Justicia casual: El caso de Dania Calderón

Justicia casual: El caso de Dania Calderón

Por Mya Sánchez

Dania Calderón en los exteriores de la Reniec.

En el Perú el acceso al derecho de identidad de género depende de la suerte. De las creencias de los jueces, del proceder del RENIEC, de los imprevistos. Tal fue el caso de Dania Calderón, quien a sus 42 años se convirtió en la primera mujer trans en conseguir el cambio de sexo en su DNI sin requerir reasignación genital. Pero su historia también se resolvió por una casualidad.

Como un deseo de cumpleaños que no se puede decir en voz alta. Así vivió Dania Calderón los pequeños triunfos que evitaba celebrar durante el proceso judicial por el cambio de sexo en su DNI. El día que recibió su documento en el que decía “mujer” y “soltera”, pudo creer recién lo que estaba ocurriendo: se había convertido en la primera mujer trans peruana en conseguir un DNI que refleje su identidad sin requerir una reasignación genital.

Pero aquel engorroso proceso que finalizó el pasado 28 de septiembre empezó en Huaraz hace 4 años, luego de que consiguiera el cambio de nombre en su DNI, solicitud que había iniciado en el 2015. Las infinitas trabas que el Estado peruano coloca usualmente a las personas trans era algo para lo que Dania y su abogada Johana Sotelo ya estaban preparadas. “Tú tranquila Dania, que igual RENIEC va a apelar”, le repetía la letrada, sin mostrar un atisbo de sorpresa por el proceder común de la entidad.

Los jueces de Huaraz ordenaron que el caso se traslade a Lima, donde continuó su curso en el juzgado de La Molina. Luego de una larga espera, se llevaron a cabo las dos audiencias en las que ambas partes debían presentar pruebas que sustenten su demanda. En el caso de Dania, los medios probatorios consistieron en examen psicológico, psiquiátrico, endocrinológico, el testimonio de la doctora que ha acompañado su tratamiento hormonal desde hace años y del cirujano que le realizó algunas intervenciones quirúrgicas.

Por otro lado, los procuradores de RENIEC mencionaban en un intento de defensa que el cambio de sexo en el DNI no podía realizarse pues Dania podía estafar a terceros, mentir a su pareja para casarse, que el sexo es biológico y no se puede cambiar e incluso que la jubilación de las mujeres cisgénero es a una edad menor. Pese a todo aquello, en mayo del 2020 el juez falló a favor de Dania.

Frontis de la RENIEC. FOTO: Andina/ Héctor Vinces

Lo que siguió fue inesperado. Dania y su abogada se preparaban para que RENIEC apele el fallo y el juicio ascienda a la Corte Suprema, donde la seguirían luchando. Mientras tanto, ella se comunicaba constantemente con el juez para lograr que se notifique el resultado lo más pronto posible al RENIEC, pues luego de eso serían cinco los días hábiles en los que la entidad podía apelar.

Finalmente, el 21 de diciembre se realizó la notificación, y le siguieron jornadas de ansiedad entre los feriados y días festivos. El 2 de enero, último día del plazo, Dania y su abogada estaban pegadas a las pantallas de sus equipos electrónicos esperando que RENIEC ingrese algún escrito al sistema. 23:30, 23:45, 23:40 y nada. El reloj marcó la medianoche y el plazo había vencido. Una alegría mezclada de extrañeza las invadió. “Estábamos contentas pero nos preguntábamos: ¿por qué no apelaron? Qué raro”, comenta.

Ante aquel nuevo escenario, distinto al de otros casos que la abogada Sotelo había llevado, presentó un escrito solicitando que se concediera la demanda a su patrocinada. El pedido procedió y Dania fue a recoger la sentencia con el oficio donde el juez ordenaba a RENIEC el cambio de partida y de DNI. “Ese mismo día lo escaneé todo al derecho al revés y lo presenté por mesa de partes virtual”, relata Dania evidenciando la premura con la que uno actúa cuando sabe que está cerca de cumplir su sueño.

Y ahí fue que ambas descubrieron lo que había ocurrido. Los días siguientes estuvieron llenos de escritos de parte de RENIEC, pues se les había pasado apelar. Uno de sus pedidos era la nulidad del caso pues, alegaban, no habían sido notificados correctamente. Dania sintió cómo su esperanza se desmoronaba cuando el juez le comunicó que estudiaría el caso. “Pensé que el juez efectivamente se había equivocado y que se anularía todo”, cuenta.

Repite un par de veces que fue la resolución número 15 en la que se declara infundada la petición de RENIEC. El número se quedó grabado en su mente. No obstante, RENIEC no daba su brazo a torcer. “Dios, ¿hasta cuándo?”, pensaba Dania. Mientras tanto, ella obedecía al pie de la letra las indicaciones del juez para tramitar el cambio de sexo en su partida de nacimiento, luego de que la autoridad exhortara a RENIEC realizarla.

El juez aceptó el último de los escritos de RENIEC, pero les informó que el juicio ya había terminado y que de todas formas tenían que entregarle el DNI a la ciudadana. La siguiente estrategia de la entidad fue el cambio de procurador. Cuando él asume su cargo y se apersona ante el juez, solicita que se notifique nuevamente todo a su casilla y correo institucional. Si el juez aceptaba, tendrían una nueva chance para apelar. No obstante, no accedió.

RENIEC ya no tenía más que hacer, la batalla había acabado. Habían pasado cerca de 20 días hábiles cuando Dania recibe la llamada de su abogada informándole que el primer paso ya estaba listo: su partida de nacimiento tenía como sexo el femenino. La imprimió y fue a la oficina de Santa Anita para tramitar su DNI. La expresión de incredulidad y las mil llamadas que realizaban los trabajadores del centro demostraban que esto es, sin lugar a dudas, un hito. “Qué extraño, hemos cambiado nombres y apellidos pero sexo nunca”, le decían.

Luego de 10 días hábiles y de estar constantemente revisando la web de RENIEC para verificar el porcentaje del proceso en el que iba su documento de identidad, por fin llegó al 100%. “Aún así no creía porque podía esperar cualquier cosa de RENIEC”, pensaba. Fue a recogerlo acompañada de sus compañeras del colectivo Féminas y todo se volvió real. “Entenderás que estoy un poco emocional porque es difícil pasar por lo que he pasado”, me dice. Más de diez mil soles y una montaña rusa emocional después, lo había logrado.

De la boca para afuera

En una de las tantas resoluciones, el juez exhortaba a la procuradora de RENIEC a dejar de “actuar de mala fe” e incluso la sanciona con una multa. Como explica Dania, esta entidad se llama a sí misma aliada de la comunidad trans. Incluso en el 2016 sus representantes formaron parte del Grupo de Trabajo para la Documentación de la Población Trans en el marco del Plan Nacional “Perú contra la Indocumentación 2016—2021”. 

Asimismo, incorporaron en los planes de capacitación institucional la temática de orientación sexual e identidad de género, trabajaron en un Proyecto de Protocolo Interno de Atención para personas trans, entre otras acciones simbólicas. Sin embargo, la realidad es distinta. Prueba de ello es, por ejemplo, que en agosto del 2020 apelaron la sentencia de la Corte Superior de Lima para permitir el cambio de nombre, sexo e imagen en el DNI mediante un procedimiento administrativo.

Su defensa fue que “hay procedimientos que no los deciden el RENIEC ni el Poder Judicial, sino el Congreso que da las leyes”, comunicó el jefe de Imagen Institucional de la entidad, Benito Portocarrero. En la misma línea, al ser consultada por su actitud ante las demandas por cambio de sexo, la ex-procuradora Nelly Paredes afirmó que apelan “porque no hay normativa que regule esos requerimientos y pueden representar una falta administrativa”.

