harley Mejía Manchay es catadora en el área de control de calidad de «La Prosperidad de Chirinos», cooperativa agraria ubicada en Jaén, Perú. Ella creció en el campo, hija de una familia dedicada al cultivo del café, por eso ella está comprometida con construir una cultura del café para así extender el consumo y fortalecer el trabajo de familias que, como la suya, se dedican al cultivo en todo el norte peruano, promoviendo también la cooperatividad y el comercio nacional de este producto. Su trabajo como catadora se encarga de hacer evidente el la calidad que tiene la producción: determina el proceso de cosecha y post cosecha de la taza y también clasifica los perfiles que luego recibirán los paladares de los clientes.
Harley Mejía, joven catadora de café
«Para mí, tomar café es ayudar a mejorar la calidad del producto y apoyar el trabajo de los emprendedores. También significa cultivar la educación por el consumo del café y apostar por el trabajo de las mujeres, que se encargan en la producción tanto del campo como del proceso posterior y en paralelo, del hogar. Por eso es importante promover espacios de encuentro y capacitación entre ellas, donde partan de sus chacras a las experiencias compartidas y así ampliar su visión para el emprendimiento y su crecimiento personal», remarca Harley Mejía.
Mildred Quiroz resalta que la economía de Jaén y Amazonas se mueve debido a la producción de café y permite nuevas propuestas y proyectos. Como barista, busca constantemente crear nuevas bebidas, para poder aportar a este mercado dinámico, con un espíritu emprendedor.
Esto, Juan Carlos Rivera Bravo, director de la Parcela Agroturística Los Pinos, lo sabe muy bien. Su emprendimiento es pionero en San Ignacio y una empresa modelo de desarrollo sostenible para emprendimiento familiar. La parcela produce café orgánico y desarrolla procesos que garantizan tanto la calidad del producto como la sostenibilidad ambiental. Con el tiempo, su parcela es también un espacio para el turismo rural, donde los visitantes pueden hacer observación de aves, conocer el cultivo del café orgánico y promover el aprendizaje de otros emprendimientos y personas que trabajan el café.
En resumen, la Parcela Agroturística Los Pinos es un ejemplo de sostenibilidad y recuperación del ecosistema natural de la bosque, liderado por Juan Carlos Rivera y su esposa Mely Rojas quienes han construido a su familia desde ese enfoque de trabajo, naturaleza y regeneración. Como Juan Carlos recuerda con satisfacción y orgullo: «no hay planta más noble que el café, que me ha permitido educar a mis cuatro hijos quienes ahora están involucrados también con esta propuesta de sostenibilidad».
Las cooperativas también son parte de esta propuesta. Elva Guerrero Palacios, administradora de Café Bosques Verdes señala que el rol de las cooperativas es brindar el servicio de asesoría técnica. Asimismo, capacitar a los agricultores y verificar las parcelas, anticipando los resultados de la campaña de producción. Desarrollan alianzas estratégicas con clientes, instituciones y el gobierno local. También promueven la reforestación de las parcelas, para diversificar el sembrío más allá del café. Elva resalta la labor de la participación femenina en el café, ya que entrega un producto más delicado. Además hay un sector del mercado interesado en comprar este producto específico. Para ella, el café es parte esencial de su vida y de su trabajo. Le permite ser parte de la mejora de calidad de vida de los agricultores.
Juventud, emprendimiento y tradición familiar
La familia de Harold Espinoza Núñez, joven comunicador audiovisual y creador de Asiri Cofee en San Ignacio es también cafetalera. «Para mí el café es un arte, porque involucra un proceso trabajoso y de creatividad. Para crear un tipo de café se requiere robar una característica de cada variedad de planta como si se tratara de referencias cinematográficas. Así llegar a componer la combinación que tienes en mente para tu cliente, para luego servirlo en la mejor presentación». Es importante comunicar los atributos, el proceso, las variedades y combinaciones. Siempre teniendo en mente a qué público estas van dirigidas, así como experiencia, olores y sensaciones. Esta construcción de marca, vinculándose con su ciudad, ha impulsado el desarrollo de cooperativas, empresas y una dinámica creada en torno al café en la ciudad. Cada vez más competitiva.