Dania lo vivió de primera mano. En el mejor de los escenarios, ella creyó que lograría obtener un documento que reflejara su identidad cuando sea una adulta mayor y existiera una ley de identidad de género, pues el accionar de RENIEC y de algunos jueces no le daban espacio a tener mucha más fe. Ella lo atribuye al miedo al cambio y transfobia, pues destaca cómo muchos otros países de la región cuentan ya con una legislación para la comunidad trans, a pesar de la tendencia conservadurista de sus mandatarios, como es el caso de Ecuador.

Leyla Huerta, directora del colectivo de mujeres trans Féminas, que ha acompañado de cerca a Dania durante este proceso, hace énfasis en ciertas facciones anti derechos enquistadas en las esferas de poder. Incluso cuenta que en los juicios por cambio de nombre que muchas de sus compañeras han llevado a cabo, los jueces han sido víctimas de acoso por fallar a favor de ellas. “Están pendientes de sus errores para pedir su destitución”, añade.

En el dolor, hermanas

Dania Calderón y compañeras de Féminas. FOTO: Agencia Presentes

Era 2015 cuando Dania y Leyla, junto a algunas otras compañeras, fundaron Féminas. Seis años después, fue su misma familia escogida la que la acompañó a recoger su nuevo DNI en la puerta de RENIEC Santa Anita. Las mismas mujeres a las que ella alguna vez les abrió las puertas, la sostuvieron durante el largo camino que recorrió. Cuando le dijo a su abogada que quería desistir porque quería cuidar su estabilidad emocional, fueron ellas las que la motivaron a seguir.

“Me decían ‘madre, ¿cómo le va en su caso?’. Era una montaña rusa de emociones. Algunos días festejábamos y luego a la semana siguiente me veían desanimada, y me decían que siga adelante”, relata con nostalgia. El abuso y discriminación que sabía que sus compañeras experimentaban la convencían de seguir luchando. “No puedo dejar esto”, pensaba.

“Es importante el soporte comunitario, cumple el rol de la familia cuando esta no se encuentra. Por eso somos un grupo que sigue creciendo”, comenta al respecto Huerta. Féminas, precisa Dania, vive de la autogestión y de las donaciones. También del apoyo de especialistas como la abogada Sotelo. Ella lleva los casos por cambio de sexo y nombre en el DNI de muchas de sus integrantes. 

Naaminn Timoycco, primera mujer trans que logró el cambio de sexo en el DNI. FOTO: Archivo El Comercio

Es así que este no es un logro individual, sino de toda su comunidad. Hace 10 años Naaminn Timoycco se convirtió en la primera mujer trans en lograr el cambio de sexo en su DNI. Sin embargo, el proceso duró 8 años e incluyó un “acto vejatorio”, considera Dania Calderón, por el cual tres médicos verificaron si tenía genitales femeninos. “Por eso esta sentencia es histórica, yo he ganado esto y nadie sabe si me he operado o no, eso es muy íntimo”, agrega.

En ese sentido, opina, el mensaje que deja este suceso es potente. “Esto normaliza que somos mujeres diversas. Así como existen altas, bajas, afro, andinas, hay mujeres trans. Aquí no se cuestiona si es una mujer trans operada o no, porque no hay diferencia entre ambas”, precisa. En la misma línea, Huerta afirma que la mutilación no puede ser una condición para acceder a documentos identitarios. “No pueden exigirte que renuncies a tu derecho a la reproducción para tener derecho a la identidad”, sentencia.

Este hito establece un antecedente importante para el proyecto de ley que viene preparando el colectivo, por el cual se buscará el reconocimiento de la identidad de género. “Para nosotras es importante demostrarle al Estado que nuestra demanda es verdadera, que no estamos pidiendo algo falso, la ley nos lo permite”, concluye la directora de Féminas.

Más puertas abiertas

A sus 42 años, Dania por fin puede ver cómo un horizonte de posibilidades se presenta al frente suyo. En primer lugar, sabe que esta es una luz al final del túnel. “El Estado tiene una deuda histórica con nosotras. Antes no había nada, no se hablaba nada, eran discursos de la boca para afuera pero no había ningún cambio”. Así, espera que su lucha no haya sido en vano y que permita que otras personas trans no la tengan tan difícil como ella.

Pero más allá de lo colectivo, Dania cuenta con emoción cómo ahora su trabajo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no es su única posibilidad. Ella podrá participar de convocatorias relativas a su carrera técnica, la enfermería. “Podré postular a empleos en EsSalud o el MINSA porque ahora sí me van a considerar en el sistema. Siempre se fijan que coincida mi nombre con mi sexo”, explica.

Todo este tiempo de lucha y espera le ha dado tiempo a Dania para pensar incluso en el fin de sus días. Lo que a cualquier otra persona le parecería un procedimiento ordinario y común, para ella representaba un ataque a su identidad. “Si a mí me matan o fallezco, en las estadísticas yo no hubiese figurado como una mujer trans, sino como un señor. Eso tampoco me parecía justo”, comenta, con la tranquilidad de que eso ahora representa un problema menos.

Pero Dania tiene para rato. Me comenta que crio a su hermana desde el año y medio hasta los 7 años. Seguidamente, me dice emocionada que ama a los niños y que le gustaría formar una familia. “¿Qué fue lo primero que hiciste tras recibir tu DNI?”, le pregunto. “Hablar con mi novio”, responde. “Tenemos planes de casarnos”. Hacer crecer su patrimonio juntos, ejercer ciudadanía, todo lo que cualquier ciudadano cisgénero da por sentado, para ella es posible por primera vez. Lo que antes se le hacía incierto, hoy es cada día más real.

Conmemorando el 68° aniversario del voto de las mujeres en México

Conmemorando el 68° aniversario del voto de las mujeres en México

Por Arleth García

Mujeres votando en México. FOTO: Archivo El Universal

Luchas, rechazos, insistencia y pioneras incansables forman parte del rocoso camino que recorrieron las mujeres mexicanas para acceder al derecho al voto. Con batallas aún pendientes por pelear en la búsqueda de una sociedad sin distinciones, recordamos el proceso y la ruta de este histórico acontecimiento. 

El 17 de octubre de 1953 en plenas elecciones para los diputados federales de la XLIII Legislatura, el presidente Adolfo Ruíz Cortines promulgó algunas reformas constitucionales. Estas fueron para el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres. Así como el goce de una ciudadanía plena.

Hace 74 años, este logro significaba uno de los mayores reconocimientos de los derechos de las mujeres. Abría una esperanza a que el Estado mexicano tuviera una mayor democracia. Ahora no solo las mujeres podían votar. También postular para ser elegidas para cargos de mayor jerarquía.

Pero el camino no fue nada fácil. A las mujeres les costó muchos años lograr que fueran reconocidos sus derechos y su participación oficial en la política. Durante la Revolución mexicana, conflicto armado que se inició en el 20 de noviembre de 1910, la labor de las mujeres fue importante. Ellas se movían ayudando a conseguir ayuda para la población civil y colaboraban en la redacción de proyectos y planes. 

Una petición previa a la Constitución de 1917 fue redactada a finales de 1916 por la secretaria particular de Venustiano Carranza, Hermila Galindo. A pesar de los constantes rechazos de los grupos congresales de la época, ella fue una política, escritora, maestra, oradora, periodista y activista feminista sufragista, activa durante la Revolución mexicana. Momento en el que solicitó y peleó por los derechos políticos para las mujeres. 