Tatiana Alarcón Carrión es también comunicadora, nació en Jaén y está conectada al café desde el ADN. «Prepararme café es para mí un acto de amor, porque requiere un proceso. Es como un ritual prepararlo, tomarlo y recordar mi historia familiar», comenta ella.
Es hija de una familia de caficultores. Ellos producían en cooperativa y ahora también en su emprendimiento Imperial Gold Coffe. Tatiana conoce de cerca el esfuerzo de los agricultores y la bondad de la tierra y el clima. Su familia retribuye a la naturaleza usando productos orgánicos y no agrotóxicos. Asimismo, sorteando las dificultades del trabajo en el campo. Después de volver a casa y crear la marca familiar, ella tuvo una mirada distinta de el trabajo en esta área. Resalta las nuevas oportunidades de línea de carrera que se abren los profesionales jóvenes que se empiezan a especializar en este sector.
Café en grano, cortesía de Imperial Gold Coffee
«Después de la jubilación del trabajo de los agricultores que entregan su vida a la finca es importante garantizar el relevo familiar es importante, no solo desde el trabajo colectivo, si no desde las políticas públicas.Esto para darle apoyo al agricultor y asegurar el desarrollo de las familias. Es importante apostar por la sostenibilidad y el pago justopara no perder ese espacio de trabajo, ni el medio ambiente«, señala. Es por eso que Imperial, su proyecto, trabaja para transmitir los valores familiares y la sostenibilidad. Harold concuerda también en esta brecha generacional, en que se educa a los jóvenes para «salir del campo a buscar oportunidades en la ciudad». Es por ello que Asiri se dirige a gente muy joven.
Teniendo en mente que con la calidad de café que nuestro país produce y el ecosistema que se genera en torno a él, salimos de estas entrevistas con algo muy claro en mente: conocer el mundo del café, su sabor y variedad es un viaje de ida. Es momento de aprovechar el excelente café del norte peruano. El mismo que nació con el esfuerzo de las y los caficultores y se sostiene en las nuevas generaciones.
Tras años de lucha, las trabajadoras del hogar del Perú lograron el reconocimiento de sus derechos. Esta meta simbolizó la valoración social de un trabajo desempeñado históricamente por mujeres. El mismo que todavía es percibido por algunos como un trabajo de segunda categoría. Por ello, las trabajadoras se encuentran vigilantes al correcto cumplimiento de la norma y aún tienen exigencias hacía el Estado.
Luz Talledo* (43) se reconoce como trabajadora del hogar. Ella trabaja desde el 2018 para una familia en Barranco y considera que la tratan bien. “La señora (empleadora) gracias a dios nunca me ha gritado. Siempre comemos de lo que ella come cuando yo estoy allí. No tengo ningún problema con eso”, señala ella.
No obstante, a pesar de los años de servicio y trabajar casi 10 horas al día. Luz no cuenta con un contrato escrito, solo recibe gratificaciones por 28 de julio y Navidad; pero no recibe otro beneficio, ni seguro de salud, ni AFP u ONP.
“Mi amiga tuvo un accidente en el hogar, se lesionó la pierna. Ella trabajó para el papá del señor con el que estamos trabajando ahora, el señor activó su seguro médico y ella fue atendida. Él seguro cubrió su tratamiento pero no recibe CTS, ni algún otro beneficio de la ley”, comenta Luz.
La trabajadora también notó cómo ha disminuido el personal de trabajadores del hogar durante la pandemia: “Hay muchas compañeras a las que ya no vemos y luego nos enteramos de que las despidieron”, dice.
Esta es la realidad de muchas trabajadoras del hogar del Perú. A pesar la existencia de la Ley 31047, Ley de las trabajadoras(es) del hogar; muchas no gozan o no conocen los beneficios de la ley. Sin embargo, nada es impedimento para detener la lucha por la defensa de sus derechos.
La Ley 31047 no se logró por la mera voluntad de las autoridades, sino que fue producto de una lucha admirable engendrada por las mismas trabajadoras.
Fueron ellas las que durante años lucharon por la ratificación del Convenio 189, Convenio sobre las empleadas domésticas de la OIT; la aprobación de la Ley 31047 y su promulgación. Con plantones, huelgas y marchas; las bases lucharon por el reconocimiento de su labor y sus derechos. Por lo que ahora están sumamente vigilantes a su correcta ejecución.