Hemilia Galindo, primera diputada federal mujer mexicana.

Aunque esta fue de las primeras peticiones formales, se tienen antecedentes de pronunciamientos que tuvieron las mujeres a favor de sus derechos políticos. Algunos de estos se mencionan más detalladamente en el libro “La revolución de las mujeres en México”. Este fue publicado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) en el año 2014.

Según un archivo del Instituto Electoral Nacional (INE) titulado “Cuando las mujeres votamos por primera vez”, se tienen registros de que en 1821 se hicieron las primeras solicitudes para el voto femenino. Fue hecho por un grupo de mujeres de Zacatecas, quienes pidieron al gobierno que se les considerara ciudadanas y puedan sufragar. Así como en 1890, cuando un grupo de mujeres reunieron miles de firmas. Estas se enviaron al presidente Porfirio Díaz para que fuera reconocido su derecho a votar. 

mujeres

En el siglo XX, se impulsaron más iniciativas a favor. En el año 1923 se celebró el Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres en Yucatán. Contó con la participación de más de 100 delegadas de todos los estados del país. A este evento asistieron las dirigentes. Las mismas que hoy son reconocidas como las activistas-feministas más importantes del momento. Una de ella fue Matilde Montoya, la primera mujer mexicana en alcanzar el grado académico de médico en 1887. Al final del evento, se resolvió enviar al Congreso de la Unión una petición de igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres. 

Así, por primera vez, las mujeres de Yucatán pudieron votar. Se comenzaron a planear iniciativas para que la medida se extienda por todo el país. En 1937, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se lanzó la iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Momento en el que se solicitó por primera vez el derecho a la mujer de votar y obtener cargos de elección popular. Fue aprobada por la Cámaras de Senadores y la Cámara de Diputados, pero no tuvo la declaratoria de Reforma Constitucional, por lo que quedó inconclusa.

El 6 de abril de 1952, un grupo de más de 20,000 mujeres se reunieron  en el Parque 18 de Marzo ubicado en la Ciudad de México. Ellas pedían al entonces candidato presidencial Adolfo Ruíz Cortines que hiciera cumplir su promesa de otorgar el derecho de las mexicanas a votar y ser electas. Fue un año después cuando el Diario Oficial de la Federación (DOF) decretó la ciudadanía plena a las mujeres. 

Y fue hasta 1955 que las mujeres en todo el país participaron en unas elecciones. Las primeras sufragadas fueron Jiménez de Palacios, —quien en las elecciones del 4 de julio de 1954 se convirtió en la primera diputada federal en la historia de México de Baja California. Seguida por María Lavalle Urbina de Campeche y de Alicia Arellano Tapia de Sonora. Ambas fueron las primeras senadoras electas  en las elecciones del 4 de julio de 1964. Asimismo, Griselda Álvarez de Colima, quien fue la primera gobernadora en el año 1979.

Por la conmemoración de los 65 años de aquel acontecimiento, el portal de Voces feministas menciona que “las mujeres entraron legalmente a formar parte de la vida pública con una conducta pasiva frente a la política de México. Se les dio el voto en un contexto en donde no había libertades democráticas. Con lo que se liquidó toda posibilidad de un ejercicio democrático dentro del juego político. En un contexto en el que no había voces disidentes que cuestionan la función de las mujeres como esencialmente familiar y privada, estas obtuvieron el voto”. Desde La Antígona, compartimos su opinión y seguimos trabajando por fortalecer la participación de las mujeres en la política

La Comisión de Organización Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) presentó los resultados del estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018. Este mostró que del 62.3% del electorado que acudió a votar. La participación de las mujeres fue mayor que la de los hombres por ocho puntos porcentuales.

En cuanto al grupo de personas que no votaron (37.7%), 20.2% fueron hombres y 17.5% mujeres, con una diferencia de casi tres puntos porcentuales. Es evidente la mayor participación de mujeres en las edades jóvenes y adultas hasta los 64 años.

Al día de hoy, se siguen impulsando iniciativas que animen a las mujeres a ejercer su derecho al voto. Unas de ella impulsadas por el colectivo de “Nosotras tenemos otros datos”. Esta, busca hacer visible lo invisible y colocar en el radar público las realidades que desde distintos contextos viven las mujeres mexicanas. Asimismo convoca al encuentro “Todas México” el próximo domingo 17 de octubre a las 11:00 a. m. (hora México/Perú/Colombia/Ecuador) para fortalecer y consolidar la única fuerza política vigente, progresista y democrática.

méxico

Las mujeres mexicanas han recorrido un largo camino para poder vivir una vida libre de violencia. Una vida donde sean respetados sus derechos humanos, igualdad política y social. Asimismo, para poder ser partícipes de las decisiones políticas y los cambios transversales de México para conseguir una sociedad más democrática, equitativa e inclusiva. 

Recuperar la narrativa: Una mirada a la literatura lésbica peruana

Recuperar la narrativa: Una mirada a la literatura lésbica peruana

Por Mya sánchez

El arte será siempre resistencia. Aquel que es hecho por mujeres, mucho más. Y aquel creado por lesbianas rompe con todo lo que se nos ha dicho que debemos ser. En la semana de las Rebeldías Lésbicas Feministas, conversamos con tres autoras lesbianas peruanas sobre el importante rol que cumple la narrativa en la visibilización de sus realidades y existencias.

Cuando Blanca le contó a su mamá que le gustaba una niña a los 5 años, todo lo que recibió de ella fue un sacudón como prueba de su desaprobación. Aprendió entonces que lo que ella había procesado como algo natural, era en realidad extraño e incorrecto. En su familia católica y conservadora la palabra “homosexual” jamás había sido pronunciada y ella sentía que estaba enferma y sola pues no tenía idea de que, como ella, habían otras miles de personas sintiéndose igual.

Cuando creció, decidió que haría lo posible para evitar que algún niño se vuelva a sentir así. Bajo el nombre artístico de Lakita, decidió publicar en el 2016 a través de Facebook El Príncipe Carolina, cuento que había empezado a escribir un año antes y contaba la historia de un niño trans. Por la misma época escribió también Dorita y el Dragón, que tiene como protagonista a una niña lesbiana, y Claudio y el Tritón, sobre un niño gay. Pasaron algunos años hasta que consiguió publicarlos físicamente, en el 2017 y 2019 respectivamente. 

Lakita con su libro Dorita y el Dragón. FOTO: Diego Daza – Perú21

Los cuentos de Lakita forman parte de la aún escasa, pero creciente, literatura LGTBIQ+ en Perú. Lo cierto es que dentro de este género, la literatura lésbica representa una subcategoría que durante mucho tiempo ha sido narrada desde el exotismo, ya que si ser mujer es, lamentablemente, un acto de resistencia constante en una cultura como la nuestra, ser lesbiana es un doble desafío al status quo y a lo que se espera de nuestra sexualidad.

La investigadora de narrativa contemporánea latinoamericana Carmen Tisnado lo describía ya en 1998. En su artículo “El personaje lesbiano en la narrativa peruana contemporánea”, explicó cómo hasta principios de los años 90 la homosexualidad femenina nunca fue presentada como un estilo de vida, sino como encuentros sexuales aislados entre personajes femeninos en los textos de autores hombres, o como producto de un desacato a la regla, como es el caso de Confesiones de Dorish Dam (1919).

En adelante, la narrativa peruana empezó a visibilizar los vínculos lésbicos, como en Ximena de dos caminos (1994), donde la tía de la protagonista tiene una relación con otra mujer; o Las dos caras del deseo (1994), en la que Ada muestra un constante desapego hacia los hombres y opta por el exilio para poder vivir su orientación sexual con libertad. No obstante, en la mayoría de historias de la época las amantes son separadas, lo que constituye, considera la investigadora, una especie de castigo.

La visibilidad que el activismo LGTBIQ+ ha ganado durante las dos últimas décadas ha permitido que la producción literaria de este género aumente. De acuerdo al registro de Crónicas de la Diversidad, desde el 2000 y hasta abril de este año se han publicado 91 libros con temática LGTB en nuestro país. La narrativa peruana contemporánea viene abriendo cada vez más las puertas a historias lésbicas y, en muchos casos, son las mismas lesbianas las que tienen la oportunidad de pasar de ser objetos a ser sujetos y cambiar la narrativa.

Retrato borroso

“Pero yo quiero que seas feliz”, es lo primero que le dicen a muchas mujeres sáficas cuando salen del closet con sus familias, comenta Libia Avanzini cuando pregunto cómo considera que la ficción influye en la realidad. Ella, que actualmente está trabajando en la elaboración de su primer libro Diario de una Lesbiana, conoció la homosexualidad femenina a través de clichés en distintos productos artísticos. El más común de ellos era “que todo es un desastre, es catastrófico o alguien muere, siempre nos matan”. No es de extrañar entonces que en el imaginario colectivo las historias entre mujeres siempre terminen mal. 

Captura de pantalla del Instagram de @diariodeunalesbiana.la

El estereotipo de la lesbiana que se queda sola y vive con sus gatos no dista mucho del trágico final que se les da. Al respecto, Karen Luy de Aliaga, autora de Compórtense como Señoritas, una de las pocas novelas lésbicas peruanas de este siglo, afirma que “hay cierta esterilidad que se nos adjudica, como si los deseos nunca se pudieran cumplir, o el deseo sexual no existiera”. Tal parece que formar una familia feliz o ser el personaje principal es casi imposible para las lesbianas.

Karen Luy De Aliaga y su libro «Compórtese como señoritas». FOTO: LibrosAMi

La expresión de la sexualidad se aleja también de la realidad. “He leído muy pocas escenas sexuales entre mujeres que me parezcan reales, probablemente porque fueron escritas desde una visión masculina o que repite la heteronorma, ese pensar que hay una ‘activa’ y una ‘pasiva’”, detalla Luy de Aliaga. Si no es el sexo que parece salido de una película pornográfica, entonces es otro de los estereotipos: pensar que una de las mujeres ‘convierte a la otra’.

La lista podría continuar, pero el factor común parece ser el tratamiento de la homosexualidad femenina desde un enfoque muy ligero, catastrófico o placentero para el consumidor. Avanzini lo atribuye al morbo y al carácter punitivo de los finales tristes. “Como no es socialmente aceptado entonces siempre va a terminar mal, y es así como anulan nuestra existencia y nos reducen a una sarta de locas que van destruyéndose la vida, teniendo relaciones totalmente tóxicas”, añade.

Pareja protagónica de la película Wachowski.

Por otro lado, Luy de Aliaga opina que la representación incorrecta responde a la perspectiva de los autores y a la falta de investigación, porque además se recurre a paradigmas como la butch o la femme sin considerar otras identidades o incluso el no binarismo. Lakita concuerda, pues afirma que creció aprendiendo que la sexualidad era de determinada manera hasta que descubrió que ni a ella misma le hacía sentir bien. Finalmente, como dice Avanzini, es más sencillo hablar de algo cuando pasas por ello.

Alguien como yo

Cuando Lakita estaba apoyando en una de las ferias donde se vendía Dorita y el Dragón, una joven muy nerviosa dudaba sobre si comprar el cuento para contárselo a su sobrina de 5 años pues no sabía si ella rechazaría o cuestionaría la historia lésbica. Días después, la misma joven contaba a través de su Facebook que al llegar a la parte donde se ve a dos niñas con vestidos de novia, lo único que su sobrina le dijo fue: “oye tía, ¿por qué tienen tacos si son niñas?”.

Personajes del libro «Dorita y el Dragón». FOTO: Lima en Escena

“Les niñes no tienen maldad, si es que de chiquites se lo enseñas como algo natural así lo van a tomar de por vida, como debería ser”, reflexiona Lakita. Y si bien gran parte del poder de la literatura lésbica, para grandes y chicos, es la normalización de la diversidad sexual, su importancia radica sobre todo en la representación. Una que en muchas ocasiones no tiene intención de ser política, pero que representa una rebeldía desde su mera existencia.

“Yo escribo sobre el mundo desde mi perspectiva LGBTQI porque es mi territorio, es lo que he vivido toda la vida y son las historias que conozco. Que de paso rompa con las estructuras viejas es un alivio, pero no creo que sea la misión o el objetivo, al menos no de mi escritura”, acota al respecto Luy de Aliaga.

Si hay algo en lo que las tres autoras coinciden, es en que su literatura está basada en historias propias. A sus 36 años, Lakita sigue preguntándose con coraje “caramba, ¿cómo no llegó a mis manos algo así cuando lo necesité?”. Y cuenta emocionada que no es la única en su situación. “Me ha escrito gente de mi edad que me dice ‘oye, yo me sentía así, ¿cómo es que de chiquita no tuve este texto?’”

A Libia le pasó algo parecido. Salir del closet en una sociedad sin referentes visibles la llevó a sentirse confundida. “Y es porque nunca leí ni vi nada, nos omiten mucho”, agrega, celebrando que para las generaciones actuales sea mucho más sencillo por el acceso a la información. “Para mí es totalmente importante escribir sobre lesbianas y sus vidas porque hay un montón de gente que necesita saber que hay más como ellas y que no somos un grupo chiquito como yo pensaba cuando era adolescente”.

Y es que además de ser importante, la representación es natural. La evidencia nos dice que existen personas con distintas orientaciones sexuales e identidades de género, por lo que sería normal que aquello se refleje en la ficción. “Debería ser natural contar cualquier tipo de historia que les involucre, de cualquier género de la literatura. Pueden ser héroe o antihéroe de las ficciones, incluso la mala o la maldita (como en la vida real, ser LGTBQI no siempre significa que seas el bueno de la historia)”, opina la autora de Compórtense como señoritas.

Cada vez más visibles

“No todes tienen la misma suerte. No todes tienen una historia para contar. No todes sobreviven para contarla”, es uno de los mensajes finales de la novela lésbica de Karen Luy de Aliaga. Ella conoce de cerca esa realidad. El juicio por el ataque homofóbico del que fue víctima en el 2006 y que concluyó 9 años después fue aquello que más la motivó a escribir el libro, que reúne historias propias y ajenas, todas situadas en Lima.

“La edad te hace ver las cosas con otro lente. Ahora puedo ver cuánto de pérdida o de dolor hay en todo el proceso de vivir nuestras orientaciones e identidades en esa misma ciudad y a varias distancias puedo pensarlas y escribirlas”, precisa. Sin lugar a dudas la literatura lésbica, sobre todo aquella escrita por lesbianas, es necesaria. Pero es también todo un reto.

“Escribir que dos mujeres se aman y se gustan, que están dispuestas a crear un proyecto de vida ya es completamente un desafío. Para la escritora, para la sociedad, para quien quiere comprar el libro y decirle a sus amigos: ‘estoy leyendo Diario de una lesbiana’”, dice entre risas Avanzini, quien está trabajando para a mediados del 2022 publicar el libro que inició a escribir a modo de diario cuando salió del closet a los 17.