Foto: RPP
Violencia en el Sector
El 12 de agosto del presente año, la Federación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar del Perú (FENTTRAHOP) solicitó una reunión al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), para tratar exigencias, tales como la atención de las trabajadoras violentadas en los Centros de Emergencia Mujer (CEM) y la ratificación del Convenio 190, Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para eliminar la violencia y el acoso en el trabajo.
Leddy Mozombite, secretaria general del FENTTRAHOP, nos comentó que cuando las trabajadoras del hogar deciden denunciar en comisarías un caso de violencia dentro de su lugar de trabajo, frecuentemente son derivadas a realizar la denuncia al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) y no las atienden en los CEM.
“El CEM recibe diferentes casos de violencia, pero en el caso de las trabajadoras del hogar siempre lo relacionan con el trabajo y nos mandan con el MTPE, no solucionan nada. Lo que nosotras queremos es que como mujeres atiendan nuestro caso, queremos que nuestros casos sean resueltos”, señala Leddy.
Ante la problemática, la titular del sector, Anahí Durand, manifestó su compromiso de articular lineamientos para la atención de las trabajadoras en el CEM. También señaló que impulsarían la creación de protocolos intersectoriales contra la violencia que sufren las compañeras.
Trabajadoras del hogar exigiendo sus derechos. Foto: Andina
Otro hecho lamentable que viven algunas trabajadoras del hogar es la retención en su centro de labores. Ante esto, Yuri Marcelo, comisionada de la Adjuntía de Derechos de la Mujer de Defensoría del pueblo, señala que las retenciones son un delito ante la libertad personal y la Policía Nacional del Perú debe atender oportunamente esta clase de demandas.
La comisionada nos dijo que una trabajadora del hogar denunció ante la comisaria un presunto delito contra la libertad personal y coacción; no obstante, la comisaría se negó a recibir su denuncia. Por ello, la trabajadora se comunicó con Defensoría a través de su línea gratuita (0800-15170), y con la intervención de la institución logró la recepción de su denuncia y la constatación policial requerida en el hogar de la empleadora.
Mesa Multisectorial
Según la Octava Disposición Complementaria Final de la Ley 31047, el MTPE debe impulsar una Mesa Multisectorial integrada por la Sunafil, la Sunat y el MIMP, la cual debía sesionar al menos una vez al mes, cosa que no ocurre a días de cumplir un año de vigencia de la norma.
Al respecto, Cecilia Tello, miembro de la Dirección de Promoción y Protección de los Derechos Fundamentales Laborales del MTPE, mencionó que la Mesa Multisectorial se encuentra encaminada.
El MTPE ya envió la propuesta de creación del espacio de diálogo mediante Resolución Ministerial y actualmente está a la espera de la conformidad de la Secretaría de Gestión Pública de la Presidencia del Consejo de Ministros.
“Con la aprobación de esta Resolución nosotros tenemos 10 días para instalar la mesa, ya tenemos un avance con relación a ello, ya existe la conformidad de parte de los sectores que son parte para integrar la mesa […] Esperamos que la Resolución se pueda aprobar en el menor plazo posible”, menciona Cecilia.
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Foto: Andina
Registro único del Trabajo del Hogar
La Segunda Disposición Complementaria Transitoria de la Ley señala la creación de la plataforma web única del Registro del Trabajo del Hogar. Esta plataforma tuvo que entrar en funcionamiento en un plazo menor a 120 días hábiles desde la vigencia de la ley y debía contar con los contratos, el registro de trabajadores y empleadores. También serviría para la emisión de boletas de pago.
La secretaria general del FENTTRAHOP señala que “hasta ahora el MTPE no ha instalado la plataforma web única para registro de los empleadores de las trabajadoras del hogar y su contrato por escrito. Dicho contrato es primordial y esencial para nuestra relación laboral porque la formaliza y además allí están las reglas claras”.
La representante del MTPE, Cecilia Tello, comenta al respecto que el Registro único también se encuentra en marcha. Existen dos Registros del Trabajo del hogar, uno administrado por el MTPE y otro por la Sunat, ambos registros funcionan y se está trabajando en la elaboración de un registro único para que dejen de existir registros paralelos en ambos portales.
“En ese esfuerzo estamos. Estamos caminando hacia ese instrumento que nos va a ayudar de alguna manera a identificar y a poder incidir entre el universo que tiene SUNAT y el que tenemos nosotros. Esto para que podamos equiparar el tema del contrato”, señala Cecilia.
También añade que ya está aprobada la primera Resolución Directoral de este año. Esta incluye tres modelos referenciales de contrato y boletas de pago adaptados a las distintas realidades mayoritarias que existen en la relación laboral de este sector. “Su publicación (en El Peruano) se debe realizar en estos días, no debe pasar del sábado”.
Observaciones de la ley
Leddy Mozombite añade que ellas no están conformes del todo con el reglamento. Esto, ya que se ha evadido el respaldo e impulso de la tutela urgente. Un principio que dicta que ante los casos de riesgo a la integridad de la persona trabajadora del hogar. La autoridad competente de inspeccionar el centro de trabajo debe garantizar la protección de sus derechos sin necesitar autorización judicial.
Un Sistema Nacional de Cuidados Justo
Así mismo, tras el anuncio del 26 de agosto por el primer ministro, Guido Bellido, de crear un Sistema Nacional de Cuidados, la compañera Leddy menciona que la FENTTRAHOP está a favor de la institucionalización de su trabajo en el Estado. Sin embargo, solicitan se capacite y brinde asesoramiento legal gratuito a las trabajadoras de ser necesario.
“Cuando muchas organizaciones de mujeres hablan del Sistema de Cuidados, hablan de políticas a favor de las mujeres, para que dejen de estar en sus casas, sean profesionales y puedan trabajar. Ese es en el caso de las mujeres de clase económica pudiente. Cuando hablemos de un sistema de cuidados, el Estado debe hablar de un sistema de cuidados con equidad y sin discriminación”, comentó la dirigenta.
Avances en la promoción de la ley
Cecilia Tello, nos comentó que ya existe la estrategia nacional comunicacional para promover la formalidad del trabajo del hogar. “Este documento se encuentra finalizado y tiene la conformidad de la oficina de comunicaciones del MTPE”. Menciona que esta estrategia fue elaborada en base a la consulta contante a organizaciones de trabajadoras.
Esta es uno de los pedidos constantes de las trabajadoras, “nosotras pedimos que hagan campañas de difusión de la ley a nivel nacional y regional para que la conozcan las trabajadoras del hogar y los empleadores”.
Sin embargo, ellas no se quedaron de brazos cruzados ante la falta de difusión, y crearon el programa Más que Cocina, para que la ley llegue a todos los rincones del país. El programa es transmitido todos los jueves en la página de Facebook del FENTTRAHOP.
Terminó la primera edición de la Incubadora de Liderazgo, el programa creado por Chicas Poderosas con el apoyo de Google News Initiative, que buscó transformar las dinámicas de trabajo de 25 medios de comunicación de América Latina.
Durante dos meses, entre junio y agosto, 48 profesionales de la comunicación participaron de charlas, talleres y mentorías con el fin de aprender sobre formas interseccionales de liderazgo e incorporar dinámicas de trabajo con foco en la colaboración, la diversidad y la innovación en sus redacciones.
Mujeres y personas LGBTTQI+ que ocupan posiciones de liderazgo participaron del programa con el objetivo de identificar los desafíos que enfrentaba su medio y poder desarrollar un proyecto para transformar sus prácticas internas de trabajo.
“Desde hace años desde la Google News Initiative venimos desarrollando programas para potenciar el liderazgo, la diversidad y la colaboración, generar lazos entre periodistas y redacciones de toda hispanoamérica. Este programa de Chicas Poderosas es único en su tipo, que combina todos estos desafíos dentro de un programa muy necesario en nuestra región», dijo Juan Manuel Lucero, News Lab Lead para Hispanoamérica de Google.
Cómo fue la Incubadora de Liderazgo
La Incubadora de Liderazgo contó con cuatro módulos que buscaban generar preguntas sobre lo que se entiende por colaboración, diversidad, innovación y liderazgo en los espacios de trabajo, en los vínculos laborales, y principalmente en torno a los desafíos internos de cada organización.