Otro de los obstáculos a los que se enfrentan los autores LGTB es el encorsetamiento. Al respecto, Luy de Aliaga comenta que muchas veces se acude a ellos para tratar exclusivamente temas relativos a la diversidad sexual. “Al final, por no invisibilizar la obra terminamos invisibilizando nuestras identidades. También pasa a la inversa, que te cuestionan por qué sigues escribiendo «otra novela gay”. ¿Cómo sería si nosotres cuestionáramos “otra novela hetero”?”, añade.

Asimismo, aún nos encontramos frente a una escasa representatividad en términos de identidad étnico-racial y nivel socioeconómico. Si de por sí es difícil para los autores disidentes publicar sus historias porque acceden a distintos espacios como parte de un cupo LGTBIQ+, explica Karen, lo es aún más para personas que no viven en la capital, afroperuanas, trans o no binarias, o que cuentan con limitados recursos económicos. “Tal vez el problema está en quiénes deciden qué se publica por ser mainstream o no, pero si la escritura es buena no deberían importar los otros factores”.

Por otro lado, los límites etarios que se colocan a la literatura LGTB dificulta su crecimiento. Lakita, como exponente y amante de la literatura infantil por la pureza que la caracteriza, espera ver que más escritoras se dediquen a ese público. “Dicen que la sociedad no está preparada para algo así, ¿y cuándo es que lo está? Nunca lo va a estar si tú no se los muestras”, concluye.

Las autoras concuerdan es que es momento de tomar acción. La Lakita del pasado, que tuvo que oír a su profesora decirle que jamás podría escribir un libro por su mala ortografía, observaría incrédula el éxito que hoy tiene con sus cuentos. “Si tienes ganas y un buen mensaje, hay que hacerlo”, comenta. En un contexto sociopolítico en el que movimientos conservadores y fascistas van ganando terreno, es necesario visibilizar que existimos.

Seguir en la mente de los peruanos con la imagen que los medios de comunicación se han encargado de difundir históricamente no es una opción, y menos aún seguir siendo “les otres”, comenta Karen. “Toda narrativa de ficción o no ficción, todo documento, toda expresión visible suma a la representatividad correcta, como seres humanos falibles pero no como los monstruos como pretenden llamarnos”. Finalmente, como dice ella, solo nos quedan las historias para seguir dando la lucha.

Café del norte peruano: Un viaje de ida

Café del norte peruano: Un viaje de ida

Por Karien Díaz

Granos de café peruano.

Uno de los principales productos de exportación evoluciona en calidad, variedad, técnica y sostenibilidad, siendo reconocido en el mercado mundial. Sin embargo, el consumo interno es menor y casi desconocido. Por eso, te traemos las historia de jóvenes y mujeres que dedican su tiempo y trabajo a este noble vegetal, en el norte del Perú. Sírvete una taza y lee esta nota.

El 2021 Perú se convirtió en el octavo país exportador mundial de café: Cajamarca y Amazonas lo saben. Estas son dos de las siete regiones que concentran el 91% del total de producción nacional, usualmente dirigida por pequeños agricultores. En ellas destacan San Ignacio, Jaén y Bagua, donde se cosechan entre 30 y 80 quintales por hectárea. Frente a esto, es llamativo notar que el consumo interno del café en el país es uno de los más bajos de América Latina y el mundo. Han llegado apenas a un kilogramo anual por cabeza (sobre todo café de sobre, procesado y de mala calidad). Para mejorar esta situación, la articulación de los agricultores, en conjunto con el soporte de programas estatales y con apoyo de programas internacionales, buscan construir institucionalidad que refleje la calidad del producto en el mercado peruano.

Barista en acción, foto tomada de Asiri Cofee

Conocer al café peruano

Esther Vargas, periodista y directora «La Ruta del Café Peruano» resalta que hay aún una falta de información el Perú: Muchas veces se prioriza el café soluble o importado, pensando que es de mejor calidad, sin notar el gran producto orgánico que genera el país. Por ello su propuesta tiene como objetivo extender la cultura cafetalera a lo largo del país y promover su consumo, que hace tanta falta especialmente al norte del país y promoverlo como lo que es: un ritual que se experiencia en el paladar usando diversos métodos de filtrado y también una historia familiar tras su cultivo.

Y es cierto. Cuando muchos de nosotros pensamos en café, nos imaginamos un polvo negro y tostado que se mezcla con agua y azúcar. Por eso la primera vez en que probamos un filtrado adecuado y notando esos distintos sabores que se juntan en una taza, notas de acidez, saberes frutales, entre otros, que se combinan con el sabor base del café; vivimos una experiencia sin retorno. De crear esta experiencia se encargan los catadores y los baristas. El barista está especializado en desarrollar bebidas a base de café de calidad. Por otro lado, una cata de café es el análisis sensorial del café con todos los sentidos, percibiendo, identificando y cuantificando las principales características de una taza, que luego obtendrá certificaciones, reconocimientos y descripción hacia el mercado.

Cultivo de café en Cajamarca, foto de La Ruta del Café Peruano

Mildred Grosnaldi Quiroz Contreras es dueña de Coffe Point, en el Malecón Turístico de Jaén. Para ella, el café es compromiso de la comunidad, sueños de las familias agricultoras y ciencia en una taza. Es una meta colectiva que remueve y proyecta. Pero también es un proceso largo que debe ser cuidado en todas sus fases para garantizar la calidad y sostenibilidad. Mildred lo describe así: «Este proceso implica la siembra, el cuidado de la planta y el cultivo. Después de su cosecha selectiva, el despulpado sin dañar al grano, y la fermentación en sus distintos tipos, que tendrán distintos resultados en el producto. Finalmente, el secado, un proceso sensible donde el grano de café capta sabores y aromas. Después de esto, el proceso de tostado y la catación que permitirá determinar las características de la taza antes de salir al mercado»

Todo lo que se reúne en una taza de café

Es que el café no es una planta simple: Perú siembra variedades de alta calidad de taza, variedades resistentes a la roya, variedades mejoradas y otras de mayor rendimiento físico. Cada una de estas plantas, unidas a la altura, la forma de siembra, los sembríos colindantes, sumados al proceso de post cosecha y el método de filtración, genera distintas texturas, sabores y consistencias en una taza de café, que el paladar especializado reconoce muy bien.

Nelcy Harley Mejía Manchay es catadora en el área de control de calidad de «La Prosperidad de Chirinos», cooperativa agraria ubicada en Jaén, Perú. Ella creció en el campo, hija de una familia dedicada al cultivo del café, por eso ella está comprometida con construir una cultura del café para así extender el consumo y fortalecer el trabajo de familias que, como la suya, se dedican al cultivo en todo el norte peruano, promoviendo también la cooperatividad y el comercio nacional de este producto. Su trabajo como catadora se encarga de hacer evidente el la calidad que tiene la producción: determina el proceso de cosecha y post cosecha de la taza y también clasifica los perfiles que luego recibirán los paladares de los clientes.

Harley Mejía, joven catadora de café

«Para mí, tomar café es ayudar a mejorar la calidad del producto y apoyar el trabajo de los emprendedores. También significa cultivar la educación por el consumo del café y apostar por el trabajo de las mujeres, que se encargan en la producción tanto del campo como del proceso posterior y en paralelo, del hogar. Por eso es importante promover espacios de encuentro y capacitación entre ellas, donde partan de sus chacras a las experiencias compartidas y así ampliar su visión para el emprendimiento y su crecimiento personal», remarca Harley Mejía.