“Hay una necesidad de mejorar los flujos de trabajo. También de fortalecer los temas de gestión de recursos, de pensar cómo vamos a colaborar y a qué nos enfrentamos cuando generamos espacios colaborativos. además de todo eso, pensar cómo vamos a innovar y cómo lo vamos a hacer con una propuesta de valor”, dijo Laura Sofía Mejía, mentora y tallerista del programa.
Como talleristas y oradoras del programa participaron en el módulo de colaboración Yásnaya Elena Aguilar Gil, lingüista y escritora ayuujk (México); Albor Rodríguez, co-editora y gerente general de La Vida de Nos (Venezuela); Carla Nudel, comunicadora, periodista, capacitadora (Argentina); Belén Arce Terceros, internacionalista y comunicadora; directora Editorial y de Comunicación en Chicas Poderosas (Argentina).
“Nos hemos planteado bastantes metas para lo que resta del año en cuanto a mejorar nuestras políticas internas, poder institucionalizarnos más, poder ver ese potencial de las colaboradoras del medio…y nos hemos dado cuenta de que es muy importante formar alianzas”, dijo María Alejandra Aguilar de Reportar sin miedo, uno de los 25 medios seleccionados.
IG: CHICAS PODEROSAS
En el módulo de innovación contamos con Ophelia Pastrana, mujer transgénero, youtuber (México); Charo Henríquez, líder de desarrollo y soporte de redacción en The New York Times (Puerto Rico/New York); Laura Sofía Mejía, cofundadora y directora de Baudó Agencia Pública (Colombia). Mientras que en diversidad, participó Marlene Wayar, activista travesti, escritora, periodista, psicóloga social, Honoris Causa (Argentina); Ana María Acosta, periodista y educadora popular en El Churo, editora de Wambra (Ecuador).
El último módulo fue el de liderazgo con Juana Alicia Ruiz, lideresa social, representante de la asociación para la Vida Digna y Solidaria ASVIDAS (Colombia) y Alejandra Higareda, fundadora y directora de Malvestida (México). Finalmente se cerró el ciclo de talleres y conversaciones con Mar Cabra Valero, experta en bienestar digital y periodista (España) para enfocarnos en el autocuidado y técnicas para evitar el burnout que viven muchas personas que trabajan en medios de comunicación.
A través de dos encuentros colaborativos con una mirada en la búsqueda de soluciones, se compartieron tanto las problemáticas que atraviesan hoy como la sobrecarga laboral, la falta de estructuras y roles, la búsqueda por hacer un periodismo con enfoque de género, la falta de financiamiento, entre otros y pudieron aprender de las experiencias de otros medios.
“Después de cada encuentro los medios repensaron sus procesos de trabajo, se hicieron preguntas sobre sus propias formas de liderar y las compartieron de forma colectiva; esto permitió que se genere una red de colaboración y de aprendizaje colectivo entre las 48 personas que participaron”, dijo Lucila Cristallo, coordinadora operativa del programa.
Albor Rodríguez, Alejandra Higareda, Laura Sofía Mejía, Ana Acosta y Carla Nudel desarrollaron alrededor de 70 horas de mentorías junto a duplas de medios con el fin de seguir promoviendo la colaboración desde espacios de aprendizaje y creación más personalizados.
“Tuvimos un intercambio más cercano de experiencias super focalizadas que nos dejaron herramientas de organización y tener claridad en nuestras ideas sobre cómo terminar de plantear nuestro plan de acción”, dijo Ketzalli Rosas de Distintas Latitudes, otro de los medios participantes.
En los próximos meses los medios incorporarán las herramientas que identificaron para abordar sus desafíos. Chicas Poderosas acompañará este proceso con apoyo, retroalimentación y con un análisis de impacto social para aprender más sobre el desarrollo de este programa.
“Las transformaciones no se generan de un día para el otro. Se necesita tiempo, análisis, pruebas y generar conversaciones con todo el equipo que integra la redacción para construir nuevos acuerdos; por eso creamos este espacio para generar un acompañamiento en la concreción de sus proyectos”, explicó Samanta Leguizamón, coordinadora de contenidos y comunicación de la Incubadora de Liderazgo.