Mildred Quiroz resalta que la economía de Jaén y Amazonas se mueve debido a la producción de café y permite nuevas propuestas y proyectos. Como barista, busca constantemente crear nuevas bebidas, para poder aportar a este mercado dinámico, con un espíritu emprendedor.

Sostenibilidad del café: Medio ambiente y turismo

El fortalecimiento e institucionalidad del sector no se trata solamente de mejorar la producción, si no también de virar hacia el medio ambiente y sostenibilidad: Debido a que el rendimiento del café peruano frente al de otros países (Con una media nacional de apenas 13 quintales por hectárea), el café se ha convertido (junto con el cacao, la palma y la ganadería), uno de los principales causantes de deforestación y emisión de efecto invernadero.

Esto, Juan Carlos Rivera Bravo, director de la Parcela Agroturística Los Pinos, lo sabe muy bien. Su emprendimiento es pionero en San Ignacio y una empresa modelo de desarrollo sostenible para emprendimiento familiar. La parcela produce café orgánico y desarrolla procesos que garantizan tanto la calidad del producto como la sostenibilidad ambiental. Con el tiempo, su parcela es también un espacio para el turismo rural, donde los visitantes pueden hacer observación de aves, conocer el cultivo del café orgánico y promover el aprendizaje de otros emprendimientos y personas que trabajan el café.

En resumen, la Parcela Agroturística Los Pinos es un ejemplo de sostenibilidad y recuperación del ecosistema natural de la bosque, liderado por Juan Carlos Rivera y su esposa Mely Rojas quienes han construido a su familia desde ese enfoque de trabajo, naturaleza y regeneración. Como Juan Carlos recuerda con satisfacción y orgullo: «no hay planta más noble que el café, que me ha permitido educar a mis cuatro hijos quienes ahora están involucrados también con esta propuesta de sostenibilidad».

Las cooperativas también son parte de esta propuesta. Elva Guerrero Palacios, administradora de Café Bosques Verdes señala que el rol de las cooperativas es brindar el servicio de asesoría técnica. Asimismo, capacitar a los agricultores y verificar las parcelas, anticipando los resultados de la campaña de producción. Desarrollan alianzas estratégicas con clientes, instituciones y el gobierno local. También promueven la reforestación de las parcelas, para diversificar el sembrío más allá del café. Elva resalta la labor de la participación femenina en el café, ya que entrega un producto más delicado. Además hay un sector del mercado interesado en comprar este producto específico. Para ella, el café es parte esencial de su vida y de su trabajo. Le permite ser parte de la mejora de calidad de vida de los agricultores.

Juventud, emprendimiento y tradición familiar

La familia de Harold Espinoza Núñez, joven comunicador audiovisual y creador de Asiri Cofee en San Ignacio es también cafetalera. «Para mí el café es un arte, porque involucra un proceso trabajoso y de creatividad. Para crear un tipo de café se requiere robar una característica de cada variedad de planta como si se tratara de referencias cinematográficas. Así llegar a componer la combinación que tienes en mente para tu cliente, para luego servirlo en la mejor presentación». Es importante comunicar los atributos, el proceso, las variedades y combinaciones. Siempre teniendo en mente a qué público estas van dirigidas, así como experiencia, olores y sensaciones. Esta construcción de marca, vinculándose con su ciudad, ha impulsado el desarrollo de cooperativas, empresas y una dinámica creada en torno al café en la ciudad. Cada vez más competitiva.

Tatiana Alarcón Carrión es también comunicadora, nació en Jaén y está conectada al café desde el ADN. «Prepararme café es para mí un acto de amor, porque requiere un proceso. Es como un ritual prepararlo, tomarlo y recordar mi historia familiar», comenta ella.

Es hija de una familia de caficultores. Ellos producían en cooperativa y ahora también en su emprendimiento Imperial Gold Coffe. Tatiana conoce de cerca el esfuerzo de los agricultores y la bondad de la tierra y el clima. Su familia retribuye a la naturaleza usando productos orgánicos y no agrotóxicos. Asimismo, sorteando las dificultades del trabajo en el campo. Después de volver a casa y crear la marca familiar, ella tuvo una mirada distinta de el trabajo en esta área. Resalta las nuevas oportunidades de línea de carrera que se abren los profesionales jóvenes que se empiezan a especializar en este sector.

Café en grano, cortesía de Imperial Gold Coffee

«Después de la jubilación del trabajo de los agricultores que entregan su vida a la finca es importante garantizar el relevo familiar es importante, no solo desde el trabajo colectivo, si no desde las políticas públicas. Esto para darle apoyo al agricultor y asegurar el desarrollo de las familias. Es importante apostar por la sostenibilidad y el pago justo para no perder ese espacio de trabajo, ni el medio ambiente«, señala. Es por eso que Imperial, su proyecto, trabaja para transmitir los valores familiares y la sostenibilidad. Harold concuerda también en esta brecha generacional, en que se educa a los jóvenes para «salir del campo a buscar oportunidades en la ciudad». Es por ello que Asiri se dirige a gente muy joven.

Teniendo en mente que con la calidad de café que nuestro país produce y el ecosistema que se genera en torno a él, salimos de estas entrevistas con algo muy claro en mente: conocer el mundo del café, su sabor y variedad es un viaje de ida. Es momento de aprovechar el excelente café del norte peruano. El mismo que nació con el esfuerzo de las y los caficultores y se sostiene en las nuevas generaciones.

Un café fresco y moderno, cortesía de Asiri Coffe
Trabajadoras del hogar: Firmes y en pie de lucha

Trabajadoras del hogar: Firmes y en pie de lucha

Por Aylinn Siñas

Tras años de lucha, las trabajadoras del hogar del Perú lograron el reconocimiento de sus derechos. Esta meta simbolizó la valoración social de un trabajo desempeñado históricamente por mujeres. El mismo que todavía es percibido por algunos como un trabajo de segunda categoría. Por ello, las trabajadoras se encuentran vigilantes al correcto cumplimiento de la norma y aún tienen exigencias hacía el Estado.

Luz Talledo* (43) se reconoce como trabajadora del hogar. Ella trabaja desde el 2018 para una familia en Barranco y considera que la tratan bien. “La señora (empleadora) gracias a dios nunca me ha gritado. Siempre comemos de lo que ella come cuando yo estoy allí. No tengo ningún problema con eso”, señala ella. 

No obstante, a pesar de los años de servicio y trabajar casi 10 horas al día. Luz no cuenta con un contrato escrito, solo recibe gratificaciones por 28 de julio y Navidad; pero no recibe otro beneficio, ni seguro de salud, ni AFP u ONP

“Mi amiga tuvo un accidente en el hogar, se lesionó la pierna. Ella trabajó para el papá del señor con el que estamos trabajando ahora, el señor activó su seguro médico y ella fue atendida. Él seguro cubrió su tratamiento pero no recibe CTS, ni algún otro beneficio de la ley”, comenta Luz.

La trabajadora también notó cómo ha disminuido el personal de trabajadores del hogar durante la pandemia: “Hay muchas compañeras a las que ya no vemos y luego nos enteramos de que las despidieron”, dice. 

Esta es la realidad de muchas trabajadoras del hogar del Perú. A pesar la existencia de la Ley 31047, Ley de las trabajadoras(es) del hogar; muchas no gozan o no conocen los beneficios de la ley. Sin embargo, nada es impedimento para detener la lucha por la defensa de sus derechos.