La Antígona participó activamente de este asombroso taller representadas por Zoila Antonio y Johanna Gallegos, cofundadoras del medio. «Es increíble el maravilloso espacio de aprendizaje que encontramos en «la Incubadora de Liderazgo». Y sé que esta experiencia no ha terminado. Estos meses pondremos a prueba los desafíos que planteamos desde el inicio. Lo aplicaremos con todas las herramientas que Chicas Poderosas nos brindarán. Será increíble poder retarnos y mejorar trabajando colaborativamente», afirmó Gallegos.
La equipa de Chicas Poderosas que realizó el proyecto incluyó a Lucila Cristallo, Samanta Leguizamón, Martina Ramírez, Rocío Corrales, Lu Godoy, María Fernanda Montenegro, Belén Arce Terceros, Luisa Guarín García y Milagros Fonrouge.
Kuriotik, plataforma digida a niñas de 8 a 12 años. FOTO: Andina
¿Cómo se comunican las abejas? ¿En qué se parece una estrella a una cebolla? ¿Qué pasa cuando nos reímos? Estas y muchas más son semillas de asombro presentes en Kuriotik, una plataforma web orientada a fomentar la exploración, descubrimientos e innovación social por niñas de 8 a 12 años. Lucero Del Castillo, directora y fundadora de Kuriotik, conversa con La Antígona sobre el proyecto, que actualmente se encuentra en convocatoria de voluntarias.
Quería comenzar por los universos de conocimiento que aborda el proyecto, universos a los que se procura aproximar un poco más a las niñas y adolescentes participantes de Kuriotik. Se suele hablar de STEMs (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), mientras que en Kuriotik se adopta el enfoque de las STEAMs. ¿En qué momento del proceso de construcción de Kuriotik ingresa la A de Arte en este conjunto?
En mi caso, el camino fue al revés: yo parto de esa A, que normalmente no está presente cuando hablamos de STEMs. Yo estudié Periodismo y me dediqué a la fotografía; mi interés por las artes y humanidades siempre ha estado muy presente. Fue desde estas áreas que me metí a ese otro mundo de las ciencias por interés, por una conexión que tuve cuando fui a hacer un reportaje sobre unas niñas investigadoras.
Cuando me encontré con ellas, me llamó mucho la atención la conexión que ellas tenían con sus espacios, las preguntas que se hacían. Fue muy interesante ese asombro que en general tienen los niños y niñas; sorprenderse y tener curiosidad por las cosas que te rodean, desde las más cotidianas hasta las más extraordinarias. Entonces se me ocurrió que sus historias estén en un fotolibro.
En un momento, me pregunté: ¿por qué me interesa el mundo de las ciencias? Allí vinculé que lo que tenían en común con las artes es esa curiosidad de preguntar constantemente, cuestionar, empezar a ver con otros ojos. Indagando e investigando más, conocí que existía desde hace mucho tiempo el enfoque pedagógico STEAM, que vincula estas cinco disciplinas. En realidad no se trata de traer los conocimientos de arte de un lado y traer los conocimientos de las ciencias de otro, sino más bien partir de todas las disciplinas a la vez y, en conjunto, enfrentar un problema, una pregunta.
Todo lo que hemos vivido desde el año pasado nos ha hecho darnos cuenta de que, en realidad, solucionar el tema de la pandemia a través de solamente lo médico o de la salud no tiene mucho sentido. Es algo que abarca diversos campos. Desde niñas y niños tenemos este enfoque de mirar multidisciplinariamente un problema; y así es la vida, tiene de todo.
Fotografías: Lucero Del Castillo
El fotolibro al que se refirió Lucero líneas arriba fue un proyecto ganador del Concurso Estímulos Económicos para Apoyar Proyectos de Autoras y Autores de Libros de Literatura Infantil y Juvenil que otorgó el Ministerio de Cultura el año 2018. Llegó la pandemia y el proyecto atravesó una serie de transformaciones hasta convertirse en Kuriotik, que por su parte también recibió el Premio del Programa Nacional de Innovación para la Competitividad y Productividad – INNÓVATE PERÚ 2020.