La Ley 31047 no se logró por la mera voluntad de las autoridades, sino que fue producto de una lucha admirable engendrada por las mismas trabajadoras.

Fueron ellas las que durante años lucharon por la ratificación del Convenio 189, Convenio sobre las empleadas domésticas de la OIT; la aprobación de la Ley 31047 y su promulgación. Con plantones, huelgas y marchas; las bases lucharon por el reconocimiento de su labor y sus derechos. Por lo que ahora están sumamente vigilantes a su correcta ejecución.

Foto: RPP

Violencia en el Sector

El 12 de agosto del presente año, la Federación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar del Perú (FENTTRAHOP) solicitó una reunión al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), para tratar exigencias, tales como la atención de las trabajadoras violentadas en los Centros de Emergencia Mujer (CEM) y la ratificación del Convenio 190, Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para eliminar la violencia y el acoso en el trabajo.

Leddy Mozombite, secretaria general del FENTTRAHOP, nos comentó que cuando las trabajadoras del hogar deciden denunciar en comisarías un caso de violencia dentro de su lugar de trabajo, frecuentemente son derivadas a realizar la denuncia al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) y no las atienden en los CEM.

 “El CEM recibe diferentes casos de violencia, pero en el caso de las trabajadoras del hogar siempre lo relacionan con el trabajo y nos mandan con el MTPE, no solucionan nada. Lo que nosotras queremos es que como mujeres atiendan nuestro caso, queremos que nuestros casos sean resueltos”, señala Leddy.

Ante la problemática, la titular del sector, Anahí Durand, manifestó su compromiso de articular lineamientos para la atención de las trabajadoras en el CEM. También señaló que impulsarían la creación de protocolos intersectoriales contra la violencia que sufren las compañeras.

Trabajadoras del hogar exigiendo sus derechos. Foto: Andina

Otro hecho lamentable que viven algunas trabajadoras del hogar es la retención en su centro de labores. Ante esto, Yuri Marcelo, comisionada de la Adjuntía de Derechos de la Mujer de Defensoría del pueblo, señala que las retenciones son un delito ante la libertad personal y la Policía Nacional del Perú debe atender oportunamente esta clase de demandas.

La comisionada nos dijo que una trabajadora del hogar denunció ante la comisaria un presunto delito contra la libertad personal y coacción; no obstante, la comisaría se negó a recibir su denuncia. Por ello, la trabajadora se comunicó con Defensoría a través de su línea gratuita (0800-15170), y con la intervención de la institución logró la recepción de su denuncia y la constatación policial requerida en el hogar de la empleadora.

Mesa Multisectorial

Según la Octava Disposición Complementaria Final de la Ley 31047, el MTPE debe impulsar una Mesa Multisectorial integrada por la Sunafil, la Sunat y el MIMP, la cual debía sesionar al menos una vez al mes, cosa que no ocurre a días de cumplir un año de vigencia de la norma.

Al respecto, Cecilia Tello, miembro de la Dirección de Promoción y Protección de los Derechos Fundamentales Laborales del MTPE, mencionó que la Mesa Multisectorial se encuentra encaminada.

El MTPE ya envió la propuesta de creación del espacio de diálogo mediante Resolución Ministerial y actualmente está a la espera de la conformidad de la Secretaría de Gestión Pública de la Presidencia del Consejo de Ministros.

“Con la aprobación de esta Resolución nosotros tenemos 10 días para instalar la mesa, ya tenemos un avance con relación a ello, ya existe la conformidad de parte de los sectores que son parte para integrar la mesa […] Esperamos que la Resolución se pueda aprobar en el menor plazo posible”, menciona Cecilia.

Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán.
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Foto: Andina

Registro único del Trabajo del Hogar

La Segunda Disposición Complementaria Transitoria de la Ley señala la creación de la plataforma web única del Registro del Trabajo del Hogar. Esta plataforma tuvo que entrar en funcionamiento en un plazo menor a 120 días hábiles desde la vigencia de la ley y debía contar con los contratos, el registro de trabajadores y empleadores. También serviría para la emisión de boletas de pago.

La secretaria general del FENTTRAHOP señala que “hasta ahora el MTPE no ha instalado la plataforma web única para registro de los empleadores de las trabajadoras del hogar y su contrato por escrito. Dicho contrato es primordial y esencial para nuestra relación laboral porque la formaliza y además allí están las reglas claras”. 

La representante del MTPE, Cecilia Tello, comenta al respecto que el Registro único también se encuentra en marcha. Existen dos Registros del Trabajo del hogar, uno administrado por el MTPE y otro por la Sunat, ambos registros funcionan y se está trabajando en la elaboración de un registro único para que dejen de existir registros paralelos en ambos portales.

“En ese esfuerzo estamos. Estamos caminando hacia ese instrumento que nos va a ayudar de alguna manera a identificar y a poder incidir entre el universo que tiene SUNAT y el que tenemos nosotros. Esto para que podamos equiparar el tema del contrato”, señala Cecilia.

También añade que ya está aprobada la primera Resolución Directoral de este año. Esta incluye tres modelos referenciales de contrato y boletas de pago adaptados a las distintas realidades mayoritarias que existen en la relación laboral de este sector. “Su publicación (en El Peruano) se debe realizar en estos días, no debe pasar del sábado”.

Observaciones de la ley

Leddy Mozombite añade que ellas no están conformes del todo con el reglamento. Esto, ya que se ha evadido el respaldo e impulso de la tutela urgente. Un principio que dicta que ante los casos de riesgo a la integridad de la persona trabajadora del hogar. La autoridad competente de inspeccionar el centro de trabajo debe garantizar la protección de sus derechos sin necesitar autorización judicial.

Un Sistema Nacional de Cuidados Justo

Así mismo, tras el anuncio del 26 de agosto por el primer ministro, Guido Bellido, de crear un Sistema Nacional de Cuidados, la compañera Leddy menciona que la FENTTRAHOP está a favor de la institucionalización de su trabajo en el Estado. Sin embargo, solicitan se capacite y brinde asesoramiento legal gratuito a las trabajadoras de ser necesario.

“Cuando muchas organizaciones de mujeres hablan del Sistema de Cuidados, hablan de políticas a favor de las mujeres, para que dejen de estar en sus casas, sean profesionales y puedan trabajar. Ese es en el caso de las mujeres de clase económica pudiente. Cuando hablemos de un sistema de cuidados, el Estado debe hablar de un sistema de cuidados con equidad y sin discriminación”, comentó la dirigenta.

Avances en la promoción de la ley

Cecilia Tello, nos comentó que ya existe la estrategia nacional comunicacional para promover la formalidad del trabajo del hogar. “Este documento se encuentra finalizado y tiene la conformidad de la oficina de comunicaciones del MTPE”. Menciona que esta estrategia fue elaborada en base a la consulta contante a organizaciones de trabajadoras.

Esta es uno de los pedidos constantes de las trabajadoras, “nosotras pedimos que hagan campañas de difusión de la ley a nivel nacional y regional para que la conozcan las trabajadoras del hogar y los empleadores”. 

Sin embargo, ellas no se quedaron de brazos cruzados ante la falta de difusión, y crearon el programa Más que Cocina, para que la ley llegue a todos los rincones del país. El programa es transmitido todos los jueves en la página de Facebook del FENTTRAHOP.