El proyecto del fotolibro devino en ¿Por qué no se caen las estrellas? y otras preguntas científicas que se hacen las niñas curiosas, un apartado en la web de Kuriotik. Sigue las historias de dos niñas de doce años; Valeria, de Huancayo, a quien le interesa saber si hay vida en Marte, y Fernanda, de Lima, a quien le intriga saber por qué hay plantas que crecen más rápido que las otras.
¿Cómo fue ese proceso de adaptación entre el fotolibro y Kuriotik? ¿Qué se tuvo que repensar y qué nuevos objetivos surgieron en el camino?
Cuando yo conocí la historia de estas niñas, convoqué a un equipo de amigas que se comprometieron con el proyecto. Pudimos tener el financiamiento de los estímulos económicos del MINCUL y eso se trabajó todo el 2019. Cuando llegó el 2020 y vino la pandemia, el libro estaba avanzado pero no se pudo imprimir. Yo sí sentí que la pandemia —al inicio, sobre todo— fue un shock, así que me parecía impensable continuar trabajando en algo impreso.
Pensaba en los objetivos del libro, en las razones por la que yo tenía la necesidad de crearlo, que eran romper —o tratar de romper— y cuestionar las brechas de género que existen en las ciencias, y también la dicotomía que existe entre las ciencias y las artes. Notando que lo virtual comenzaba a cobrar más importancia, surgió la idea de la web, de un espacio virtual. Una comunidad era lo que mejor podía funcionar, pensando en la interacción y colectividad, en contagiar el interés a las niñas.
Desde mi punto de vista, las mejores cosas muchas veces están creadas desde el error o el cambio de planes, desde lo imprevisto. Me ha pasado antes, en otros proyectos como fotógrafa. Es básico también que tengas claros tus objetivos; por qué o para qué quieres hacer un proyecto. Si es así, entonces el formato se puede adaptar.
Así se dio Kuriotik. El libro, entonces, lo convertimos en una historia para web. Están las fotos, están los textos que escribe Lizzy Cantú, el diseño de Vera Lucía Jiménez y el trabajo de producción de Daniela Zamalloa. Si bien esta historia no se iba a imprimir, no la iba a abandonar, así que está puesta en la web de Kuriotik. Como es la historia de dos niñas reales, de algún modo podía servir como inspiración para muchas más.
Puedes encontrar ¿Por qué no se caen las estrellas? y otras preguntas científicas que se hacen las niñas curiosas como un apartado en la web de Kuriotik aquí.
Ilustración: Daniela Zamalloa
En la presentación del proyecto que realizaron en la UTEC meses atrás, mencionaste la idea de que no necesariamente ocurre que las niñas no tienen curiosidad por las STEAMs, sino que muchas veces el acceso a información sobre ellas resulta difícil o incluso restringido. ¿Cómo abordan desde Kuriotik este asombro e interés constante y siempre creciente que sienten las niñas?
El viaje de aprendizaje en la plataforma se les plantea con la pregunta ¿qué te dio curiosidad hoy día?, y las niñas suben cualquier cosa que les haya llamado la atención. Probablemente ellas no son muy conscientes de que en su observación hay una mezcla de un poco de física con algo más tecnológico o artístico, o algo que involucre a las matemáticas. Allí, las voluntarias de campo —que son universitarias o profesionales que vienen no solo de carreras STEAM, sino también de educación y filosofía— las guían. Acompañan estos descubrimientos y exploraciones.
No se trata de responderles las preguntas. En algún momento, una niña preguntó: ¿existen los aliens? En Kuriotik nunca va a haber una respuesta como “sí existen” o “no existen”. El objetivo es ampliar esa curiosidad y que ellas mismas indaguen, o generarles otras preguntas. Las voluntarias tienen diversos referentes que pueden ayudarlas a seguir descubriendo. Son como una suerte de hermana o amiga mayor. Así, las niñas van dándose cuenta que se puede mirar su problema o pregunta desde otro lugar, y eso significa abrir un poco más la cabeza.
Es interesante que esto se haga en un espacio que no sea la escuela. Si bien este es un lugar de aprendizaje preponderante, existen otros espacios que escapan un poco de lo tradicional. Estoy pensando no solamente en Kuriotik, sino también en cualquier otro espacio virtual o de aprendizaje en el juego, en comunidad; espacios que suelen ser considerados como de “menor valor” y que sí considero que tienen otro valor igual de importante.
Otros espacios de aprendizaje no solo académico, sino también de aprendizaje colectivo, en el que se pueda conocer al otro, a la otra, que viene de un lugar distinto: “Con ella comparto mi curiosidad, mi visión, y entiendo también”. Creo que eso es lo rico; valorar esos otros aprendizajes y esas otras maneras de aprender.
Kit de emergencia. Ilustraciones: Roma Flores y Melissa Siles
Algo que es luminosísimo de la propuesta de Kuriotik es que quiebra el enfoque unidireccional que suele tener la educación en STEAMs y, en lugar de ello, propone la construcción de un espacio integrador, seguro, amigable, abierto al asombro. Persigue en primera persona, desde la primera persona, el ejercicio del derecho a la educación y la emoción por el descubrimiento.
En la sección de Noticias de Kuriotik, por ejemplo, encontrarás las historias de Melissa y Roma, quienes se presentan así: ¡Hola! Somos Roma y Melissa. Ambas tenemos diabetes tipo 1 y queríamos contarte un poquito sobre nuestra condición.
Estas historias salieron como una coincidencia. Yo conozco a Roma [de ocho años], que es una niña que tiene la condición de diabetes 1, y coincidentemente una de nuestras ilustradoras [Melissa, de veintiocho] también. Les propuse hablar de la condición, visibilizar desde la propia vivencia. Allí se generó un diálogo entre Melissa y Roma, a la que le gusta dibujar mucho; iniciaron esta conversación a través de dibujos.
Así salieron estas publicaciones y muchas otras que tenemos en nuestra sección de Noticias STEAM, que lo que busca también es conectar disciplinas que están separadas, dicotómicas, y vincularlas en los artículos cortos publicados. Son escritos para niñas por periodistas y escritoras. Luego las difundimos.
Fotografías: Lucero Del Castillo
Kuriotik tiene un equipo muy diverso de voluntarias, universitarias y profesionales, de las carreras STEAM, Filosofía y Educación. ¿En qué consisten las actividades que realizan las voluntarias? ¿Cómo ocurre este contacto con las niñas participantes de Kuriotik, sus aprendizajes y propuestas?
A todas las voluntarias las he conocido online, a distancia. Esto me gusta contarlo: cuando lancé la convocatoria inicial, yo tenía una idea pesimista de un voluntariado. Al arte se le suele asociar mucho a lo voluntario; gran parte de los proyectos que tienen que ver con arte se sienten como voluntariados. “Oye, házme una ilustración, házme una fotito, pero no tengo dinero”, se dice. Los incentivos se ganaron para crear la plataforma, pero no hay un financiamiento para el equipo. Ahora la página web es gratuita, y lo que se está viendo es la idea de crear una cuenta de Patreon para que se vuelva autosostenible.
Con Kuriotik fue que me di cuenta que el voluntariado es clave, sobre todo para los proyectos que no cuentan con un financiamiento. A la gente le gusta participar porque tienen las mismas convicciones, apunta a las mismas metas, tiene los mismos intereses y quiere ayudar.
Tal vez allí es que este chip que tenía sobre el voluntariado cambia. Yo valoro mucho a todas las chicas que se han unido, que se siguen uniendo, que se unieron en un inicio y que de repente ahora ya no están. Todas han puesto su gran grano de arena para el proyecto. En realidad, siempre que alguien se une yo les digo: “Bueno, esta es una idea que yo pensé, pero este no es mi proyecto; este es el proyecto de todas las voluntarias y todo el equipo que forma parte de Kuriotik”. En ese sentido hay mucha horizontalidad. Yo valoro mucho las iniciativas. Cada equipo —comunicaciones, operaciones y voluntarias de campo, quienes interactúan con las niñas— tiene una líder. Conmigo hay encuentros o conversaciones para estar alineadas, pero cada una es libre de potenciar su área. Así trabajamos, es un proyecto de todas.
En este momento el proyecto ha abierto convocatorias para voluntarias. Puedes consultarlas en el LinkTree de Kuriotik: linktr.ee/kuriotik