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Flyer de FENTTRAHOP
25 medios de América Latina participaron de la Incubadora de Liderazgo

25 medios de América Latina participaron de la Incubadora de Liderazgo

Por Chicas Poderosas

Foto: Chicas Poderosas

Terminó la primera edición de la Incubadora de Liderazgo, el programa creado por Chicas Poderosas con el apoyo de Google News Initiative, que buscó transformar las dinámicas de trabajo de 25 medios de comunicación de América Latina. 

Durante dos meses, entre junio y agosto, 48 profesionales de la comunicación participaron de charlas, talleres y mentorías con el fin de aprender sobre formas interseccionales de liderazgo e incorporar dinámicas de trabajo con foco en la colaboración, la diversidad y la innovación en sus redacciones.

Mujeres y personas LGBTTQI+ que ocupan posiciones de liderazgo participaron del programa con el objetivo de identificar los desafíos que enfrentaba su medio y poder desarrollar un proyecto para transformar sus prácticas internas de trabajo. 

Entre los 25 medios seleccionados participaron Afrocubanas- La Revista (Cuba); Agencia Ocote (Guatemala); Alharaca (El Salvador); Construyendo Democracia, Maestro (Colombia); Distintas Latitudes (México); Efecto Cocuyo (Venezuela); Efecto Latam (Ecuador); Kipu Visual (Perú); La Antígona (Perú); Revista La Ilustrada (Puerto Rico); La Lupa (Nicaragua); Mundo en Corto (México); Pais de Boludos (Argentina); Radio Bárbara (Uruguay); Radio Comunitaria Jocotitlán A.C. (México); Reportar Sin Miedo (Honduras); República Fémina (República Dominicana); Reveladas (Argentina); Ácida Publicación Feminista (Colombia); Revista Bravas (Chile); Revista Emancipa (Argentina, Chile, Paraguay, Colombia); Muy Waso (Bolivia); Wayka (Perú); Wayuunaiki, el periódico de los pueblos indígenas (Venezuela y Colombia) y YucaPost (México).

“Desde hace años desde la Google News Initiative venimos desarrollando programas para potenciar el liderazgo, la diversidad y la colaboración, generar lazos entre periodistas y redacciones de toda hispanoamérica. Este programa de Chicas Poderosas es único en su tipo, que combina todos estos desafíos dentro de un programa muy necesario en nuestra región», dijo Juan Manuel Lucero, News Lab Lead para Hispanoamérica de Google.

Cómo fue la Incubadora de Liderazgo

La Incubadora de Liderazgo contó con cuatro módulos que buscaban generar preguntas sobre lo que se entiende por colaboración, diversidad, innovación y liderazgo en los espacios de trabajo, en los vínculos laborales, y principalmente en torno a los desafíos internos de cada organización.

“Hay una necesidad de mejorar los flujos de trabajo. También de fortalecer los temas de gestión de recursos, de pensar cómo vamos a colaborar y a qué nos enfrentamos cuando generamos espacios colaborativos.  además de todo eso, pensar cómo vamos a innovar y cómo lo vamos a hacer con una propuesta de valor”, dijo Laura Sofía Mejía, mentora y tallerista del programa.

Como talleristas y oradoras del programa participaron en el módulo de colaboración Yásnaya Elena Aguilar Gil, lingüista y escritora ayuujk (México); Albor Rodríguez, co-editora y gerente general de La Vida de Nos (Venezuela); Carla Nudel, comunicadora, periodista, capacitadora (Argentina); Belén Arce Terceros, internacionalista y comunicadora; directora Editorial y de Comunicación en Chicas Poderosas (Argentina).

“Nos hemos planteado bastantes metas para lo que resta del año en cuanto a mejorar nuestras políticas internas, poder institucionalizarnos más, poder ver ese potencial de las colaboradoras del medio…y nos hemos dado cuenta de que es muy importante formar alianzas”, dijo María Alejandra Aguilar de Reportar sin miedo, uno de los 25 medios seleccionados. 

IG: CHICAS PODEROSAS

En el módulo de innovación contamos con Ophelia Pastrana, mujer transgénero, youtuber (México); Charo Henríquez, líder de desarrollo y soporte de redacción en The New York Times (Puerto Rico/New York); Laura Sofía Mejía, cofundadora y directora de Baudó Agencia Pública (Colombia). Mientras que en diversidad, participó Marlene Wayar, activista travesti, escritora, periodista, psicóloga social, Honoris Causa (Argentina); Ana María Acosta, periodista y educadora popular en El Churo, editora de Wambra (Ecuador).

El último módulo fue el de liderazgo con Juana Alicia Ruiz, lideresa social, representante de la asociación para la Vida Digna y Solidaria ASVIDAS (Colombia) y Alejandra Higareda, fundadora y directora de Malvestida (México). Finalmente se cerró el ciclo de talleres y conversaciones con Mar Cabra Valero, experta en bienestar digital y periodista (España) para enfocarnos en el autocuidado y técnicas para evitar el burnout que viven muchas personas que trabajan en medios de comunicación.

A través de dos encuentros colaborativos con una mirada en la búsqueda de soluciones, se compartieron tanto las problemáticas que atraviesan hoy como la sobrecarga laboral, la falta de estructuras y roles, la búsqueda por hacer un periodismo con enfoque de género, la falta de financiamiento, entre otros y pudieron aprender de las experiencias de otros medios.

“Después de cada encuentro los medios repensaron sus procesos de trabajo, se hicieron preguntas sobre sus propias formas de liderar y las compartieron de forma colectiva; esto permitió que se genere una red de colaboración y de aprendizaje colectivo entre las 48 personas que participaron”, dijo Lucila Cristallo, coordinadora operativa del programa.

Albor Rodríguez, Alejandra Higareda, Laura Sofía Mejía, Ana Acosta y Carla Nudel desarrollaron alrededor de 70 horas de mentorías junto a duplas de medios con el fin de seguir promoviendo la colaboración desde espacios de aprendizaje y creación más personalizados.

 “Tuvimos un intercambio más cercano de experiencias super focalizadas que nos dejaron herramientas de organización y tener claridad en nuestras ideas sobre cómo terminar de plantear nuestro plan de acción”, dijo Ketzalli Rosas de Distintas Latitudes, otro de los medios participantes. 

En los próximos meses los medios incorporarán las herramientas que identificaron para abordar sus desafíos. Chicas Poderosas acompañará este proceso con apoyo, retroalimentación y con un análisis de impacto social para aprender más sobre el desarrollo de este programa.

 “Las transformaciones no se generan de un día para el otro. Se necesita tiempo, análisis, pruebas y generar conversaciones con todo el equipo que integra la redacción para construir nuevos acuerdos; por eso creamos este espacio para generar un acompañamiento en la concreción de sus proyectos”, explicó Samanta Leguizamón, coordinadora de contenidos y comunicación de la Incubadora de Liderazgo.

La Antígona participó activamente de este asombroso taller representadas por Zoila Antonio y Johanna Gallegos, cofundadoras del medio. «Es increíble el maravilloso espacio de aprendizaje que encontramos en «la Incubadora de Liderazgo». Y sé que esta experiencia no ha terminado. Estos meses pondremos a prueba los desafíos que planteamos desde el inicio. Lo aplicaremos con todas las herramientas que Chicas Poderosas nos brindarán. Será increíble poder retarnos y mejorar trabajando colaborativamente», afirmó Gallegos.

La equipa de Chicas Poderosas que realizó el proyecto incluyó a Lucila Cristallo, Samanta Leguizamón, Martina Ramírez, Rocío Corrales, Lu Godoy, María Fernanda Montenegro, Belén Arce Terceros, Luisa Guarín García y Milagros Fonrouge.